Compra tu propio aceite

Mateo 25:1-13

1 “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.

2 Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas.

3 Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;

4 mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.

5 Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.

6 Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!

7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.

8 Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.

9 Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.

10 Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.

11 Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos!

12 Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.

13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.”

Estamos viviendo tiempos diferentes, no hay duda de eso. El año pasado fue un año de locura que nos sorprendió a todos. Muchas cosas acontecieron, pero una de las cosas que sucedió y que he notado, es que ha revelado la condición de muchos cristianos, el estado de muchas iglesias. Conozco a iglesias que previo a esta pandemia estaban corriendo grandes números, tenían una buena cantidad de personas, pero vino la pandemia, la cuarentena y después que las puertas volvieron a ser abiertas, vemos que la gente no regresó. Gente de años, gente que era cristiana por vario tiempo, pero que simplemente ya no quisieron regresar con la excusa y el temor de no contagiarse, y entiendo eso a cierto punto. Yo le digo a los hermanos de mi iglesia que está bien que no vienen a la iglesia por cuestión de la pandemia y de que no se quieren contagiar, no los voy a criticar pero también, si no vienen a la iglesia me están diciendo que no salen a ningún otro lugar, pero si van al Walmart, al centro comercial, y a la iglesia es al único lugar que omiten, pues algo anda mal. 

La realidad es que esto ha revelado el estado de muchos cristianos, de cristianos e iglesias que parecían estar fuertes en la fe. Escuché de una iglesia que tenía mil personas, pero vino la pandemia y cerraron y después volvieron a abrir y con trabajo tenían ciento cincuenta. ¿Afectó? Claro que afectó, pero afectó tal vez para bien porque ha revelado el estado y la condición espiritual de muchos cristianos.

A través de nuestra vida cristiana enfrentaremos diversas situaciones que podrían ocasionar desánimos o darnos la excusa perfecta del porqué desistir. Quiero pensar que en cada uno de nosotros, ya sea pequeño o grande, hay un anhelo de de verdad conocer a Dios. Yo quisiera decirte que nunca vendrán situaciones de desánimo, pero no es cierto, habrá momentos en que te vas a desalentar.

Quiero hablarte de un tema que para mí ha sido de ánimo y bendición. Encontramos estas diez vírgenes. Cinco de ellas prudentes, cinco insensatas. Dice la palabra de Dios que ellas esperaban al esposo y por fin se escucha que viene. Entonces las diez salen a recibirlo, pero cinco de ellas se preparan y salen con sus lámparas. No había luz eléctrica, entonces, la manera de alumbrar en la oscuridad era a través de lámparas que eran encendidas con aceite y el aceite hacía que la lumbre siguiera ardiendo y de esa manera alumbrar el camino.

Cinco de ellas salen con lámparas con el aceite que esas lámparas tenían, y las otras cinco se preparan no solo con el aceite que las lámparas tenían, sino que llevaban extra, un poco más. Dice la palabra de Dios que el esposo tarda en llegar y dicen los versículos 6 al 8 Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. 

El aceite en la palabra de Dios es un tipo del Espíritu Santo. El aceite era indispensable, no podían sustituirlo para que ese fuego estuviera ardiendo. Quiero hacer nota de eso, porque mucha gente hoy en día quiere algo en su vida que los impacte y llene, pero están llenando sus lámparas de otras cosas que no son el aceite. Están llenando sus lámparas de vicios, de compras, de cosas materiales, música y otras cosas. La realidad es que nada de eso puede sustituir el aceite. No quiero que me malentienda porque en la iglesia no usamos este término por temor a ser tachados de pentes, de liberales, pero si tendremos algo que impacte nuestra vida y algo que nos llene tiene que ser algo sobrenatural. No puede ser una bebida, una droga, un carro o una casa o dinero. Si algo te va a traer una satisfacción completa y va a impactar tu vida tiene que venir de un lugar más allá de lo humano, tiene que venir de un lugar divino, glorioso, celestial. 

