Conferencia de Liderazgo 2014 | Lo Necesario para la Victoria de la Vida Espiritual – Pastor Ezequiel Salazar

Jesús dijo que donde hubiera 2 ó 3 reunidos en su nombre Él estaría presente. No dijo 5, no dijo 10, no dijo ni 100, el Señor dijo “dame 2 ó 3”. ¡Qué bien nos conoce!, que bien sabe que en un lugar puede estar lleno y a duras penas encontrar 2 ó 3 que están enfocados. Yo sé que el Señor está aquí. Esa es una promesa, ¿ustedes creen en la Palabra de Dios o no la creen? Él dijo 2 ó 3 y el Señor aquí está, si hay más Gloria a Dios.

Mateo 26:36: “Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. ” Yo he estado en ese lugar, es un lugar hermoso; Mateo 26:37-41:”Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.”

Hay muchos factores que son importantes entender para que el hijo de Dios viva en victoria. Hablamos de victoria en ministerios cuando en verdad la victoria en las iglesias viene solamente cuando hay victoria en la vida de los cristianos en una manera personal. Porque la iglesia es usted y si usted, por ejemplo, yo pregunto ¿cuál es el estado espiritual de su iglesia?, ¿sabe lo que usted hace? usted comienza a pensar en alguien más. Le voy a decir cuales el estado espiritual de su iglesia, cual sea su iglesia, le voy a decir cómo está su estado espiritual, cómo anda usted. Hay algunos que, cuando digo esto, veo con una cara que expresa “estamos en la lona”. Porque la iglesia nada más es una compostura de lo que es usted y cada persona que se congrega. La victoria personal es lo que lleva a la obra de Dios a victorias grandes. Usted nunca espere tener victorias grandes en la obra de Dios y no tener victoria en su vida personal. Es importante que usted entienda esto, porque a los ojos de muchos hay gente que ha tenido victoria en la obra y no tuvieron victoria en su vida personal.

Quiero hablarles sobre este factor, no es el único, no lo voy a presentar como el único, pero voy a presentar sólo esto, aunque tendría que decir que este es probablemente el más importante. El Señor les dice a estos tres discípulos “velad y orar para que no entréis en tentación, el espíritu a la verdad está dispuesto pero la carne es débil“. ¿Qué es necesario para victoria personal? Jesús había invitado a aquellos que eran de su círculo íntimo a un ejercicio espiritual, el Señor iba a orar; necesitamos comprender que si hay victoria, esa victoria es espiritual, la guerra es espiritual. La Palabra de Dios nos dice que las armas de nuestra milicia no son carnales, es muy importante recordar eso; la Palabra de Dios nos dice en el versículo 40, que los invitó a un ejercicio espiritual pero fallaron: ” Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?” Halló a Pedro durmiendo y a los hijos de Zebedeo.

Primero quiero hacer este comentario, ¿por qué siempre encontramos a Pedro y a Juan y a Jacobo? Digo ,¿ había especial de ellos o el Señor será parcial? Es considerado de Pedro, quien se jactaba de grandes cosas. Pero considerando en varias ocasiones encontramos que el Señor tuvo inclusive en un momento que reprenderlo, porque el Señor le dijo que era necesario que él fuera a Jerusalén, se hubiera entregado a los religiosos y que lo iban a arrestar y que lo iban a crucificar y luego Pedro se acerca y le dice al Señor “jamás eso te acontezca”. Estaba corrigiendo al Señor. ¡Mire, Pedro corrigiendo al Señor! ¿Usted nunca ha hecho eso? ¡Qué tremendo Pedro! y luego pensamos en Juan y Santiago, a quienes el Señor les renombró los hijos del trueno. La Palabra de Dios nos dice que su reacción al rechazo de algunas personas de Jesús fue – “Señor, ¿quieres que baje y los chamusqué de un sólo?” eso está en el griego y el Señor tuvo que decirles “no sabes de qué Espíritu sois”. ¿Qué había de especial de estos? En otra ocasión estos son los mismos que mandan a mami a decir, la Biblia dice en un Evangelio que fueron ellos, en otro dice que mandaron a mamá; y le dice el Señor “mujer, ¿qué quieres?” y la mamá dice “no es mucho lo que pido, nomás mi hijo Jacob y mi hijo Juan, o si quieres cambiarlo está bien y cómo somos generosos te damos el lugar de en medio”. Esos eran lo que siempre estaban con Jesús, estos 3 discípulos, siempre estaban en el círculo íntimo del Señor. No creo que sea porque tendrían algo especial, es que, ¿te has dado cuenta que a los hijos más latosos los quieres cerca? Esos hombres, estos 3 discípulos, de una manera u otra representan todo lo que tú y yo somos: presunciosos, orgullosos, jactanciosos, impulsivos, ambiciosos. Esto eran, todo esto eran, igual que usted y yo. Ellos tenían e mismo problema que usted tiene, ellos no se miraban a sí mismos. No se miraban a sí mismos, en verdad que ellos se veían como la mayoría de nosotros nos vemos, a razón de porqué es que no podemos obtener victoria.

