Nuestras misión es llevar la Gran Comisión

Mateo 28:18-20

18 “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.

19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;

20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”

Nuestra misión es llevar la gran comisión, nuestro deber como hijos de Dios, como iglesia es seguir predicando a Cristo constantemente porque si nosotros de alguna manera dejamos de practicar, de trabajar, de animarnos y de servir el corazón se enfría. Nuestra alma debe de tener constantemente una sed tremenda hacia la palabra de Dios.

La palabra de Dios debe alimentar nuestra alma, nuestro espíritu para que nosotros no podamos desviarnos al mundo o al pecado. Nosotros debemos mantener nuestra fe, nuestro espíritu fervientemente en las Escrituras para que nuestras almas estén bien nutridas en cuanto al servir, en cuanto a la ofrenda misionera y ganancia de almas. 

Como iglesia, como hijos de Dios es nuestro deber cumplir con la gran encomienda que es la ganancia de almas en el tiempo de problemas, en el tiempo de persecución, en el tiempo de pandemia. 

Sabemos a lo que le entramos, nuestra vida ya es de Cristo, ya estamos entregados desde que Dios nos dio su Espíritu Santo, ya nuestra vida debe de estar garantizada por el Señor y ya está garantizada, pase lo que pase, venga lo que venga, nuestra vida ya no es de nosotros, le pertence al Señor, entonces, ¿a qué le tememos? Tenemos que servir y seguir en tiempos de peligros.

Ganar almas no es un don. Algunos piensan que ganar almas es un don pero es un mandamiento, hay gente que dice que ganar almas es deber del pastor y su familia y que por eso ellos ya están entregados. Dios nos ha encomendado a los que somos salvos llevar el evangelio a toda criatura Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;Nuestro deber como iglesia es llevar la gran comisión y no detenernos a predicar el evangelio, a enseñarles, a ganar almas, a visitar, a orar, a trabajar y luego compartir el evangelio. Tenemos que seguir adelante, no hay vuelta de hoja, no de que ahora no y mañana sí.

Creo que muchos hermanos desanimados hoy en día dicen que qué bueno que no hay iglesia, que no han abierto las iglesias y que pueden estar en pachangas, ellos no van a la iglesia pero tienen fiestas familiares, nada más se juntan para el chisme en lugar de estar metidos en oración por los que si estamos en la iglesia, ellos están perdiendo el tiempo y están perdiendo la fe, están perdiendo el ánimo y la bendición y sus hijos se están yendo al mundo. Hay montones de desanimados porque dejaron de servir, de trabajar y de ganar almas. Salimos a ganar almas en tiempo de contingencia y la gente nos ve y se espantan y dicen: “No queremos nada, váyanse de aquí, no sea que traigan el virus.” Y precisamente muchos cristianos dicen que no salen a tocar puertas porque no sea que los contagien. Todo depende de que tanto están en comunión con el Señor, Dios tiene misericordia y cuida de nosotros. Ganar almas no es un don, es un mandamiento y debemos entrenar a más gente para enviarlos a predicar el mensaje de salvación. Dice Romanos 10:14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? Cómo hacen falta predicadores, ganadores de almas, hermanos y hermanas dispuestos a arriesgar sus vidas para salvar las almas y rescatar al mundo del pecado. Necesitamos ser buenos obreros para la mies, para el reino de Dios. Por eso, Dios nos salvó para seguir llevando la gran comisión, la gran encomienda.

Hay gente que dejó de orar, de leer su Biblia, de asistir a la iglesia y ya se volvieron paganos porque dejaron de alimentar y nutrir su espíritu y su alma, necesitamos alimentarnos cada día. Y dice el versículo 15 ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Nuestro deber como hijos de Dios es llevar la comisión, puerta por puerta, casa por casa, arrastrando a la gente para traerlos a la iglesia. Ahora que hay oportunidad. ¿Qué vamos a hacer cuando el gobierno nos diga que ya no habrá cultos y estén prohibidos? Dice la Biblia: si fueren destruidos los fundamentos ¿qué haría de hacer el justo? ¿Qué harías si hubiera una orden mundial y dijeran que se van a quemar todas las Biblias? Hermanos que nunca tocaron puertas, no fueron a ganar almas, no hicieron caso a memorizar versículos ¿cómo van a defender su fe? ¿cómo van a predicar? Yo tengo más de cinco mil versículos en mi cerebro. Si yo te dijera: Dime un versículo de Génesis, uno de Éxodo, ¿lo dirías? Tenemos que memorizar, que predicar, que ganar almas, que servir, tenemos que ofrendar y luchar entre pruebas y tentaciones pero gloria a Dios que él nos da la salida, todavía estamos vivos.

