Oh Jehová, Aviva tu obra

Habacuc 3:1-6

1 “Oración del profeta Habacuc, sobre Sigionot.

 

2 Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí.

Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos,

En medio de los tiempos hazla conocer;

En la ira acuérdate de la misericordia.

 

3 Dios vendrá de Temán,

Y el Santo desde el monte de Parán. 

Su gloria cubrió los cielos,

Y la tierra se llenó de su alabanza.

 

4 Y el resplandor fue como la luz;

Rayos brillantes salían de su mano,

Y allí estaba escondido su poder.

 

5 Delante de su rostro iba mortandad,

Y a sus pies salían carbones encendidos.

 

6 Se levantó, y midió la tierra;

Miró, e hizo temblar las gentes;

Los montes antiguos fueron desmenuzados,

Los collados antiguos se humillaron.

Sus caminos son eternos.”

 

Habacuc comienza con una palabra importante dice: Oración del profeta Habacuc. ¿Cuál era esa oración? Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, Vemos que en los primeros dos capítulos tenía algunas preguntas y una de ellas era por qué había maldad sobre la tierra y por qué Dios iba a mandar un castigo al pueblo de Israel y Dios le está respondiendo. Pero en el capítulo 3, Habacuc después de un poco de queja, ha entendido la finalidad en la que Dios le ha llamado y comienza una oración un poco poética, parecida a los salmos y dice: Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Y si vamos al final del capítulo 3 dice: Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar.Habacuc está reconociendo el poder y la soberanía de Dios. Pero dice el versículo 2 Oh Jehová, aviva tu obra y nosotros de la misma manera debemos orar a Dios y decirle Oh Jehová, aviva tu obra.

1. Aviva su obra – Pidiendo

Podemos orar y decirle: Aviva tu obra. Eso es lo que hizo Habacuc y debemos de interesarnos en su obra, debemos de ver la importancia de su obra y decirle que avive su obra.

Dice Romanos 12:12 gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; Dice la Palabra de Dios “constantes en la oración” y debemos de pedir constantemente que Dios nos ayude a vivir para él, debemos rendirnos a su Espíritu Santo pero hay algo que se nos olvida constantemente y es pedirle a Dios que avive su obra. Su obra es nuestra obra, su mies es nuestra mies, somos parte de la mies del Señor y sí, debemos de pedirle que nos cuide, que nos proteja, que nos bendiga, pero creo que cuando decimos que nos bendiga es algo muy general. En la Biblia no creo que diga “Señor, bendícenos”, pero sí dice “Aviva tu obra.” Pablo le dice a Timoteo que avive el don de Dios, ciertamente Pablo pedía a Dios que bendijera a Timoteo, pero cuando le decimos, que nos bendiga, Dios dice ¿cómo quieres que te bendiga? ¿qué quieres que haga? Tenemos un Padre celestial que busca que nosotros seamos más concretos en nuestras relaciones y cuando decimos y pedimos que Dios dé un crecimiento espiritual a nuestra iglesia (y debemos de pedir por un crecimiento espiritual), pero a veces queremos un crecimiento espiritual sin hacer algo, queremos crecimiento sin venir a la iglesia, sin leer Su Palabra, sin salir a ganar almas, sin escudriñar Su Palabra, y Habacuc dice en su oración “Aviva tu obra” y es una oración que debemos pedir constantemente.

No solamente debe ser una oración constante, sino congruente. Romanos 12:11 dice: En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;Pablo dice que hay que tener un espíritu ferviente, hay que estar sirviendo al Señor, hay que estar echándole ganas, y cuando le decimos que avive su obra no se lo podemos decir cuando estamos acostados todo el tiempo, nuestra oración debe ser congruente, 

Cuando estamos sirviendo al Señor, Dios va a hacer algo, Dios se va a manifestar y cuando emprendemos grandes cosas para Dios, Dios va a hacer su parte, pero a veces decimos que él haga su parte y después nosotros nos vamos a levantar, pero es al revés. Cuando Dios le dijo a Josué que cruzara el Jordán, primero Josué se tenía que santificar y después, Dios haría maravillas entre ellos. Debemos de hacer nuestra parte con un espíritu fervoroso, buscando al Señor constantemente y que nuestra oración sea una oración congruente. Si le decimos que avive su obra y nuestra actitud es mala y tenemos quejas y murmuraciones y nos la pasamos peleando, Dios no va a bendecir, pero si le decimos que avive su obra y estamos pidiendo constantemente y hay unidad, Dios va a hacer su parte.

