Señor, ¿Qué quieres que yo haga?

Hechos 9:1-6

1 “Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote,

2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén.

3 Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo;

4 y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

5 Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.

6 Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.”

Después de que Saulo preguntó: ¿Quién eres Señor? El Señor Jesús le dijo: Yo soy Jesús, entonces Saulo le dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Yo creo que eso es algo que cada uno de nosotros, al reconocer que Jesús es el Señor deberíamos preguntarle. No deberíamos decirle: “Ya sé quien eres, y voy a seguir haciendo mi voluntad, sino decirle: Señor, yo quiero hacer tu voluntad.”

Un joven andaba caminando cerca del cañón de Colorado, caminando muy cerca de la orilla, y después se resbaló y cayó y él se alcanzó a agarrar de una rama gruesa y él sabía que lo iba a aguantar, pero debajo de él estaba el precipicio y él comenzó a preocuparse y a gritar “¿Hay alguien ahí? ¡Ayuda!” y él empieza a decir: Señor, si tú me libras de esta, ahora si voy a hacer lo que tú quieras. Voy a dejar mis pecados, voy a ir a la iglesia, a orar, a leer mi Biblia. Voy a hacer tu voluntad. Y se escuchó una voz que decía: Aquí estoy yo. Y el muchacho dijo ¿quién eres? Y le dice: Soy el Señor Jesús. Y el muchacho le dijo que si lo podría a ayudar, pero Jesús le dijo que hiciera lo que él dijera y el muchacho dijo que sí. Jesús le dijo: Quiero que te sueltes. El joven dijo ¿quieres que me suelte? pero, Señor… Jesús le dijo: ¿No confías en mí? El joven dijo que sí confiaba en él. Después de unos instantes gritó: ¿Hay alguien más ahí? porque no quería hacer la voluntad de Jesús. Y así somos nosotros.

Dice la Palabra de Dios que Saulo va camino a Damasco y él está haciendo algo muy interesante. En Hechos 8:1 Y Saulo consentía en su muerte. Acababa de morir Esteban y la gente amaba realmente a Esteban. Dice la Biblia que hubo un gran llanto cuando Esteban murió y dice que Saulo consentía en su muerte. Fue participante de la muerte de Esteban y continúa diciendo la Biblia En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; Saulo estaba a cargo de esta persecución que hubo en Jerusalén. “y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles. Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él. Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel. Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.”

Saulo entraba a las ciudades, a las iglesias, a las casas y tomaba por la “greña” y arrastraba a hombres y a mujeres. Nos podemos imaginar cómo Saulo llegaba a cada lugar y quizá no era un pecado de fumar, de tomar, de cualquier otra índole en cuanto a adicciones, pero Saulo tenía una adicción y era matar a los cristianos y si nosotros hubiera dicho ¿habrá alguna esperanza para Saulo para que él deje este pecado y el entrar a cada ciudad y casa y dejara lo que estaba haciendo? Sí. Saulo tenía una esperanza, Saulo podía ser sacado de esa manera de vivir, y entonces dice la Biblia en el capítulo 9 que mientras Saulo iba camino a Damasco “repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” Dios tenía un plan para la vida de Saulo. Dios quería transformarlo, hacer algo con su vida y de la misma manera, Dios quiere que todos los hombres se arrepientan, que vengan al conocimiento de la verdad, que todos los hombres conozcan de Cristo, que Cristo es el mediador entre Dios y los hombre y para eso va con Saulo y le dice: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”  En algún momento de nuestra vida, Dios toca a nuestra puerta. En algún momento de nuestra vida, Dios quiere que seamos salvos, en algún momento Dios va a hablar y la voz que va a escuchar va a ser una voz clara, en donde sabes que Dios te está hablando, que Dios quiere hacer algo en tu vida, que Dios quiere usarte a ti de la misma manera que Dios usó a Saulo.

Y dice en el versículo 5 ¿Quién eres, Señor? ¿Por qué Jesús dice: ¿por qué me persigues? Saulo estaba persiguiendo a la iglesia, a los cristianos. Cada vez que alguien te persigue (ya no hay persecución como antes había) pero a veces sentimos que hay persecución cuando el perro ladra, o cuando nos azotan la puerta, pero cada vez que alguien arremete contra nosotros no están haciendo a nosotros sino a Jesús. 

Dice en el versículo 5Él dijo:¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. En otras palabras le estaba diciendo: No estés como la yunta que está jalando el arado y el que va llevando a los animales les pica y el animal le da patadas, pero está pateando el aguijón que le está diciendo sigue. Y entonces Jesús le dice: es muy difícil cuando yo estoy en control y tú no quieres hacer mi voluntad; es muy difícil perseguirme cuando yo soy el creador, cuando yo soy el Señor.  Y Saulo le dice ¿Qué quieres que yo haga?

Creo que hay algunas cosas que Dios quiere que hagamos, pero nosotros tenemos que estar con esa disposición que tenía Saulo. Si estuviera el Señor Jesús y te dice: Eres muy rebelde, te digo que hagas algo y no lo quieres hacer. ¿Qué le dirías? ¿Le dirías cómo Saulo? 

