No hagas locamente

2 Crónicas 16:7-10

7 “En aquel tiempo vino el vidente Hanani a Asa rey de Judá, y le dijo: Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos.

8 Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? Con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos.

9 Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti.

10 Entonces se enojó Asa contra el vidente y lo echó en la cárcel, porque se encolerizó grandemente a causa de esto. Y oprimió Asa en aquel tiempo a algunos del pueblo.”

¿En cuantas ocasiones especialmente en nuestra juventud hicimos cosas tontas y locas? y cuando nos dimos cuenta de lo que hicimos decimos, “que bueno que no morí, que no me pasó nada.” Quizás hicimos algo así en nuestra juventud, o aún lo estás haciendo y ya debes de detenerte. 

En una ocasión estaba con mis primos jugando en un patio y había un montoncito de arena y ¿a quién no le gusta brincar del primer piso hacia abajo? y no pasó nada y nadie salió golpeado pero cuando vimos el montón de arena comenzamos a brincar no de un primer piso sino de un segundo piso y todo estuvo bien pero que tal si algo hubiera pasado. Hace años cuando mis papás salieron en uno de sus viajes, se quedó el carro y las llaves y cuando uno ve el carro y las llaves en la mesa, uno le da gracias a Dios y yo las vi y dije “yo creo que las dejaron con un propósito.” En ese tiempo uno de mis compañeros de la prepa había matado a otro y lo aventó al pozo Meléndez y le hablé a mi amigo Juan Manuel y le dije que mis papás me habían dejado el carro y tomamos el carro y fuimos rumbo a Taxco y llegamos al pozo Meléndez e hicimos una oración por él y de regreso yo me sentía como piloto de fórmula uno y en una curva el carro se derrapó y empezó a dar vueltas, nos salimos de la carretera y caímos en una cuneta, gracias a Dios no caímos al precipicio. Yo estaba aterrorizado y nos preguntamos si estábamos bien y nos fuimos. El carro sobrevivió y yo sobreviví y veníamos pensando “casi nos matamos.” A lo mejor tu no has hecho algo así, pero cuando miramos atrás decimos “Locamente he hecho, lo hice sin pensar y también con pensar” porque sabemos que no lo debemos de hacer. Dios habla conmigo y me dice que no lo haga, que ni siquiera piense en eso, que no dé ese paso, que no sea infiel, que no diga esa mentira, que no vuelva a pecar y al vicio y de alguna manera lo sabemos pero regresamos atrás, desobedecemos a Dios y hacemos locamente. Aquí está el rey Asaf y viene el profeta y le dice “has hecho locamente.” 

1. Locamente haces cuando no obedeces a Dios

Vemos el ejemplo del rey Saúl. Dice la Biblia en 1 Samuel 10:8 “Luego bajarás delante de mí a Gilgal; entonces descenderé yo a ti para ofrecer holocaustos y sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días, hasta que yo venga a ti y te enseñe lo que has de hacer.” y 1 Samuel 13:8-12 dice, Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba. Entonces dijo Saúl: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto. Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl salió a recibirle, para saludarle.  Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmas, me dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto.” Samuel le dijo que porqué había sido impaciente. Saúl tenía que haberlo esperado y cuando desobedecemos a Dios, buscamos a quien echarle la culpa. Saúl le dijo a Samuel “Fue tu culpa porque tú no llegaste, también fue la culpa del pueblo porque se iba a desertar y me iban a dejar, y también fue la culpa de los filisteos. Tenía que hacer algo.” Adán dijo, “Oh Señor, la mujer que tu me diste, si tu no me hubieras dado esa mujer dónde estaríamos nosotros” pero no fue la culpa de Eva. La responsabilidad era de Adán, él debió haber dicho “Fue mi culpa” y aquí está Saúl diciendo “el pueblo se iba, tú no llegabas y los filisteos estaban reunidos por tanto me esforcé y ofrecí holocausto. No tiene nada de malo ofrecer holocausto a Dios pero ve lo que dice en 1 Samuel 15:22-23 “Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.” 