La palabra de Dios nos enseña en Hechos 5:42 Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo. Sigue predicando en la calle, en tu casa, en la escuela, en el trabajo, donde sea, prediquemos a Cristo, sigamos trabajando para el reino de Dios. Nuestra misión es llevar la gran comisión donde sea y luego entrenar a más obreros para enviar a predicadores en diferentes lugares. Nuestra misión es rescatar al mundo perdido.

No solamente ganarlos para Cristo, también hay que enseñarles a ganar almas, hay que bautizarlos y que vaya a las casas a predicar. No necesitamos tener cinco mil versículos en la memoria para decir ahora si ya voy a ir, no te preocupes si no conoces mucha Biblia, el Espíritu Santo te va a dar la sabiduría para predicarle a una persona. No tengas temor, pídele ayuda a Dios y la protección del Señor. Cuando yo acepté a Cristo en mi corazón no fui luego luego a predicarle a las personas grandes porque yo tenía miedo que me harían preguntas, yo agarraba a los niños de 10 a 12 años y los ganaba para Cristo y los llevaba a la iglesia, a mis compañeros de la secundaria les predicaba y los llevaba a la iglesia.

Dice Lucas 9:56 porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea. Si Jesús ha pagado un tremendo precio entonces nuestro deber es seguir llevando la gran comisión porque ya hay un precio pagado, la sangre de Cristo, ya hay una causa por la que no debemos de desanimarnos y darnos por vencidos. Es tiempo de que luchemos en contra de todo para llevar la gran comisión que es predicar el evangelio.

No pierdas la bendición de participar en su preciosa obra. Si Dios te llamó a servir: sirve, trabaja, lucha, esfuérzate, sé valiente. La promesa del Espíritu Santo que vemos es que va a estar con nosotros todos los días hasta nuestro último suspiro. Mientras vivimos en esta vida debemos aprovechar los últimos días y servir a Cristo.

Dice Ezequiel 2:1-5 “Me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo. Y luego que me habló, entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y oí al que me hablaba. Y me dijo: Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, a gentes rebeldes que se rebelaron contra mí; ellos y sus padres se han rebelado contra mí hasta este mismo día. Yo, pues, te envío a hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor. Acaso ellos escuchen; pero si no escucharen, porque son una casa rebelde, siempre conocerán que hubo profeta entre ellos. Y dice el capítulo 3:1-6 “Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel. Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo. Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel. Luego me dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras. 5 Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de lengua difícil, sino a la casa de Israel. No a muchos pueblos de habla profunda ni de lengua difícil, cuyas palabras no entiendas; y si a ellos te enviara, ellos te oyeran. Dios nos ha enviado como predicadores, como ganadores de almas, él te puede afirmar y te da su valentía y el poder del Espíritu Santo para predicar a esa gente que necesita de Cristo, pero recuerden lo que Dios le dijo: “Te voy a poner una frente más dura que ellos”; debemos de ser duros para no hacer el pecado y dócil para recibir la bendición de Dios. Dicen los versículos 7 y 8 Mas la casa de Israel no te querrá oír, porque no me quiere oír a mí; porque toda la casa de Israel es dura de frente y obstinada de corazón. He aquí yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra sus frentes. ¿Qué pasaría si el pastor estuviera desanimado? He visto a varios pastores que renunciaron después de entrar a la pandemia, se regresaron al pueblo pero ¿sabes? no es tiempo de darnos por vencidos, nuestra vida ha sido entregada a Cristo, él entregó su vida por nosotros y debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Debemos de ser dóciles para la obra del Señor.

Si tenemos esa bendición de predicarles a Cristo, también debemos apoyar en cuanto a la obra misionera. Nuestra misión es ganarlos para Cristo, bautizarlos y enseñarles lo que Cristo ha mandado, si Cristo nos ha enseñado a ganarlos para Cristo, bautizarlos, enseñarles y que ellos lleven la gran comisión también debemos de empujarlos para que vayan a rescatar al mundo perdido y no solo enviarlos sino también hay que sostenerlos, hay que apoyarlos, hay que orar unos por los otros.

¿Por qué debemos apoyar la obra misionera? porque la Biblia lo dice. Dice 2 Corintios 8:1-3 “Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad.” Dios conoce tu corazón, si eres generoso y no solo materialmente sino también debes predicar a Cristo. Hay gente que les da vergüenza cargar su Biblia, he visto que en vez de llevar la Biblia llevan el teléfono, no sabes si están en Facebook o están mensajeando pero lleva tu Biblia. Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, Qué tremenda bendición servir a Dios, amar a Dios y orar unos por otros, apoyarnos unos por otros. Sé generoso en entregar el evangelio, Dios ve tu trabajo y tu corazón y Dios te va a bendecir, él te va a proteger. pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos. Santiago dice que si ves a un hermano que padece necesidad y no le das lo que es bueno no le digas que te vaya bien y que Dios te bendiga cuando tiene algo que darle. Dios es bendito, él es bueno y él es generoso aunque tú y yo somos como el azadón.