Estamos tratando de llenar nuestras lamparas, nuestra vida, con diversas cosas: entretenimiento, fiestas y hay gente que se la vive de fiesta y fiesta y cada semana tiene que ir a un lugar dicen “es viernes y el cuerpo lo sabe.” Tienen que ir a una fiesta, ir a emborracharse, consumir drogas, comprar algo aunque no necesitan nada, pero simplemente por el deseo de satisfacción. Pero eso es momentáneo. Por eso el alcohólico tiene que recurrir a la bebida constantemente, el drogadicto a la droga porque es algo pasajero. El que tiene cosas dice “sí yo tuviera ese carro, mi vida sería perfecta” y lo compra pero a los dos o tres años, otra vez tiene ese vacío porque el carro ya es viejito y ya salió uno más nuevo y eso es lo que pasa con los celulares hoy en día. Y hay esa insatisfacción que no puede ser llenada con lo pasajero, con lo material.-

El aceite es indispensable y cuánto más en la vida de un cristiano porque todos aquellos que hemos creído en Cristo como salvador, la Biblia nos enseña que ya tenemos el Espíritu Santo. El Espíritu Santo viene a morar en el creyente.

Hay hermanos en la iglesia que llevan diez o veinte años en la iglesia y de repente pasa algo y dejan de ir, y por veinte años se vestían de cierta manera, hablaban de cierta manera, tenían ciertas prácticas, omitían cierto estilo de vida y de repente se van de la iglesia y todo avientan por la ventana y es increíble cuando uno deja las cosas de Dios, yo digo que es como una persona homosexual que ellos actúan peor que una mujer, mueven mas el cuerpo, caminan mas exageradamente porque no es su naturaleza, están pretendiendo ser algo que no son, para tratar de convencerse que son mujeres, aunque sabemos que no lo son. Igualmente un cristiano que se va al mundo. Antes venían a la iglesia y de repente se regresaron al mundo, y no solo a una vida mundana, pero como hasta peor, porque están pretendiendo ser algo que no son, si son hijos de Dios. Están en un lugar que no deberían de estar, pretendiendo ser algo que no son, por eso exageran en el pecado, se meten más de lleno a las cosas mundanas, porque están viviendo una vida que no les corresponde.

Como cristianos tenemos el Espíritu Santo y es indispensable en nuestras vidas, tenemos que entender esto. Para que haya luz en el creyente, para que exista un fuego en nuestras vidas, el aceite o el Espíritu Santo es algo indispensable y ese es el tipo de cristianismo es el que queremos, no un cristianismo pasajero, no algo momentáneo, queremos un cristianismo que perdure y sea firme y que llegue hasta el día donde Cristo diga: “Bienvenido, fiel siervo, entra al gozo de tu Señor.”  ¿No es lo que queremos? ¿Quieres perder el tiempo? Yo no, no quiero andar desperdiciando mis domingos, los jueves, y mis días de servicio, y los sábados ganando almas y la inversión en el tiempo, y la inversión en los proyectos. Queremos algo que perdure, que aunque quisiéramos abandonarlo, no podemos. Un fuego real como dijo Jeremías cuando estaba cansado, abrumado y el desprecio del pueblo hacia la palabra de Dios, Jeremías dice “quise negarte, quise olvidarme de ti, pero había algo en mi interior que no me lo permitió.” Eso es lo que queremos

Todos nos hemos desanimado, hemos pasado por valles de desánimo, pero ¿por qué seguimos aquí? La única manera en que seguiremos en las cosas de Dios es si esto es algo real, algo que te consuma, algo que aunque digas “quise dejar de venir a la iglesia, pero no pude. Había algo en mí que aunque no tenía ánimos ni ganas y sabía que tenía que estar, vine y aquí estoy.” ¿Va a venir eso de la casualidad? No. Va a venir del aceite. Porque el aceite enciende el fuego, por eso muchos cristianos no tienen impacto en este mundo porque su lámpara está vacía.  