Si tu vas a poner como excusa que vas a ofrecer tu dinero y dices que eso te da el privilegio de pecar contra Dios, estás mal. Eso se hacía antes, las indulgencias era “padrecito, necesito ir a pecar, necesito ser infiel, tomar un poquito, necesito permiso para un pecadito ¿cuanto me cobra?” y decían eso te va a costar mil pesos y pagaban para pecar. Dios quiere más tu obediencia. Imagínate que Dios te dice que porque no le has obedecido, no le has creído y no has guardado su Palabra ahora el te desecha y ya no eres su hijo. Dios quiere que le obedezcas que pongas atención. Por eso es necesario que nosotros como papás enseñemos a nuestros hijos a poner atención, a mirarnos a los ojos cuando les damos una instrucción pero ¿cómo los vamos a enseñar a ser obedientes si nosotros somos desobedientes y buscamos echarle la culpa a alguien más? 

1 Samuel 13:13 dice, “Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre.”  Saúl no guardó el mandamiento de Jehová, no hizo lo que Dios le estaba ordenando. Cuando no obedecemos a Dios estamos haciendo locamente, cuando no guardamos su Palabra estamos haciendo locamente, cuando nosotros decimos “es que Dios dice esto pero mejor hago esto otro, estamos haciendo locamente. ¿Cuántas veces no buscamos una excusa a nuestro pecado? Que me gusta el alcohol, me gusta emborracharme y Dios me dice que no lo haga, entonces voy a la Biblia y digo “Aquí dice que ahí sí tomaron, Jesús en Caná de Galilea  convirtió todo en vino… “ y entonces buscamos lugares para escudarnos bajo nuestra intenciones buscando echándole la culpa a alguien más. Mejor ve a Dios y pregúntale si está bien lo que haces, si le estás desobedeciendo.

Proverbios 4:4 dice “Y él me enseñaba, y me decía:Retenga tu corazón mis razones, Guarda mis mandamientos, y vivirás.” pero cuando no guardamos sus mandamientos, lo que sucede es que nuestro pecado empieza a apestar. Dice la Biblia en Salmos 38:3-5 “Nada hay sano en mi carne, a causa de tu ira; Ni hay paz en mis huesos, a causa de mi pecado. Porque mis iniquidades se han agravado sobre mi cabeza; Como carga pesada se han agravado sobre mí. Hieden y supuran mis llagas, A causa de mi locura.” Cuando pecamos contra Dios es una locura y la única culpa es de uno mismo. Dios quiere que diga “fui yo.” Cuando Samuel habló con Saúl, Samuel esperaba que Saúl hubiera reconocido su pecado en vez de excusarse. La diferencia entre Saúl y David fue que cuando vino el profeta Natán a David, David reconoció que había pecado contra Dios y pidió perdón. Dios quiere que guardemos sus mandamientos, que reconozcamos nuestro pecado.

2. Locamente haces cuando eres orgulloso

1 Crónicas 21:1-8 nos dice, “Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel. Y dijo David a Joab y a los príncipes del pueblo: Id, haced censo de Israel desde Beerseba hasta Dan, e informadme sobre el número de ellos para que yo lo sepa. Y dijo Joab: Añada Jehová a su pueblo cien veces más, rey señor mío; ¿no son todos éstos siervos de mi señor? ¿Para qué procura mi señor esto, que será para pecado a Israel?  Más la orden del rey pudo más que Joab. Salió, por tanto, Joab, y recorrió todo Israel, y volvió a Jerusalén y dio la cuenta del número del pueblo a David. Y había en todo Israel un millón cien mil que sacaban espada, y de Judá cuatrocientos setenta mil hombres que sacaban espada. Entre éstos no fueron contados los levitas, ni los hijos de Benjamín, porque la orden del rey era abominable a Joab. Asimismo esto desagradó a Dios, e hirió a Israel. Entonces dijo David a Dios: He pecado gravemente al hacer esto; te ruego que quites la iniquidad de tu siervo, porque he hecho muy locamente.”

El general del ejército de David estaba diciendo que no lo hiciera, que iba a ser pecado y cuando estamos en liderazgo no nos gusta que alguien más venga y nos diga que estamos mal. 

El orgullo de David pudo más y no son malos los números. Hay en la Biblia un libro que se llama Números. El problema era el motivo que tuvo David en su corazón. No juzgues a todo mundo que usa los números para un propósito, pero cuando el motivo es incorrecto (y muchas veces no lo vamos a ver) pero Joab pudo ver en el rostro de David, en la manera en que David se lo estaba pidiendo, pudo ver que David tenía un motivo incorrecto. David quería saber que tan grande era su reino, cuánta gente tenía como siervos, cuanto podían salir a luchar y que tan grande era él. Fue tan grande el pecado que hizo David que casi un cinco por ciento de la gente que fue contada, Dios la eliminó. Setenta mil personas murieron a causa de eso y David reconoció su pecado. El profeta Gad fue con David y le dijo en el versículo 12 “Escoge para ti: o tres años de hambre, o por tres meses ser derrotado delante de tus enemigos con la espada de tus adversarios, o por tres días la espada de Jehová, esto es, la peste en la tierra, y que el ángel de Jehová haga destrucción en todos los términos de Israel. Mira, pues, qué responderé al que me ha enviado.”

