Refugiado en la casa del infierno

Jeremías 36:14-25

14 “Entonces enviaron todos los príncipes a Jehudí hijo de Netanías, hijo de Selemías, hijo de Cusi, para que dijese a Baruc: Toma el rollo en el que leíste a oídos del pueblo, y ven. Y Baruc hijo de Nerías tomó el rollo en su mano y vino a ellos.

15 Y le dijeron: Siéntate ahora, y léelo a nosotros. Y se lo leyó Baruc.

16 Cuando oyeron todas aquellas palabras, cada uno se volvió espantado a su compañero, y dijeron a Baruc: Sin duda contaremos al rey todas estas palabras.

17 Preguntaron luego a Baruc, diciendo: Cuéntanos ahora cómo escribiste de boca de Jeremías todas estas palabras.

18 Y Baruc les dijo: El me dictaba de su boca todas estas palabras, y yo escribía con tinta en el libro.

19 Entonces dijeron los príncipes a Baruc: Ve y escóndete, tú y Jeremías, y nadie sepa dónde estáis.

20 Y entraron a donde estaba el rey, al atrio, habiendo depositado el rollo en el aposento de Elisama secretario; y contaron a oídos del rey todas estas palabras.

21 Y envió el rey a Jehudí a que tomase el rollo, el cual lo tomó del aposento de Elisama secretario, y leyó en él Jehudí a oídos del rey, y a oídos de todos los príncipes que junto al rey estaban.

22 Y el rey estaba en la casa de invierno en el mes noveno, y había un brasero ardiendo delante de él.

23 Cuando Jehudí había leído tres o cuatro planas, lo rasgó el rey con un cortaplumas de escriba, y lo echó en el fuego que había en el brasero, hasta que todo el rollo se consumió sobre el fuego que en el brasero había.

24 Y no tuvieron temor ni rasgaron sus vestidos el rey y todos sus siervos que oyeron todas estas palabras.

25 Y aunque Elnatán y Delaía y Gemarías rogaron al rey que no quemase aquel rollo, no los quiso oír.”

Esta es una tremenda historia de parte de Jeremías contándonos lo que Joacim hizo con el rollo. Dios le dio a Jeremías palabra para el rey Joacim y dice los versículos 1 al 3 Aconteció en el cuarto año de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, que vino esta palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: Toma un rollo de libro, y escribe en él todas las palabras que te he hablado contra Israel y contra Judá, y contra todas las naciones, desde el día que comencé a hablarte, desde los días de Josías hasta hoy. Quizá oiga la casa de Judá todo el mal que yo pienso hacerles, y se arrepienta cada uno de su mal camino, y yo perdonaré su maldad y su pecado. Dios envió palabra a través de Jeremías y le dice que las escribiera.Dios a través de su Palabra nos dice que nos arrepintamos porque si no habrá un juicio. Habrá un juicio para quienes no han aceptado a Cristo y un juicio para nosotros que no queremos entender, Dios es misericordioso, pero él nos envía su Palabra una y otra vez.

Dice la Biblia en el versículo 4Y llamó Jeremías a Baruc hijo de Nerías, y escribió Baruc de boca de Jeremías, en un rollo de libro, todas las palabras que Jehová le había hablado. Entra tú, pues, y lee de este rollo que escribiste de mi boca, las palabras de Jehová a los oídos del pueblo, en la casa de Jehová, el día del ayuno; y las leerás también a oídos de todos los de Judá que vienen de sus ciudades.” Baruc empezó a escribir palabra por palabra lo que Dios tenía para el pueblo. Jeremías lo escuchaba de parte de Dios y Jeremías lo dictó a Baruc y Baruc lo escribía.

De parte de Dios tenemos la palabra profética más segura. Es una palabra inspirada, dada por Dios, una palabra en el cual el soplo de Dios fue dado a hombres de Dios que escribieron este bendito libro y lo que leemos cada día es palabra de Dios. No solamente contiene la Palabra de Dios, es la Palabra de Dios que debemos de leer y amar.