Es claro que la razón de porque no pudieron tener victoria en esta ocasión, en contra de la tentación es porque no estaban conscientes de su debilidad. ¿Cuántas veces he repetido la razón que el enemigo nos tiene la ventaja es porque no nos conocemos? No creemos muy buenos, nos creemos muy fieles, muy fuertes, muy leales. ¿Cuál es la necesidad de orar y velar si no percibo mi debilidad, si no percibo mi necesidad, si no comprendo y entiendo mi condición? Yo digo, que hay algunos de nosotros que no creemos que es verdad. Te lo voy a comprobar, ¿cómo respondes tú cuando alguien te dice que tú tienes un problema?, respondes “pues es que me molesta que la gente me lo diga, si Dios me lo dice yo lo acepto”. Hay gente que dice “del pastor no lo acepto, porque yo no sigo a un hombre, sigo a Dios”, gente farsante, payasa, falsa. Si usted no cree que esto es verdad, la Palabra de Dios nos dice que les había dicho que velaran, que estuvieran alertas, que estuvieran vigilando, que estuvieran atentos a la situación; era como la media noche y se esperaba de que ellos hubieran sido conquistados por la fatiga y el sueño.

Dice el versículo 38: “Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.”, les estaba diciendo que velaran, que se mantuvieran físicamente despiertos. Pero en el versículo 40-41 dice que Jesús le dijo a Pedro: “Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.” La primera vez Dios los invitó a que físicamente se quedaran despiertos, la segunda vez les estaba hablando de estar espiritualmente despiertos. Hay una distinción. La primera vez les invita a estar físicamente despiertos, la segunda vez les dice que tienen que estar espiritualmente despiertos. ¿Sabe qué usted puede estar despierto físicamente y dormido espiritualmente? pero crítico es estar, importantísimo, a estar espiritualmente despierto y les dijo “¿por qué? el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil”. A lo que nos dijo que estuviéramos espiritualmente despiertos era al a tentación.

Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.” Tú crees exageración y por eso que muchas veces tú dices “a ver, ¿dónde está eso en la Biblia?”, porque tú estás preocupado del pecado, cuando el Señor dijo que ya cuando estás preocupado del pecado, ya estás vulnerable, no nos dijo que veláramos contra el pecado, nos dijo que veláramos contra la tentación. Estar espiritualmente despiertos a la tentación. Si no vencemos la tentación no vamos a vencer el pecado. ¿Tentación es pecado? No, tentación no es pecado, tentación es la invitación al pecado. Pero la razón que usted y yo, igual que ellos, no velaban en contra de esto, es porque no se miraban como el Señor bien los conocía. Él sabía que ellos estaban dispuestos en espíritu. La palabra espíritu ahí está en minúscula; siempre en la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, cuando se usa espíritu en minúscula está hablando del sentimiento o la actitud o el sentir de la persona. Ellos tenían toda la intención, la tenían, ellos cuando el Señor le dijo “velen conmigo un rato” y los invitó. Ellos se creían machín, ellos dijeron con toda la intención. El asunto es que ellos se vieron fuertes, se vieron valerosos, se vieron leales y está es la disposición: el espíritu está dispuesto. No es que ellos no estén dispuestos, ellos que dijeron que no, aceptaron la invitación del Señor al ejercicio espiritual, pero no entendieron que era un ejercicio espiritual y que la carne no está interesada. La carne es absolutamente débil a ejercicios espirituales.

