Es tiempo

Lucas 2:36-38

36 “Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad,

37 y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones.

38 Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.”

La Palabra de Dios habla acerca de que después del nacimiento de Jesús era tiempo conforme a los días de la purificación presentarlo al Señor y dice la Palabra de Dios en el versículo 21 Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre JESÚS, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido. y el versículo 25 dice: Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él.Y no solo nos habla de Simeón sino también de Ana en el versículo 36. Ella era una mujer profetisa, y no sabemos porqué la Biblia le llama profetisa, quizás Dios le había dado el don de profetizar o quizás porque ella sabía que Jesús vendría pronto y dedicó su vida anunciando que el Mesías estaba a punto de venir; y yo me inclino más a pensar de que Ana estando en el templo y sirviendo y anunciaba a todo mundo que el Mesías estaba a punto de venir y que Israel sería redimido.

La Palabra de Dios nos dice que era de edad muy avanzada y nos explica cuánto más o menos es una edad muy avanzada. Por lo menos el tiempo de su viudez eran 84 años, vamos a suponer que Ana se casó a los 16 años y más 84 años son 100 años y dice la Palabra de Dios que fueron siete años los que Ana había estado casada, entonces por lo menos Ana tenía 107 años y dice después “y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones. Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.” Encontramos muchísimas cosas aquí. Una de esas es que Ana había sido fiel al Señor. Era una mujer que había estado hablando de su salvador, de que el Mesías habría de venir porque cuando finalmente Jesus es presentado en el templo, ella se regocijó.

Otra cosa que podemos notar es que a pesar de su edad, ella aún estaba sirviendo al Señor. Si ella tenía 107 años tenía excusa para quedarse en casa, para no salir a ganar almas, para no apoyar y no ayudar, pudo haber dicho “Yo fui Ana la profetisa y tengo 60 años, ya me duele todo”. Ella estaba sirviendo al Señor y eso nos habla de que no debemos esperar para servir al Señor cuando ya tengamos 80 años, que los jóvenes nos digan: “Cuando tenga 50 años entonces voy a servir al Señor.” No digas: “Cuando tenga 40 años si voy a servir al Señor, le voy a echar ganas, pero ahorita estoy disfrutando mi vida. Me voy a esperar un poquito más.” No te puedes esperar hasta que tengas 50, 60, 70 años, no le puedes decir al Señor: “Espérame un poquito” que si le hubieras pedido salvación y te hubiera dicho “esperame un poquito” pero Dios no nos hace eso y ¿cómo si le decimos al Señor “Ahorita no tengo tiempo para servirte, para leer la Biblia, para congregarme, para santificarme”? Pero creo que es tiempo de servir al Señor. ¿Cuántos hay que en su juventud tuvieron la oportunidad de servir al Señor  pero se apartaron y después de muchos años regresan al Señor con lágrimas, con tristeza, con dolor, con una vida destruida y dice: “Si hubiera servido, si me hubiera consagrado mi vida no estaría como está”? ¿Qué será lo que nos hace esperar? ¿qué será lo que nos detiene? ¿será el pecado? ¿será la vida que llevamos?

Ana estaba sirviendo al Señor y qué ejemplo de esta mujer. Hay algunas cosas que podemos tomar ejemplo de ella.

1.Es tiempo de amar la Palabra de Dios

Lucas 2:36 dice: Estaba también allí Ana, profetisa No dice la Biblia porqué ella era profetisa, quizás porque Dios le había dado palabra de alguna cosas que habían de venir pero también creo que Ana al leer las Escrituras y al leer que vendría el Redentor ella lo estaba esperando, ella amaba la Palabra de Dios, amaba la profecía. Amar la profecía es leerla y entenderla. Ella al leer la Palabra de Dios la atesoraba, y la creía tanto que cuando vino el Señor Jesucristo ella dijo: “Él es del cual yo os anunciaba, él es el Salvador, él es el Mesías” y lo decía porque amaba la Palabra de Dios y lo que podemos aprender de ella es que amaba la Palabra de Dios y de su amor por las cosas de Dios.