También tiene que ser una oración contrita y humillada. Salmos 51:17 dice: Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.Dios se complace en traer bendición tras bendición cuando hay humildad y un corazón contrito. Dice 2 Crónicas 7:14 si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. No podemos decir “Señor, aviva tu obra porque mira qué persona te está pidiendo.” Dios puede usar al más vil pecador, no podemos echar crema a nuestros tacos diciéndole que somos el don de Dios a la humanidad porque no lo somos, no somos nada, y por eso, debemos de pedirle con un corazón humillado.

Hubo un hombre llamado John Roberts  y él empezó a asistir a ciertos servicios durante los años de 1930, fue durante la misma época en donde en Inglaterra hubo un gran avivamiento y en Estado Unidos comenzaron a escuchar de esos grandes avivamientos y entonces él comenzó a orar porque leyó Jeremías 4:3 y con lágrimas comenzó a pedir al Señor por un avivamiento y cuando él regresó al seminario sabía que tenía que hacer algo y hablando con su compañero de habitación le preguntó ¿crees que Dios podía darnos cien mil almas? Porque se dice que en el periodo de un año, en Gales ciento cincuenta mil personas se acercaron al Señor por la predicación de Su palabra y él viendo todo eso preguntó eso y después de cinco meses, Dios les había dado cien mil almas bautizadas para el señor. 

Pudiera parecer imposible, pero que Dios nos diera a cada uno de nosotros decir “quizás Dios pueda hacer algo conmigo.” Habacuc dijo “Aviva tu obra.” Debemos orar y decirle al Señor que avive su obra.

2. Aviva su obra – Prestando atención a Su Palabra

Habacuc 3:2 dice: Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí.La mayoría de los avivamientos que se han dado fueron por la predicación de su palabra y cuando la gente se congregaba quería escuchar la Palabra de Dios y debemos querer escuchar la Palabra de Dios y debemos no solamente escucharla, sino hacerla. Gracias a Dios que podemos escuchar su Palabra y estamos en un país libre.

Hay que orar para que nos llegue Su Palabra, también hay que orar por los predicadores y que Dios los use y los llene y hable a través de ellos, que Dios use al pastor y yo no sé si oras por tu pastor, pero deberías orar por tu pastor y orar para que Dios nos hable. 

La Palabra de Dios tiene poder, pero tenemos que prestar atención y oír con atención. Ezequiel 44:5 dice: Y me dijo Jehová: Hijo de hombre, pon atención, y mira con tus ojos, y oye con tus oídos todo lo que yo hablo contigo sobre todas las ordenanzas de la casa de Jehová, y todas sus leyes; y pon atención a las entradas de la casa, y a todas las salidas del santuario. He dado enseñanzas acerca de dar instrucciones a nuestros hijos. Y cuando le damos una instrucción a nuestro hijo debemos asegurarnos que nos mira a los ojos y si él o ella no nos están mirando a los ojos y está viendo por allá y por acá, entonces no está poniendo atención.

Al parecer la atención del ser humano en nuestros días se ha acortado por causa del Internet, por la televisión, por las películas etc. No tenemos la atención que antes teníamos, queremos todo rápido, queremos ser atraídos a algo y cuando viene un predicador y predica con pasión decimos “eso ya lo sé,” pero ¿dónde está el querer el escuchar su Palabra y que Dios nos hable? Deberíamos de desear eso. Dice el versículo 6 Y dirás a los rebeldes, a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: Basta ya de todas vuestras abominaciones, oh casa de Israel; No dice dirás a los rebeldes a lo moabitas, a los egipcios, a los de Babilonia, sino a la casa de Israel. Traemos vergüenza al nombre de Dios cuando no ponemos atención. 

Cuando Dios nos dice que escuchemos sus mandamientos decimos: “Ay yo no quiero leer porque si leo el pecado que me gusta, mejor no saber, mejor no lo leo” ¿Sabes que? ESTÁS MAL. Estás mal cuando no quieres leer Su Palabra porque Dios te pueda hablar. Gloria a Dios que Dios te habla y te dice: Deja de fumar, deja de tomar, deja de mentir, deja de robar, deja de ser un sinvergüenza, deja de ser un peleonero, deja de ser un orgulloso, deja de ser un rebelde, deja de ser un maldiciente, deja de ser flojo. Y decimos que mejor no leeremos su Palabra. 