Jesús les dijo a sus discípulos lo que usted y yo no entendemos “la carne es débil” y usted no cree eso. De manera que como no lo creemos, entonces ¿qué motivo, qué razón, qué despertamiento?, ¿cómo vamos a estar atentos, alertas a lo que nos va a potencialmente nos va a llevar al mal si no percibimos lo débiles que somos? Papá, mamá, tu pastor le dicen a alguno de ustedes” mocosos, chamacos no anden a solas, no se anden tocando” -“¡ay!, ¿qué crees que voy a hacer?”, significa que no te conoces. Tú crees que tu carne es fuerte, Jesús dijo “la carne es débil”, pero ellos no se miraban así y tú tampoco te miras así y allí es donde viene el inicio de nuestra falla en el ejercicio espiritual. Mientras ellos se creían fuertes, valerosos, leales, creyentes, el Señor estaba tratando de hacerles entender que ellos eran débiles, cobardes, desleales, incrédulos. “Ellos, gracias a Dios que nosotros no somos como ellos”, puede pensar usted, pero ¿cuántos dirían amén? nadie se atreve. Todos somos escritos en lo que Jesús dijo cuando dijo “la carne es débil”. Se los había dicho. Jesús les dijo “os escandalizareis de mí esta noche porque escrito está e iré al pastor y las ovejas serán dispersas”. El Señor se los había dicho, ¿y sabe qué dijo Pedro? “aunque me sea necesario morir contigo, yo soy de hueso colorado, yo no me rajó”. Dice la Biblia ” y todos los discípulos dijeron lo mismo”. ¿Tú no te atreverías decir eso? tú te crees fuerte. ¿Te das cuenta? yo en mi espíritu tengo todo el deseo de hacer lo que es correcto, pero mi carne es débil y la tuya también.

Yo no tengo duda de que Pedro con todo su corazón creía lo que él estaba diciendo, él creía que él era tan fuerte, tan leal, que era tan valiente y aunque el Señor se lo había dicho y se lo dijo a todos “todos ustedes se van a escandalizar”. Pedro dijo “yo estoy listo a morir” y todos los discípulos dijeron lo mismo. El Señor les dijo una cosa y no lo creyeron, ¿quién les dijo que se iban a escandalizar? el Señor. ¿Lo creyeron? ¡No! No lo creyeron, ni Pedro lo creía, dijo “no Señor. Ahí te equivocaste yo para atrás nada, todo para adelante”. Tenemos todos esos dichos y son normalmente los más arrastrados. Confiaron más en quien ellos se creían ser, que lo que Dios estaba diciéndoles a ellos. Confiamos más en lo que hemos creído de nosotros mismos que en lo que en la Biblia nos dice de quien somos. Era Dios quien les dijo “no llegan, no la hacen, Pedro ni tú ni todos estos, yo se que se creen muy machines, se van a escandalizar” -“Señor ahí te equivocas vas a ver”. Confiaron más en quien se creían ser que en lo que Dios mismo les había dicho de quien eran.

Los que no tienen un compromiso con la Biblia y no le creen son aquellos que menos están dispuestos a aceptar sus debilidades. “Pero es que el pastor dice que no es cierto, ” y yo digo “no, no ese no soy yo, es ara algún otro”. Tenemos muchas dificultades aceptando lo que la Palabra de Dios nos dice. Lo que la Palabra de Dios nos dice que en este cuarto no hay nadie más que pura gente débil. Todos somos débiles aunque creamos lo contario, ¿a cuántos Dios ha llamado a servirle? eres un debilucho. “Me molesta que usted me diga eso”, piensa usted, pero yo no lo dije, la Biblia lo dice, en Primera de Corintios, lo vil, lo necio, lo menospreciado, lo débil que somos.

Lo que no entendemos y lo que estaba tratando de hacer el Señor entender a estos que cambiarían el mundo, es que no pueden tener victoria hasta que ellos comprendan que no es la carne, lo que Dios nos ha llamado a vivir la vida cristiana a servirle a Dios o hacer las cosas para Dios. Ellos se creían fuertes, valerosos, comprometidos y el Señor estaba tratando de decirles “no, ustedes son débiles” y la verdad es que son desleales y cobardes y titubeamos. Esa es la razón por que no te molesta salir de tu casa sin haber ido a la Biblia primero, simplemente no te molesta, crees que ‘tú la haces’, que no necesitas, que otros necesitan y luego es la misma gente que no puede encontrar la razón de la falta de victoria en sus vidas. Esperan ser victoriosos y salen de la puerta sin haberse encontrado con Dios y no es hasta que yo crea lo que Dios dice que yo soy.