Tenemos que amar la Palabra de Dios tanto que cuando leemos que Cristo viene nos emocionamos que Cristo viene y no dudemos que él viene. Amemos Su Palabra en vez de dudar. El amor por Su Palabra debe ser algo en donde creemos, atesoramos su Palabra y si él ha dicho que va a hacer algo así será. 

Cuando se cumplió y Ana lo vio, ella se regocijó. Un día vamos a estar en la presencia del Señor y vamos a decir “La Palabra de Dios decía que tú vendrías y que estaríamos contigo en la gloria y ahora aquí estamos.” Y nos vamos a regocijar porque amamos la Palabra de Dios. Y no decirle “Señor, perdóname porque dude siempre del cielo y de ti.” Ama Su Palabra.

Salmos 119:97 dice: “¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. Si algo nos falta en este año es leer la Biblia y debemos leerla porque la amamos, porque queremos aprender y queremos que Dios nos hable, porque queremos saber de él. Debemos amar Su Palabra.

La Palabra de Dios es algo que Dios escribió para nosotros, y si tú escribes algo para alguien tú esperas que lo lea. Si tu cuando andabas de novio o novia y le escribiste un poema y le dijiste cuánto estás enamorado de ella y estás esperando el día de la boda y despues le preguntas que si lo leyó y ella te dice: “Lo perdí, lo tire a la basura pero si me haces otro poema te lo voy a agradecer” pues ya no vas a tener tantas ganas. No nos gusta escribir algo para alguien más y que esa persona no lo lea y Dios a través de Su Palabra nos expresa su amor que tiene para nosotros. Él nos quiere decir cuánto nos ama, cuánto él hizo por nosotros y él quiere que lo leamos en Su Palabra. 

Dice: “¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación.No dice todo el mes como refiriéndose a que una vez al mes la lee sino que “Todo el día es ella mi meditación” ¿Cuántas veces has leído la Biblia y dices durante el día: No haré esto porque acabo de leer que no debo hacer esto?

Estaba hablando con un hermano y me estaba preguntando “y esta hermana ¿podrá apoyar?” y en mi mente pensé que esa hermana ya estaba grande pero esa mañana había leído ese pasaje. No hay edad que Dios diga: “Ya tienes 100 años, ya no puedes servir.” Todos podemos servir y si los que tienen 80 están sirviendo ¿por qué tu que tienes 20 años no estás sirviendo? 

Este año que Dios nos ha dado en vez de pasarnos arrastrando los pies deberíamos decirle “Gracias porque me has dado un año más en el cual te puedo servir, y voy a hacer más. Este año 2021 te voy a servir más”.

2. Es tiempo de asistir a la iglesia

Lucas 2:37 dice: y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo No andaba en las fiestas, en la pachanga, no andaba perdiendo el tiempo, dice la Palabra de Dios que estaba en el templo y dice que no se apartaba, ella no se apartaba, quería estar ahí y quizás el sacerdote le decía: “Hermana Ana ¿qué hace por acá? Ya ve que es tiempo de pandemia, quédese en casa.”  Y quizás se iba pero regresaba otra vez. Hay hermanas más atrevidas que jóvenes de 20 años. No te esperes hasta que tengas  84, 100 o 107 años. Ella no se apartaba. ¿Tenía razones para apartarse? Sí, pero ella siempre estaba ahí.

Hace un año leí una noticia de una maestra que después de 60 años de estar enseñando, ella nunca dejó de ir a la escuela a enseñar, amaba tanto la escuela, su trabajo, sus niños que nunca faltó, se enfermaba y ahí estaba ella, se había fracturado un brazo pero regresó con su brazo enyesado, ella regresaba porque amaba lo que hacía y Ana de la misma manera, ella quería servir al Señor porque Dios era todo para ella, y ¡cuánto podemos aprender de ella! Que a pesar de su edad ella estaba ahí.

Dice la Palabra de Dios en Éxodo 33:11 Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo. Josúe era un joven, era alguien que podía estar afuera jugando, pero en vez de estar con los jóvenes, él estaba sirviendo, él estaba apoyando. Qué bendición es ver a los jóvenes que sirven al Señor y no se apartan y dicen que no se van a esperar a que tengan 84 años, van a mantenerse fieles.