Saulo le dice estas palabras inmediatamente. Qué bendición que hay cristianos que de la misma manera, inmediatamente le dicen al Señor Jesús: ¿Qué quieres que yo haga? Quizás tú hiciste lo mismo, pero quizás pasaron cinco años, a lo mejor ya van siete años, y ya se te olvidó lo que el Señor te dijo que hicieras. O quizás te acuerdas lo que te dijo que hicieras, pero le dices: “Ya no te quiero pedir que quieres que yo haga porque ya estoy desanimado, ya se me fueron esas ganas que tenía cuando fui salvo, ya no lo quiero hacer.” Pero ¿recuerdas cuando fuiste salvo y le dijiste: Yo estoy dispuesto a hacer lo que quieres que haga. El Señor te dijo que le hablaras a alguien de Cristo, que dejaras un pecado, que fueras a la iglesias, que fueras fiel a los servicios, que fueras un ganador de almas, que terminaras con una relación porque te estaba sumiendo y te estaba alejando de Dios  y tú le dijiste: “Sí Señor, lo voy a  hacer porque eres Dios y eres primero en mi vida.” Pero ¿dónde está esa disposición? ¿Qué te hizo hacer que ya no le digas: Señor qué quieres que yo haga? Quizás como cuando uno llega al matrimonio, la esposa dice: Yo voy a hacer lo que mi marido me diga, pero pasan los años y ¿qué pasó? 

Recuerdas esas palabras: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Hay algunas cosas que Dios quiere que hagas.

1. Acepta a Cristo

Si hay algo que podemos hacer y algo que hizo Saulo en ese momento fue decirle Señor ¿Qué quieres que yo haga? Y Cristo le dijo que dejara de perseguirlo, que dejara de negarlo.

Dice 2 Corintios 6:2 Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación. ¿Cuándo es el día de salvación? Hoy. Si tú aún no has aceptado a Cristo, el tiempo de salvación es hoy. ¡Cuántos hay que no quieren hacer la voluntad de Dios!

Hace tiempo fuimos a una conferencia de jóvenes y el predicador estaba hablando que su hermana estaba a punto de tomar una decisión para servir al Señor, ya era salva, pero dijo: “Ahora si mañana voy a servir al Señor, pero hoy voy a aprovechar, me voy a ir al mundo.” Y esta joven se fue y empezó a tomar y a drogarse y se drogó tanto que tuvo una sobredosis, fue llevada al hospital y días después murió. Estaba a punto de cambiar su vida, pero dijo “Mañana, hoy voy a hacer de mi vida lo que quiera.”

Joven, señorita no puedes hacer de tu vida lo que tú quieras, es del Señor. Si tú aún no aceptas al Señor reconócelo hoy como salvador. Hebreos 3:7 dice: “Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,” No endurezcas tu corazón, sino dile ¿qué quiere que yo haga? Dios quiere que seas salvo hoy. Invoca a Cristo hoy, arrepiente hoy. Dice en Marcos “Arrepentíos y creed en el evangelio” El Señor Jesucristo estaba predicando y él decía esto. Dios quiere que te arrepientas de tus pecados, de tu manera de vivir, búscalo y miralo y el dice: Yo soy Jesús y te puedo salvar. Solamente Cristo te puede salvar. No hay nadie mas que te pueda salvar. Tu iglesia, una religión, tus buenas obras, tu comportamiento, no te pueden salvar, solamente Cristo. Él es el único que te puede salvar y si tú le dijeras: Señor ¿qué quiere que yo haga? Él te dice: Sé salvo hoy, arrepiente y pídeme vida eterna el día de hoy.

Conocemos lo que dice Romanos 3:10 pero en Hechos 2:21 dice: Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. Que bendición cuando alguien es salvo, pero es mucho ,más bendición cuando tú le pediste a Cristo salvación. El día más importante de tu vida y de mi vida es el día que nacimos por segunda vez. Dale gracias a Dios por la salvación.

2. Agrada a Dios

Saulo dice: Señor, ¿qué quieres que haga? Y Jesús le dijo levántate entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer y entonces Saulo se levantó y entró a la casa de Judas. Saulo antes estaba persiguiendo a los cristianos, estaba matando y ahora el Señor lo salva y transforma su vida y comienza a hacer algo en la vida de Saulo. Dios le dijo: Quiero que me agrades, quiero que me sirvas y guardes mis mandamientos.

Eclesiastés 12:13-14 dice: El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. ¿Sabes que Dios va a traer todo lo que hagamos en esta vida a juicio? y dice la Biblia sean cosas buenas o cosas malas, Dios te va a juzgar por todas esas cosas. Ahora, a los que no han aceptado a Cristo, Dios los va a juzgar conforme a estas cosas y sus nombres van a ser buscados en el libro de la vida y si no están irán al infierno. El cristiano de la misma manera, pero como nuestro nombre está escrito en el libro de la vida, nuestras recompensa será de acuerdo a todas esas cosas que hicimos y si fueron hechas en Cristo, en amor Dios dirá: Esto será pasado por fuego y sera hechas piedras preciosas, y Dios nos va a recompensar, pero ¿qué estás haciendo tú para Dios? Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque eso es todo del hombre, Dios quiere que guardemos sus mandamientos. 