Dice Mateo 25:8 Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.

En este pasaje encontramos que las insensatas se quedaron con sus lámparas vacías y van con las sabias y les dicen que les presten de su aceite y las sabias les dijeron: “No te lo puedo prestar, ¿por qué mejor no vas y compras tu propio aceite? Y la realidad de porqué mucha gente deja las cosas de Dios o aparentaban ser buenos cristianos, usaban la vestimenta correcta, el lenguaje adecuado, estaba incluso involucrados en la obra, pero de un día para otro ya no están, abandonan todas las supuestas convicciones que tenían y ya están actuando de una manera que uno dice qué increíble, y la conclusión a la que he llegado es que son cristianos viviendo de algo prestado. Algo que no era de ellos, un aceite prestado. 

No podemos vivir de lo prestado. Lo prestado te va a ayudar por cierto tiempo, pareciera sentirse propio pero cuando es prestado nunca es tuyo. Hay muchos cristianos viviendo de aceite prestado. Mucha gente hoy en día son cristianos de conferencias y qué bendición por las conferencias, pero hay muchos cristianos que se la pasan de conferencia en conferencia porque viven esa adrenalina de la música especial, de los invitados, de los autobuses que llegan con gente y están ahí y luego se acaba la conferencia y se les acaba esa adrenalina. Elías antes de meterse a la cueva, había tenido una gran victoria, había caído fuego del cielo, se había echado a quinientos sacerdotes de Baal y después de ese gran avivamiento, entra  una gran depresión que lo termina metiendo a una cueva.

Hemos tenido conferencias y pienso que la gente va a estar bien animada, y llega el domingo y es el día más bajo que hemos tenido. Después de esa bendición y esa montaña de gozo que hemos tenido parece que damos un gran bajón porque mucha gente toma prestado de la emoción de una conferencia, del canto, de la comida, y viven por eso y por eso muchos dicen “pastor, ¿cuando es la próxima conferencia? ocupo que vayamos, ando bien desanimado” y no es la predicación lo que buscan sino la adrenalina de estar en un grupo. Mucha gente toma aceite prestado de una persona de su carisma, de su personalidad o del mismo pastor. Si es así, tu aceite es prestado, estás dependiendo de alguien.

“Ay es que no he ido a la iglesia porque no me han visitado.” Estás dependiendo de esas visitas, tu aceite es prestado. Puede durar algo de tiempo pero tarde o temprano ese aceite se va a acabar y esa lámpara se va a apagar. Es necesario comprar nuestro propio aceite. 

Joven, no puedes depender de las actividades de jóvenes. Qué bendición por las actividades pero no puedes depender de eso. Compra tu propio aceite.  Estás tratando de alumbrar con algo que no es aceite, parece aceite porque tiene que ver con la iglesia, pero estás tomando prestado. Sé honesto contigo mismo. ¿Cómo está tu lámpara? ¿Estás tomando aceite prestado? Dices “Es que si el hermano va, yo voy”, “si el pastor no está, no voy”, “Si no hay conferencias me desanimo.” Tu aceite es prestado. 

Esta pandemia reveló muchas cosas. Nosotros un tiempo tuvimos que cerrar, la gente no fue a la iglesia y empezamos a transmitir, pero ya no era iglesia, ya no había cantos, ya estaban en su casita viendo en la televisión y eso ha revelado que mucha gente vivía de aceite prestado, por eso ya no volvieron porque su lámpara se apagó no era aceite propio.

Mucha gente vive de una salvación prestada, por obras. Hay muchos en nuestras iglesias que confunden la salvación con las obras y están confiando en lo que hacen en la iglesia, pero a lo mejor ni salvos son. Están tomando aceite prestado de un servir y por eso cuando venga el tiempo (porque vendrá) que la obra de cada uno será probada. Nos daremos cuenta que era gente con aceite prestado. Qué triste ver que hay mucha gente que tiene convicciones prestadas. Un primo me decía que una hermana tenía veinte años en la iglesia, servía, pero de repente dejó de ir a la iglesia y en las redes sociales ponía fotos en bailes y mal vestida y ¿qué pasó con las convenciones que tenía por veinte años? Eran prestadas. No eran suyas. ¿Por qué te vistes como te vistes? ¿Por qué el pastor predica o se te pone presión? ¿De dónde vienen tus convicciones?