Entender que puedo tener todo el deseo en la vida, pero los más nobles deseos no te van a dar victoria, porque el espíritu está dispuesto pero la carne es débil. No queremos oírlo. Nunca vamos a ver avivamiento en nuestros corazones, menos en nuestras iglesias, mientras sigamos elevándonos a tratar de hacernos lucir como lo que no somos. Esa es la razón que no vemos la necesidad de nuestro Dios, no vemos la necesidad de orar, no vemos la necesidad de buscarlo, no vemos a necesidad de ir a la iglesia, faltamos y pensamos “¡ay! ¿Algo me va a pasar por qué no voy una vez?” Ese eres tú, porque no conoces tu condición. Segunda de Crónicas 7:14: “Si se humillare mi pueblo, sobre los cuales ni nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.” Esto es requisito para avivamiento, es que nos apartemos de nuestros malos caminos. “Pero, ¿cuáles malos caminos? si todos somos buenos, aquí no hay quien haga el mal” piensan. No queremos oír que somos malos. No somos malos hermanos, somos requetemalos, “pues mi mami, me dijo que yo tengo un corazoncito bien bueno” dirán algunos. Pues tu mamá te mintió.

La Palabra de Dios nos dice que el corazón del hombre es vil, es engañoso sobre todas las cosas, qué no conocerá La Palabra de Dios. Sólo Dios sabe y nos dice la razón por la que debemos de orar. La razón es no es que Dios nos guarde del pecado, dice que debemos de orar para que Dios nos guarde de la tentación. El problema es que no vemos, no percibimos el peligro y esa es la razón que tenemos gente tantas veces que nos acerca y nos dice “pues yo no veo nada malo en eso”. Porque a veces tú te consuelas con que no has pecado, “y no veo nada malo en eso” dices. Porque te consuelas de no haber pecado, Dios no te dijo que vigilaras en contra del pecado Dios dijo “la victoria empieza antes que eso”. Tú estás pensando que no vas a pecar y pidiéndole a Dios que no te deje pecar. Dios dice que necesitas entender que no puedes ni siquiera vivir en la tentación porque vas a ser derrotado espiritualmente. Pero no creemos porque no nos vemos esa luz, no creemos que seamos débiles.

Andad en el espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne” porque el deseo del espíritu es contra la carne y el deseo de la carne es contra el espíritu. La carne tiene sus deseos y la carne es débil. No estoy hablando de los kilos que tienes en tu cuerpo, tu carne, mi carne es débil y tu carne y mi carne tienen sus deseos. Esos deseos que tiene tu carne son totalmente contrarios y en contra de lo que Dios desea. Pero vivimos derrotados, ¿sabes por qué? porque tú no entiendes eso de tu carne, tú no te crees así de malo, tú vives en derrota porque tú quieres que tu carne quiera lo que tu carne nunca va a querer. Dice la Biblia “el deseo del espíate es contra la carne y el deseo de la carne es contra el espíritu“. ¿Saben lo que yo tengo que hacer? tengo que constantemente comprender que sin el espíritu de Dios, lo único que me queda es carne y mi carne es débil, es vil, no desea lo que es de Dios, no quiere hacer lo que es de Dios y no puedes hacer que lo quiera. Pero si tú estás lleno del espíritu, el espíritu tiene sus deseos, porque habla del deseo del espíritu y el deseo de la carne. Y como la carne tiene sus deseos, el espíritu tiene sus deseos, pero el espíritu no tu carne. ¿Por qué crees que se nos manda a vivir llenos del Espíritu Santo?

Cada momento que tú y yo no vivamos bajo el control y la influencia del Espíritu Santo lo que está tratando de vivir para Dios es tu carne y tu carne no quiere vivir para Dios. ¿Tú quieres que tu carne gane? ;“Quiero que te guste estar en la iglesia carne”, piensas, no le va a gustar a tu carne, “carne lee la Biblia y que te guste” dirás, no eso no va a pasar. La carne nunca va a cambiar, tu carne no puede cambar, la carne tiene que morir, porque la carne no puede cambiar, por eso tiene que morir. La Biblia nos dice en Romanos 8 que lo que mortifica a las obras de la carne es el Espíritu de Dios, porque ya no eres tú. Pero no entiendes eso y no buscas el Espíritu y te importa poco si eres espiritual y te importa poco vivir todo el día y días y semanas sin que el Espíritu de Dios te controle. Te crees bueno, te crees sano, te crees espiritual, porque has podido hacer que tu carne muestre toda la fachada de lo que es un cristiano mientras vives en derrota espiritual.