La Biblia no fue escrita solo para leerla, sino para guardarla, para obedecerla, para decirle: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y Dios te dice que leas su palabra y luego la lees y te encuentras algo y no le digas: Señor, esto es muy difícil, esto no me gusta. “Ay pastor, es que si leo la Biblia, entonces voy a saber que tengo que dejar eso, por eso, mejor no la leo.” Pero qué tal si lees la Biblia y encuentras promesas de parte de Dios. No he encontrado un cristiano que haya leído la Biblia y diga: “Me arrepiento de leer la Biblia porque mi vida está peor. Estoy sufriendo tanto, mejor no la hubiera leído.” Aquel que lee su Palabra dice: Que bendecido son sus mandamientos, son como miel a mi paladar, es una bendición para mí.

Dice la Biblia en Hebreos 12:28 Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia;Sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia. ¿Cómo sirves a Dios? 

2 Timoteo 2:3 dice: Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.Somos soldados de Cristo y no solamente deberíamos de ser soldados de Cristo, sino buenos soldados de Cristo y dice el versículo 4 Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.” Dice que si te enredas en los negocios de esta vida y no está diciendo que si comienzas a trabajar, sino en los negocios de este mundo. Imagínate a un gato que empieza a jugar con el estambre y se empieza a dar vueltas y vueltas y termina todo enredado, y así somos nosotros tomamos un pedacito de estambre que es el mundo y nos damos una vuelta y luego otra y cuando es demasiado tarde, nos hemos enredado en los negocios de esta vida. Estás tan metido en este mundo que ya no te puedes safar, estás tan metido en el pecado, que para salir a veces ya es muy difícil, no es imposible, pero dice que si quieres agradar a aquel que te ha tomado por soldado, debes dejar de enredarte en el mundo y en el pecado y seguir a Cristo porque él te salvó. Deja de agradar a este mundo.

3. Anuncia Su palabra

Dice Hechos 9:17-20 Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco. En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios. ¿Sabes cuánto tiempo después de que fuiste salvo puedes predicar a Cristo? Inmediatamente, no hay nada que te impida que vayas y prediques a Cristo. Si tú has sido salvo, tienes que obedecer y agradar a Cristo, pero también tienes que ir y predicar su palabra y hablarle a alguien más de Cristo.

Salmos 96:2 dice:Cantad a Jehová, bendecid su nombre; Anunciad de día en día su salvación. Hechos 5:42 dice: Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.Y tal vez digas “ay es que ellos eran apóstoles, ellos eran discípulos.” Sí, pero Saulo no era uno de los doce. Saulo era alguien que estaba persiguiendo a la iglesia  y entraba a las casas y los arrastraba. Su adicción era matar cristianos y Dios lo saca de todo eso y después él estaba predicando a Cristo. Uno de los asesinos estaba predicando a Cristo, y si Dios puede hacer eso con Saulo, Dios puede hacer eso contigo, lo único que tienes que decirles es: Señor, ¿Qué quieres que yo haga?

Hechos 5:17-20 dice: “Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos; y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública. Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, dijo: Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida.” Y ellos predicaron a Jesucristo, que él es el Señor. Jesús les dijo que fueran al templo y anunciaran el evangelio.

A veces se sufre por predicar a Cristo, pero tenemos que predicar a Cristo, porque afuera hay un mundo de personas que están muriendo sin Cristo, que necesitan del Salvador. 

¿Sabes que cada día que yo no predico a Cristo es una persona que se va al infierno? Si cada día sábado que voy a ganar almas Dios me da una persona salva y si no voy el domingo ¿sabes que es una persona que está yendo al infierno? Por lo menos debería de ir el día sábado.

Démonos cuenta la importancia de anunciar el evangelio, de hacer más por nuestro Salvador, de hacer más por la gente de afuera que necesita escuchar. Si hay algo que necesitamos hacer más es predicar, es hablarle a la gente de Cristo, tener compasión de ellos y decirles que Cristo salva.

Hay gente que está lista para aceptar a Cristo, también hay gente que va a rechazar y va a cerrar la puerta, pero no estás perdiendo el tiempo estás haciendo lo que Dios quiere que hagas.

Señor, ¿qué quieres que yo haga? Dios quiere que seas salvo, que le agrades, que le obedezcas, y también quiere que anuncies el evangelio, que anuncies a Cristo. ¿A quién le vas a hablar de Cristo en esta semana? 

Saulo, enseguida predicaba a Cristo. De un asesino a un ganador de almas y no solamente fue a unos cuantos kilómetros sino que él hizo tres viajes para anunciar de Cristo.

Dile a Cristo: Señor, ¿Qué quieres que yo haga? Dile eso hoy, de una manera sincera y guarda silencio y oye lo que Dios te diga.