Yo tengo a mis hijos pequeños. La mayor tiene nueve años y está con su vestido, mi hijo está fajado  y soy muy consciente que ellos están vestidos porque nosotros los vestimos, pero llegará el día en que ellos tomarán la decisión de cómo vestirse. Papás, ahora que nuestros hijos están pequeños, es entendible de que ellos dependen de nuestro aceite, como padres les prestamos nuestro aceite, nuestras convicciones, nuestro servicio es prestado para ellos, pero tenemos la responsabilidad tan grande como padres de irles enseñando y guiando que ellos un día necesitan comprar su propio aceite. Es tan importante que vengas a la iglesia por ellos. Yo le digo a la gente que cuando ellos no van a la iglesia sus hijos tampoco, los niños aman la iglesia, les gusta su clase y el que los priva de eso son los padres por sus tonterías, “es que el pastor, es que fulanito…” y nos metemos en tantas tonterías porque tenemos aceite prestado y como es prestado no hay un fuego, no hay una convicción personal.

Tenemos una consagración prestada. A veces somos bautistas por tradición y religión nada más y hacemos las cosas mecánicamente y es aceite prestado. ¿Por qué hay gente que vive años apartándose del mundo y viviendo de una manera correcta bíblicamente y de un día para otro dejan todo y viven como si nunca hubieran estado en la iglesia? Porque se revela tarde o temprano esas lampara que son sus vidas y esa luz que aparentaban dar era algo prestado.

Cuando las vírgenes insensatas dicen “dadnos de vuestro propio aceite,” las sabias dijeron id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Cuando compras algo te cuesta y creo que ahí está la clave. Queremos un cristianismo fácil, sencillo, que nos anden visitando, hay gente que adrede falta para que los vayan a visitar. Vivimos en una sociedad muy frágil. Como pastor si queremos decir una palabra la tenemos que analizar, filtrar porque si no, fulanito se va a ofender, porque piensa que estamos hablando de él, pero como yo soy del norte, pues no me importa, porque al final del día tenemos que entender que esto es algo serio.

Analiza tu vida, ¿por qué haces lo que haces? ¿Dependes de alguien o de algo para hacerlo? ¿Recargas tus pilas con una actividad con una conferencia? “¡Ay! es que últimamente no ha habido especiales de canto y los especiales son los que me llenaban antes de la predicación” a mí me encanta escuchar música, pero si mi cristianismo depende de una buena canción antes de la predicación pues debo realizarme un poco. 

Compra tu propio aceite, te va a costar y ¿cómo lo podemos comparar? La realidad es que ya sabemos qué hacer, pero cuesta. Cuesta trabajo, desvelos a veces, invertir nuestro tiempo. 

Si nuestro entusiasmo depende de un canto, tenemos que analizarlo porque va a haber días que no habrá conferencias, no habrá cantos e incluso va a haber días que incluso no habrá iglesia, pero tenemos que seguir adelante en este camino llamado cristianismo. Tenemos que comprar nuestro propio aceite. Cuando tienes aceite propio, tu lámpara no acabará, seguirá ardiendo, tu fuego estará iluminando, seguirás adelante, seguirás viviendo para el Señor, y esa es la diferencia entre una persona que hay que andarle dando apapachos todo el tiempo, de una persona que está revelando que su aceite es prestado.