Hay países que prohíben a los cristianos reunirse, está prohibido que cristianos se reúnan, que prediquen el evangelio, que regalen Biblias y esos cristianos se siguen reuniendo a pesar de las consecuencias y la consecuencia es la muerte. Leí de un cristiano que se convirtió del Islam y cuando se reunían no eran reuniones normales a las 10 AM sino que tenían que reunirse a las 2 de la madrugada y salían de sus casas y sigilosamente llegaban a ese lugar de reunión y no podían cantar en voz alta pero se reunían y se predicaba la Palabra de Dios y se regocijaban y Dios puso en él el deseo de regalar Biblias en una mezquita. Le dijo a su esposa que irían a la ciudad y que aunque estuviera prohibido el proselitismo, no había nada de malo en regalar las Biblias pero había consecuencias, ellos fueron a la ciudad principal y comenzaron a regalar Biblias y la gente alrededor lo comenzó a ver y en el mundo del Islam Jesús es un profeta más. Él vio que muchos tomaban esa Biblia. Un mes después, unos hombres se acercaron a él y lo llevaron a un rincón y lo mataron. Estaba prohibido pero lo siguió haciendo.

Hay muchas cosas que como cristianos a veces nos espantamos y creo que no va a haber muerte, no estamos en lugares como en el Islam, en donde estamos corriendo peligro por reunirnos y ser cristianos ¡Gloria a Dios que tenemos libertad de culto y expresión! y podemos ir y tocar puertas y hablarle a la gente y mientras lo podamos hacer necesitamos continuar haciéndolo, necesitamos continuar asistiendo y predicando.

Hebreos 10:25 dice: no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.Viene el día en que el Señor Jesucristo viene y él viene pronto y como están las cosas quizás va a ser esta semana y creo que es tiempo de asistir y decirle al Señor que vamos a ser más fieles y vamos a comprometernos más.

No solamente Ana iba al templo a sentarse y a hacer acto de presencia, sino que Ana servía, trabajaba, hacía, se involucraba.  

“Pastor, a mi no me dicen que hacer”, “pastor, ya llevo 50 años en esta iglesia y no me pone a hacer nada” y aunque el pastor no le diga que pueda hacer, hay tantos que vienen y ni me preguntan y ya están haciendo la comida, están limpiando. Podemos servir. Ana estaba sirviendo.

3. Es tiempo de apoyar en la iglesia

Es tiempo de apoyar la obra de Dios, es tiempo de hacer algo en la obra de Dios, es tiempo de colaborar dentro de la obra de Dios, es tiempo de buscar y decir: ¿Hay algo que pueda hacer? Ana servía a Dios de noche y día y dice con ayunos y oraciones. Ana no estaba en la construcción porque si le daban un bote se lo tenían que dar vacío porque no creo que lo hubiera aguantado, pero hay cosas que cada uno de nosotros puede hacer de acuerdo a nuestro potencial y Ana quizás no podía estar en la construcción, pero Ana quería servir en el templo, no se apartaba.

Tenemos que servir un poco más, tenemos que trabajar un poco más, levantarnos de nuestros laureles y hacer algo más para el Señor. Ana estaba sirviendo. 

Dice Hechos 26:6-7 Y ahora, por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio; promesa cuyo cumplimiento esperan que han de alcanzar nuestras doce tribus, sirviendo constantemente a Dios de día y de noche. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado por los judíos. Pablo estaba hablando con el rey Agripa y le dice que servía a Dios constantemente de día y de noche. Pablo realmente servía de día y de noche. Romanos dice: “en lo que requiere diligencia, no perezosos… sirviendo al Señor.” Y si dices “ay pastor, me da flojera servir al Señor” eso éramos atrás pero ¿que de aquí en adelante? ¿qué podemos hacer en el año 2021? Hay que decirle: “Señor, gracias por la fuerzas que me das y quizás no puedo hacer eso pero puedo estar sirviendo en la oración y en el ayuno.”

Cada uno de nosotros podemos servir más. Que este año podamos decirle al Señor: “Voy a buscar maneras y formas para servir. Si el pastor no me pide, yo voy a hacer algo, yo voy a servir.” Tenemos que servir más, tenemos que comprometernos más, colaborar más, hacer más para el Señor este 2021.