No des con un corazón mezquino, dalo porque lo merece Él. Si das un apoyo a un hermano lo estás haciendo para Cristo, Dios lo toma en cuenta.

Debemos de apoyar la obra misionera y seguir predicando a Cristo porque es un gozo. Debe ser nuestra fortaleza servir a Dios y amar a Dios y ama a Dios en tierra ajena, sé que no todos somos poblanos por eso, Dios nos llamó para predicar porque nadie es acepto en su propia tierra, si yo voy a mi pueblo me linchan porque saben cómo fui en tiempos pasados, no van a creer que soy pastor, pero es un gozo participar en la obra misionera porque glorifica a nuestro Dios cuando tenemos un corazón generoso. Nuestra misión es ganarlos para Cristo, bautizarlos y enseñarles. Predica a Cristo.

2 Corintios 9:12-15 dice: Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos; asimismo en la oración de ellos por vosotros, a quienes aman a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros. ¡Gracias a Dios por su don inefable! Sigue participando porque glorifica a Dios, da un buen testimonio, demos un buen ejemplo, que causemos a Dios una sonrisa y que diga: “¡Wow! valió la pena haber muerto por ellos, aunque viven aún en la tierra con tanta lucha, con tanta prueba, con tanta tentación, siguen adelante y trabajando.” Es un privilegio participar en la obra misionera.

Dice la palabra de Dios en Gálatas 6:7 y 9 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.Hay luchas, hay pruebas, hay tentaciones, yo siempre digo que Cristo viniera esta semana, este mes para olvidarme de pagar la renta, la luz, el agua pero si quieres que Cristo venga pronto, pongámonos a ganar almas. No vamos a darle el lujo al diablo metiéndonos en un cueva como Elías, desanimado, frustrado; no nos vamos a dar el lujo de estar escondidos mientras el pastor y su familia están trabajando y luchando contra los ataques de Satanás. Esfuérzate y levanta los brazos del pastor para que no se desanime.

Hechos 4:33-35 dice: Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad. A pesar de que a estos cristianos les habían prohibido predicar a Cristo, les habían metido en la cárcel, los habían castigado y azotado tenían un amor especial hacia Jesucristo, ellos predicaban a Cristo y dicen los versículos 18 al 21 “Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho,” Ninguna arma forjada podrán sobre ti, aunque el diablo quiere desanimarnos, quiere que tires la toalla, a la mejor el diablo está mirando a algunos cristianos que están tambaleando y dice “esta hermanita ya está a punto de resbalar” y ¿sabes lo que va a hacer que nunca caigas? es que siempre estés orando, leyendo Biblia y yendo a la iglesia cada vez que se abran las puertas de la iglesia, sigue yendo a la iglesia porque es bíblico dice Salmos 122:1 Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos. ¿No te da gusto que alguien te diga “Bienvenido, Dios te bendiga. ¡Qué bueno verle!”?

Apoya la obra misionera, apoya a la obra de Dios. Si no van tus pasos van tus pesos. Cuando vine de mi tierra para acá yo no traje más que un cartón de huevo, no traje ni maletas, pero Dios es bueno. Teníamos una niña, ahora tenemos dos, ahora tenemos dos camionetas, cuatro camas, dos refrigeradores que dieron los hermanos de la iglesia, ¡qué bonito participar en la obra de Dios! Yo llegué sin nada pero dice la palabra de Dios que el que deja a todo para servir á Él, Él le da cien veces más; no merecemos nada pero gloria a Dios que hay corazones dispuestos en ganar almas, en sufrir por Cristo. No somos buenos maestros pero vamos haciendo poco a poco, nadie nace sabiendo, metámonos de lleno a la palabra de Dios. Debemos de cumplir con la gran comisión que él nos ha encomendado porque él nos rescató, él nos salvó. Debemos bautizarlos, enseñarles para que ellos también lleven el evangelio y si Dios los manda hay que mandarlos al Instituto y vayan a predicar a donde Dios los llame y enviarlos no con las manos vacías para hacer más cristianos.

No te canses de hacer el bien, sigue predicando, cumplamos el gran mandamiento de Dios y no pierdas la bendición de participar en la obra del Señor. No tengas miedo, si no tienes dinero no te preocupes, tú anuncia el reino de Dios. Un día yo no tenía nada que comer, no tenía dinero pero fui a ganar almas y la persona que invitamos a la iglesia nos invitó a comer y un vecino nos mandó una despensa, ¡Gloria a Dios! Él usa a personas para suplir tus necesidades.