¿Cómo compramos nuestro aceite? Tenemos una buena fuente, la Biblia, donde podemos ir todos los días a buscar nuestra ración diaria. Pero ¿sabes cuál es el problema? es que nos cuesta y no queremos lo que nos cuesta, queremos todo gratis, por eso dependemos de la iglesia únicamente. La iglesia es otra manera de conseguir aceite, pero si vas el domingo y el próximo servicio es hasta el jueves, de domingo a jueves ¿en donde vas a conseguir tu aceite? Ya se está dando una ración en la iglesia, pero el lunes, martes y miércoles no va a haber. ¿Dónde vas a conseguir el aceite? Lo tienes en tus manos, se llama la Palabra de Dios y está disponible para cada uno y puedes ir en la mañana, en la tarde o en la noche, pero cuesta y si yo dijera ¿quién leyó su  Biblia hoy? ¿quién la leyó ayer? ¿quién la leyó en todo el año? Escasamente unos serán, porque cuesta vencer la flojera, dejar la televisión, los quehaceres, pero vale la pena porque lo que nos va a llenar es ese bendito libro.

Sé fiel a la iglesia y entiendo la situación en la que estamos, si por cuestiones genuinas de salud no puedes ir. Pero qué bendición tener la tecnología, sé fiel, ya sea de cuerpo presente o viendo la transmisión pero sé fiel a la iglesia porque ahí tu lámpara es llena de aceite.

¿Dónde más? La oración. Yo te dije que ya sabemos, esto no es nuevo, pero cuesta. Por eso muchos cristianos en 2020 desaparecieron porque tenían aceite prestado y cuando cesó la fuente que les prestaba el aceite, se apagó la lámpara, pero esta fuente nunca se cierra.

Al pastor le anima que tu vida sea cambiada, que el cristianismo se viva en casa, que no vengas a la iglesia y digas ay Dios me hablo y ese es el problema con las iglesias modernas que suplantan al Espíritu Santo, el aceite, con batería, con música, con bocinas y show, con un espectáculo, la gente está aplaudiendo y dice ¡ay que bendición!, pero están cambiando el aceite y por eso no hay impacto en sus vidas, muy cristianos el domingo y el lunes como el diablo.

El propósito no es que solo estés el domingo en la iglesia sino que en tu casa haya un impacto, que tu familia de verdad esté cambiando. Sé honesto porque de nada te sirve vivir con aceite prestado, el propósito es que haya un cambio en tu vida y ¿cómo lo vamos a lograr? con aceite propio. Compra tu propio aceite. Sé fiel en la iglesia, pero añadido a la iglesia, lee tu  Biblia, busca a Dios.

Si lees el Antiguo Testamento te vas a encontrar que cuando Isaac estaba hablando con Dios, dice “Jehová el Dios de mi padre Abraham”, pero llega un punto donde él dice “Jehová, mi Dios”. Muchos cristianos hoy en día dicen: Jehová el Dios del pastor, Jehová el Dios de los conferencistas, Jehová el Dios de las actividades, Jehová el Dios de la comida, Jehová el Dios de los cantos especiales, pero no es su Dios, es aceite prestado y su lámpara depende de algo y un día ese algo no va a estar, pero ¿sabes quien siempre sí va a estar? Dios, y si tu lámpara está encendida con el aceite de la presencia del Espíritu Santo de Dios es ahí entonces, que podremos decir como Jeremías “Aunque quise dejarlo, no pude porque había algo en mi interior, un fuego que me consumía.”

Yo no sé que nos va a traer este año, pensábamos que para este entonces ya estaríamos en la normalidad, pero aquí estamos, y ¿qué va a venir el próximo año? Quien sabe. Pero lo que sí sé es que en nuestra vida cristiana si hemos de terminar la carrera y disfrutar la vida plenamente, tenemos que comprar nuestro propio aceite. Cuando algo es prestado, así como viene, así se va, pero cuando compras tu propio aceite, perdura. La compra es diaria no puedes comprar hoy y mañana no. Todos los días ve a la Palabra, busca a Dios, busca una buena predicación, ve con tu pastor y pregúntale quien te recomienda, porque hay que tener cuidado. Compra tu propio aceite, va a valer la pena.