Se proclamó ayuno y que iba a haber un día especial en el año quinto, en el mes de nueve del reinado de Joacim, entonces Baruc puesto en pie en la casa de Jehová comenzó a leer la Palabra de Dios y dice la Biblia que todo el pueblo comenzó a escuchar. Jeremías 36:10-12 dice: Y Baruc leyó en el libro las palabras de Jeremías en la casa de Jehová, en el aposento de Gemarías hijo de Safán escriba, en el atrio de arriba, a la entrada de la puerta nueva de la casa de Jehová, a oídos del pueblo. Y Micaías hijo de Gemarías, hijo de Safán, habiendo oído del libro todas las palabras de Jehová, descendió a la casa del rey, al aposento del secretario, y he aquí que todos los príncipes estaban allí sentados, esto es: Elisama secretario, Delaía hijo de Semaías, Elnatán hijo de Acbor, Gemarías hijo de Safán, Sedequías hijo de Ananías, y todos los príncipes. Baruc estaba alarmado por el juicio de Dios y mientras tanto todo los príncipes estaban sentados en la casa del rey y tal pareciera que de la misma manera son los príncipes los que piensan que no necesitan levantar un dedo o hacer algo en la obra de Dios, pero creo que es tiempo que el pueblo de Dios, que la gente de Dios se levante y haga caso a la palabra de Dios. “Y les contó Micaías todas las palabras que había oído cuando Baruc leyó en el libro a oídos del pueblo.  Entonces enviaron todos los príncipes a Jehudí hijo de Netanías, hijo de Selemías, hijo de Cusi, para que dijese a Baruc: Toma el rollo en el que leíste a oídos del pueblo, y ven.” Esto es el campo misionero también, nos dice que tomemos el rollo y vayamos y tenemos que tomar la Palabra de Dios e ir a aquellos que necesitan escuchar estas benditas palabras.

“Y le dijeron: Siéntate ahora, y léelo a nosotros. Y se lo leyó Baruc. Cuando oyeron todas aquellas palabras, cada uno se volvió espantado a su compañero, y dijeron a Baruc: Sin duda contaremos al rey todas estas palabras.” Imagínate, estaban en la casa del rey, ya no estaban en la casa de Jehová y Baruc les leyó las palabras, lo que Dios le dio a Jeremías y dice que cada uno se volvió espantado a su compañero.

Cuando leemos la Palabra de Dios algo debe de causar en nosotros. Cuando Jonathan Edwards empezó a predicar el sermón “En manos de un Dios airado” y el pueblo empezó a escuchar el juicio de Dios, que ellos necesitaba voltear hacia Dios y vivir una vida que tuviera frutos dignos de arrepentimiento y al escuchar que estaba en manos de un Dios airado, ellos empezaron a rasguñar las bancas y que Dios nos diera ese sentir de temor y saber que estamos frente a un Dios vivo y así estaba el pueblo espantado y viendo a su compañero con un rostro de terror, con convicción en su corazón. Entonces fueron con el rey y le dijeron a Baruc que no fuera él. Y dice el versículo 22Y el rey estaba en la casa de invierno en el mes noveno, y había un brasero ardiendo delante de él. El rey no estaba preocupado por su pueblo, ni por el juicio de Dios, el rey no se había preocupado por ir a la casa de Jehová, quizá le dijeron que se iba a hacer una reunión y él dijo que hicieran lo que quisieran y el rey estaba en la casa de invierno y entonces los príncipes hablaron con el rey mientras el rey estaba refugiado.

Muchas veces en vez de estar en la casa de Dios estamos refugiados en la casa de invierno. No solamente estaba en su comodidad, dice la palabra de Dios que había un brasero ardiendo delante de él y la gente quizás estaba en su pobreza porque los que había quedado de Judá era gente pobre, gente que no tenía muchas cosas, quizás no tenían una casa de invierno, quizás sus casas eran de esas que tenían hoyos por todos lados mientras el rey estaba refugiado en la casa de invierno, estaba sentado viendo sus películas de Netflix y teniendo sus palomitas y se la estaba pasando chevere, mientras al pueblo Dios lo estaba juzgando, estaba Dios tratando de hablar con Judá y les estaba diciendo que se tenían que arrepentir. Creo que muchas veces nos queremos refugiar pensando que todo está bien, estamos metiendo nuestra cabeza en la arena, mientras gente se está muriendo afuera, mientras gente necesita de Cristo, pero nosotros nos vamos y nos escondemos en la casa de invierno y prendemos nuestro fuego cuando Dios quiere traernos un fuego de parte de él.

1. La comodidad de Joacim

Esa comodidad nos puede llevar a olvidarnos de la gente que está afuera. Joacim estaba tratando de no congelarse con ese frío y está tratando de calentarse un poco pensando que era suficiente para su vida, y allá afuera hay un frío que quizás está matando a la gente, quizás un frío que está congelando tus pensamientos y tu vivir por Cristo, está congelando tus pies que no quieren ir, quizás está congelando tu voluntad a la voluntad de este mundo. Este mundo está frío, un frío que está llegando a nuestras iglesias, ya no podemos levantar la voz y cantar como antes cantábamos. Eso está llegando poco a poco a nuestras iglesias. Si tu fueras a E.U.y vas a una iglesia hispana se oyen los cantos, la gente canta fuerte, pero uno va a una iglesia americana (y no en todas) ya no están cantando como antes cantaban. Nos estamos enfriando por el pecado, porque no estamos viviendo una vida para el Señor, porque estamos dejando entrar la carnalidad a nuestras iglesias y casas y entonces cuando ese frío está entrando pensamos que un fuego nos va a ayudar y estamos poniendo nuestras manos en el fuego incorrecto que al final nos va a quemar, estamos poniendo nuestras manos y nuestra seguridad en esa fogata y pensamos que es suficiente, mientras que el frío invernal se está metiendo y enfriando nuestros corazones por causa de la comodidad, por el pecado, por nuestra falta de servicio al Señor, porque no queremos cambiar, no queremos dejar el baile, el alcohol, la música, y pensamos que todo va a estar bien y que somos fuertes y podemos, pero de repente nos va a tirar, y nos va a destruir si no hacemos algo al respecto.