Dios dice: Pon atención. Dios no nos trae Su palabra para hacernos sufrir, o para hacer nuestra vida de cuadritos, Dios trae la lluvia a buenos y a malos, trae bendición, quiere bendecirnos.

Habacuc 3:2 dice Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Y no tememos porque no ponemos atención a Su Palabra. 1 Samuel 15: 22 dice: Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Dios prefiere tu atención y tu obediencia, Dios quiere que hagamos ciertas cosas, pero a veces nos salimos con la nuestra porque decimos “Dios ha de querer esto, Dios se ha de complacer en esto” y no ponemos atención a obedecer que es mejor que los sacrificios.

Le decimos al Señor: Yo creo que voy a sacrificar ganando almas, trayendo una falda negra y quemando los pantalones (las hermanas) pero voy a pasarmela viendo cosas malas en Internet, escuchando música que no agrada al Señor. En los sacrificios, la gente si nos ve pero en nuestra vida personal y privada (que debería de ser santa para Dios) no estamos poniendo atención, no estamos obediencia al Señor. Dios quiere tus sacrificios, pero quiere más que vivas una vida santa y prestes atención.

Dios no va a traer avivamiento hasta que comencemos a temerle a él verdaderamente, no cuando nos conviene en los sacrificios, debemos ponerle atención; y poner atención trae temor, trae obediencia. El diablo, la carne nos quiere distraer para no poner atención.

El poner atención trae arrepentimiento porque Dios nos dice: Esto estás haciendo mal y tienes que cambiar tu vida y debes tener frutos de arrepentimiento y si estamos poniendo atención le vamos a decir: Sí, Señor, tienes razón.

3. Aviva su obra – Proclamado su Palabra

Habacuc 3:2 dice: Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer;

Pablo decía hay muchos que no conocen a Dios, para vergüenza vuestra lo digo. Romanos 10:14 dice: ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?

En Nepal no saben quién es Jesús. Ellos están en el año 2077. Ellos no conocen de Jesús y esa es la razón de proclamar y predicar y la razón de que nosotros estamos dando a misiones para que alguien más vaya y predique. También nosotros tenemos la responsabilidad de predicar. Habacuc dice Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos,pero salimos a la calle y escondemos la Biblia y nos comportamos como el mundo para que nadie se dé cuenta de que somos cristianos. Si nos avergonzamos de Cristo ¿cómo es que pedimos avivamiento? ¿cómo le podemos decir Señor aviva tu obra, aviva nuestra iglesia, nuestro México, que todo mundo sepa de ti, cuando nos la pasamos bostezando y diciendo a nosotros que nos importa?

Queremos avivamiento pero no queremos sacrificar por avivamiento, queremos que Dios avive su obra pero no estamos dispuestos a ir, a dar, a enviar, a participar y a predicar. Aviva su obra predicando. Nos hace falta predicar más. Dice la Biblia que todos los días en el templo y por las casas no cesaban de predicar y enseñar de Jesucristo. 

4. Aviva Su obra –  Proclamando Su poder

Dice Habacuc 3:3-4 “Dios vendrá de Temán, Y el Santo desde el monte de Parán. Su gloria cubrió los cielos, Y la tierra se llenó de su alabanza. Y el resplandor fue como la luz; Rayos brillantes salían de su mano, Y allí estaba escondido su poder.”

Hechos 4:31 dice: Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios. La oración es importante si queremos avivamiento, no habrá avivamiento sin orar. Ellos estaban orando y cuando oraron el lugar tembló, oraron, Dios se manifestó, fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban con denuedo la Palabra de Dios. Pero hay que orar y buscar el poder de Dios, y hay que buscar de su Espíritu Santo y decirle que necesitamos de él. 

Tenemos que buscarle más, tenemos que orar constantemente y decirle: “Aviva tu obra, yo voy a orar, yo voy a predicar, te voy a obedecer, y voy a ser lleno de tu Espíritu y quiero que tú me uses a mi de alguna manera.”

D.L Moody dijo: “Este mundo no ha visto cómo Dios puede usar a alguien que esté completamente consagrado a él. Yo me voy a consagrar tanto a él para que él me pueda usar” y cientos de miles de almas fueron salvas por la predicación de D.L Moody. Pero tuvo que haber un joven que dijo: “Señor, lléname de tu poder y quiero que me uses. Necesitamos jóvenes, hermanos consagrados, llenos del Espíritu Santo.

Que Dios avivara nuestra iglesia y en vez de criticar, murmurar dijéramos que vamos a consagrarnos más, que vamos a orar y hacer más. Que Dios avive su obra.