Vamos a terminar con lo siguiente: cuando estaba comenzando en el ministerio, era joven, vino un misionero veterano, un hombre de Dios que ha logrado tantas cosas para el Señor y me dio muchos consejos como joven predicador y yo le agradecí mucho. Le dije “gracias, voy a tratar” y casi me asustó porque me dijo casi gritando “no, no trates”, y yo no sabía lo que me estaba diciendo ¿qué no tratará?; yo me sentía como el adolescente rebelde pensando “¡ah bueno!, entonces que no trató”. Así me sentía porque no entendía lo que decía, me daba montón de consejos de Dios, la obra de Dios, mi vida espiritual y yo le dije “voy a tratar” y él me contestó que no tratará. “Entonces ¿cómo le hago?”, pensé. No entendí lo que él decía, ahora lo entiendo absolutamente. ¿Cómo te va cuando tratas? y hasta te enojas y dices “¡¿qué quieren!?, ¡estoy tratando!” Piénsalo, ¿cómo te va cuándo tratas? caes en tu pura nariz. Me estaba diciendo lo que yo estoy tratando de decirle a usted, “trata todo lo que quieras, no la haces”. No es acerca de tratar, porque por más que trates tu esfuerzo no es lo que te va a dar victoria, es sólo a través del Espíritu de Dios.

Mateo 7:11: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas á vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas á los que le piden?” ¡Cómo tengo hambre de ver predicadores llenos del Espíritu!, no de tu espíritu, si no del Espíritu de Dios. Porque tu carne y mi carne son débiles. El espíritu está dispuesto pero la carne es débil, la carne tuya, mía o de quién sea. Mi carne no quiere vivir para Dios, no puede vivir para Dios y es enemiga de Dios. Deja de estar tratando que tu carne quiera vivir para Dios, tu carne nunca va a querer vivir para Dios.

¡Cómo batallo! a veces batallo hasta con mi propia familia, porque yo le digo a mis hijos, le digo a mi esposa. Sabes lo que me dicen “papi tú eres así”. Yo no soy así y le hablo a los hermanos igual; “no pastor, que no sé qué, usted es así”. -“Hermano, ¿por qué no perdona y ama la gente que lo odia?”, les digo, me responden “¡ay pastor! ya sabía que usted me iba a decir eso, es que yo no soy como usted. Usted es así”. Tú no sabes cómo yo soy, no tienen la más mínima idea como yo soy, yo cargo cicatrices en mi pecho de puñaladas, de cuando andaba de loco, cuando vivía de acuerdo a quién yo soy. Con todo y mi pequeño tamaño, yo me lanzaba a quien sea y cuando lo perdía nadie me podía controlar. Mis hijos estuvieron hablando con mis hermanos y ellos les decían “lo mirábamos viniendo y nos dábamos la media vuelta, no queríamos verlo, era malo” y mis hijos no les creen ni un poco. Ese Ezequiel todavía está aquí y todos los días quiere gobernar y todos los días quiere convencerme y decirme “dame chance, yo sé cómo es ser cristiano” y cada fracaso, cada mal testimonio, cada regazón, cada vez que caigo en mi nariz es cuando le pongo confianza a mi carne. La Biblia dice que no le pongamos ninguna confianza a la carne, porque la carne es débil.

El Señor les enseñó a estos discípulos durmiendo una lección que no entendieron hasta mucho después, entonces el poder de Dios descansó sobre ellos. Mientras insistas que eres tú y tu poder, olvídate que vas a experimentar el poder de Dios. Simplemente olvídalo, es el débil, es el que se humilla. Él hizo las cosas así perfectamente y lo describe de esa manera diciendo “para deshacer lo que es, para que nadie se jacte en su presencia“. Por eso es que yo le pido tanto al Señor que cuando me pare a predicar, si acaso hago referencia a mí que sea como ejemplo de lo tonto, lo necio y lo débil que yo soy, que no me permita pararme a hablar de lo que hago y quién soy y que le echo ganas. No, porque esa es la marca de un neófito, un inmaduro que se envanece. La razón por la que Pablo le dijo a Timoteo en Primera de Timoteo 3:6: “No un neófito, porque inflándose no caiga en juicio del diablo”. Es Él, es todo Él, yo le animo a que le haga caso a Dios cuando Él trata de decirle a usted quien es usted. Somos débiles, somos cobardes, somos desleales y yo sé que digo todo eso y hay algunos que serán y otro que pensarán “yo no”. Vive allí, no hay un siervo de Dios que ya no está en la obra de Dios que no terminó con un descuido y ¿sabes de donde vino ese descuido? se creyó mucho. De allí vino su descuido, que Dios nos guarde de ser así. “Velad y orad, que no entréis en tentación porque la verdad del espíritu está dispuesto, pero la carne es débil“.