Hay un frío afuera que se está metiendo y el rey estaba sentado y disfrutando de su casita, de ese fuego que tiene, un brasero ardiendo, y de repente llegan algunos con la palabra de Dios y le dicen: “Mira lo que Dios dice” y ¿crees que él se estaba preocupando por lo que la palabra de Dios decía? Él no quería saber lo que Dios tenía para él y de la misma manera qué triste es que antes tú querías escuchar, querías saber lo que Dios tenía para tu vida y ahora ya no te importa su voluntad, ya no quieres escuchar y cuando Dios te dice que dejes el pecado ya no quieres escuchar, te tapas tus oídos.

El versículo 23 dice: Cuando Jehudí había leído tres o cuatro planas, lo rasgó el rey con un cortaplumas de escriba, y lo echó en el fuego que había en el brasero, hasta que todo el rollo se consumió sobre el fuego que en el brasero había.” Él tomó el rollo y lo rasgó, mientras que le rogaban que no lo destruyera porque era palabra de Dios  y ellos no podían creerlo y dice la Palabra de Dios que el rey no tuvo temor de desechar la Palabra de Dios porque estaba muy cómodo, se estaba refugiando en la casa de invierno

¿En dónde te estás refugiando? ¿En dónde te estás escondiendo? “Pastor, yo soy cristiano, yo amo al Señor” Pero te estás refugiando, estás en un lugar en donde el frío del pecado está alrededor de ti y te estás refugiando y estás poniendo tus manos en ese brasero pensando que eso te va a ayudar un poco, pero ese fuego se va a acabar y ese pecado te va a destruir. Dice la Palabra de Dios que ese pecado destruye al final. Dice Santiago 1:12-15 “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.” Esa es palabra de Dios. La palabra de Dios nos avisa, nos advierte y es leída aquí en la iglesia y espero que sea leída en tu casa cada día y que le digas al Señor: “Yo quiero hacer tu voluntad, ciertamente he estado mintiendo, robando, viendo cosas que no debo de ver, he estado escuchando cosas que no debo, he estado teniendo una relación que no debo de tener,” y que la palabra de Dios haga algo en tu corazón mientras hay tiempo. Había tiempo para Joacim pero él se estaba refugiando en la casa de invierno, no estaba en la casa de Jehová, él se había apartado, se había ido a un lugar donde pensó que estaría bien.

Jonás 1:2-4 dice: Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí. Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová. Jonás encontró una casa de refugio, encontró una casa de invierno y pensó que no iba a pasar nada, que Dios no lo iba a encontrar, que todo iba a estar bien. Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave. Y los marineros tuvieron miedo, y cada uno clamaba a su dios; y echaron al mar los enseres que había en la nave, para descargarla de ellos. Pero Jonás había bajado al interior de la nave, y se había echado a dormir. Jonás estaba muy cómodo aunque había un caos afuera, aunque las olas del mar se levantaban, todos estaban clamando a su dios, comenzaron a tirar los enseres y el viento seguía golpeando y ellos no sabían qué hacer, y Jonás se echó a dormir, él estaba en esa casa de invierno

El rey no estaba en la casa de Jehová, ni en su casa, estaba en la casa de invierno, estaba lejos de la presencia de Dios, y entre más nos alejamos de la presencia de Dios menos queremos oír, buscamos aún en la palabra de Dios y justificamos nuestros pecados, y decimos “Es que David tuvo muchas mujeres”, “Es que este pecado lo hicieron” y esto es porque nos estamos refugiando en la casa de invierno y estamos poniendo nuestras manos en un fuego que no va a avivar nuestra alma. Dios le dijo a Timoteo “Aviva el fuego del don de Dios que está en ti” . Y no tenemos que poner nuestras manos en ese brasero, sino en la palabra de Dios, debemos de buscar lo que Dios tiene, y decirle al Señor: “Me he estado equivocando de fuego, he estado buscando en el Islam, he estado buscando una doctrina falsa…” Va a venir alguien y nos va a querer sobar nuestras orejas “lo que estás haciendo no está mal”, “Dios acepta a todo mundo” y sí, Dios aceptar a todo mundo pero dice “Santificaos porque es la voluntad de Dios.” Dios quiere que no vivamos en pecado,  que no vivamos en esa casa de invierno, sino que regresemos a la casa de Dios. Deja esa casa de invierno.

2. La condición del pueblo

Era un pueblo sin Dios, era un pueblo pasando frío, era un pueblo necesitado de la Palabra de Dios, necesitaba dirección de parte de Dios y alguien que se pusiera de pie y guiara al pueblo. Y cuando Jeremías y Baruc mandaron a traer al pueblo, el pueblo estaba listo porque ellos estaban sin Dios, ellos sabían que necesitaban a Dios.

Efesios 6:12 dice: En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.Vivíamos sin esperanza, estábamos apartados de la promesa de la vida eterna y estábamos sin Dios, pero gloria a Dios que un día llegó el evangelio a nuestra vida y ahora conocemos a Dios y sabemos lo que debemos hacer y si lo sabemos, no nos vayamos a esa casa de invierno, no nos escondamos en ese lugar en donde pensamos que podemos estar mientras pasa el invierno o la pandemia y pensamos que todo va a estar bien mientras no le hagamos mal a nadie, mientras no ofendamos a nadie. Pero mientras estamos ahí hay gente que está muriendo, hay gente que necesita escuchar de Cristo. Y gloria a Dios por hermanos que predican y no se quedan en su casa de invierno, ellos siguen hablando y compartiendo.

La condición de este mundo es que necesitan que nosotros salgamos de esa casa de invierno y vayamos, les hablemos y les prediquemos.

Cuando Joacim escuchó esa palabras dice la Palabra de Dios que no tuvo temor, tomó ese cortapapeles y comenzó a cortar ese rollo. Imagínate su furia, pensando: “¿Qué hacen ustedes viniendo a leerme esto? Me la estoy pasando bien, tomando cerveza, no le estoy haciendo mal a nadie, déjenme paz.” Él no tuvo temor. Dios va a tu puerta y más vale que tengas temor y le hagas caso a  Dios .

1 Tesalonicenses 4:13 dice: Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.Hay gente afuera que está sin Dios. La gente afuera es gente sin esperanza. No podemos estar en esta casa de invierno mientras que afuera hay gente sin Cristo. 

Dice 1 Corintios 15:34 Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo. Es una vergüenza que tu vecino no sea aún salvo, es una vergüenza que a tu amigo no le has testificado, que no has dado ni un folleto, no te quedes en esa casa de invierno, es una vergüenza cuando nos quedamos en esa casa de invierno mientras afuera hay un mundo frío que se está metiendo a nuestra iglesia y a nuestra vida y tenemos que salir a hablarles.

Dice 1 Tesalonicenses 4:3-5 pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación;que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; A propósito si tú estás viviendo una vida en un unión libre están en fornicación y estás en una casa de invierno, estás refugiándote y poniendo tus manos en un lugar pensando que todo está bien pero estás pecando contra un Dios vivo y verdadero. no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios; Hay gentiles que no conocen a Dios, hay gente que necesita de Cristo y no podemos estar y permanecer en una casa de invierno. Dice 2 Tesalonicenses 3:1-2Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros, y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe. No es de todos la fe, la condición de la gente afuera es que no tienen fe, no conocen de Cristo. No podemos juzgarlos porque quizás no les hemos predicado. Mientras estamos en la casa de invierno hay gente que está muriendo sin Dios.

3. La comisión de Dios

La comisión para Jeremías era “ve y escribe esto” La comisión para Baruc era leerla al puebla y la comisión para el rey era escuchar la palabra de Dios y arrepentirse de sus pecados y voltear al Señor, pero este rey no quiso escuchar, dice la Palabra de Dios que Jehova envió tropas de caldeos, de sirios, de moabitas y amonitas para que destruyera la ciudad, Dios lo juzgó.

La comisión de parte de Dios es algo sencillo, es que prediquemos su Palabra, que llevemos a este mundo el evangelio, que salgamos de esa casa de invierno, que dejemos nuestro pecado y vivamos para Dios. Mateo 28:19-20 dice: Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. 

Mateo 10:5-7 A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis,  sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Tenemos que ir y predicar. Marcos 16:15-16 dice Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Tenemos que predicar y hablarle a la gente.

Este rey en vez de estar gobernando, de estar en la casa de Jehová, no tuvo temor y Dios lo juzgó por no haber tenido temor, pero él pensaba que todo estaba bien, este rey se estaba mintiendo, no todo estaba bien.

¿En qué casa estás tú? ¿estás en la casa de Jehová o en la casa de invierno pensando que todo está bien? Un día vamos a estar en presencia del Señor y nos va a juzgar y nos va a decir que nos la pasamos sentados en la casa de invierno. Dios tiene un juicio para eso.