David eligió estar en manos de Dios pero aun así David sufrió las consecuencias de su orgullo. A veces nuestro orgullo no solo me va a afectar a mí, sino también afecta a otros. El orgullo afectó a gente inocente y tal vez decimos “un poquito de orgullo no va ser tan dañino” pero un poquito de orgullo es el que hace fracasar un matrimonio, es el que arruina una vida, es el que separa familias, es el que nos separa de Dios, es el que tiene hijos separados porque papá y mamá no pudieron resolver sus diferencias, puede destruir la misma iglesia, nos hace fracasar, nos hace dejar de leer la Biblia, orar y ganar almas.

David reconoció y dijo, “He hecho locamente.” Locamente hacemos cuando dejamos que el orgullo venga a morar en nuestro corazón. Dice Proverbios 21:4 dice, “Altivez de ojos, y orgullo de corazón,Y pensamiento de impíos, son pecado.” El orgullo se refleja en nuestros ojos. Uno se puede dar cuenta de una persona orgullosa, engreída y soberbia. La rebeldía de Saúl es un poco diferente porque hay rebeldía que se esconde y hay rebeldía que se muestra. Hay jóvenes que son rebeldes y lo demuestran pero también hay jóvenes que son rebeldes y no lo demuestran y su rebeldía está en el corazón y esa es la más dañina pero el orgullo se ve, se ve cuando una persona es altanera y cuando no hay humildad en su vida. Por eso dice la Palabra de Dios “altivez de ojos”. La Palabra de Dios dice que el orgullo que tu traes y del cual no te arrepientes es pecado. El mundo dice “mientras no le hagas daño a alguien está bien” pero la moralidad del hombre no se compara a la justicia de Dios y cuando nosotros somos orgullos no importa si quizá “no le estoy haciendo daño al hombre” pero Dios lo ve y tienes que tomar ese cochino orgullo y hacerlo a un lado porque va a echar raíces y te va a destruir.

Daniel 5:20 dice, “Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria.” ¡Qué bonita es la gloria! ¡Qué bonitos son los aplausos y que yo este arriba! pero cuidado porque se nos puede subir, que te dieron un ascenso, que si ganas el doble de lo que ganabas hace un año, ¡Gloria a Dios! pero que no se te suba el orgullo por eso debemos ir constantemente a Dios y recordar quién es él, decirle que por su infinita misericordia no vamos al infierno, lo que merecemos es morir e ir al infierno. No merecemos nada y no somos mejor que nadie. Si yo traigo corbata no me hace mejor, si yo hago algo no me hace mejor. Tenemos tantas cosas por las cuales darle gracias a Dios y decirle “Gracias por mi vida, por mi familia, por mi trabajo, por el carrito, porque me subieron el sueldo, por la iglesia, por el pastor, por lo que me das. Ayúdame a que no se me suba la soberbia, el orgullo por ninguna razón, tu eres el creador, el que da todas las cosas.” Dice la Biblia “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.” Haz a un lado el orgullo, sepultalo, pídele perdón a Dios y ve en a Dios en oración.

3. Locamente haces cuando no confías en Dios

2 Crónicas 16:7 dice, “En aquel tiempo vino el vidente Hanani a Asa rey de Judá, y le dijo: Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos.

Asa rey de Judá hizo alianza con el rey de Siria. Asa tenía un rival que era el rey de Israel, Baasa, él estaba edificando Ramá y Asa quería hacer algo para que ya no siguiera edificando. Dios ya le había dado una gran victoria a Asa, que podemos ver en 2 crónicas 14:9-12 “Y salió contra ellos Zera etíope con un ejército de un millón de hombres y trescientos carros; y vino hasta Maresa. Entonces salió Asa contra él, y ordenaron la batalla en el valle de Sefata junto a Maresa. Y clamó Asa a Jehová su Dios, y dijo: ¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre. Y Jehová deshizo a los etíopes delante de Asa y delante de Judá; y huyeron los etíopes.”  

Asa había confiado en Dios, se había apoyado en Jehová y Dios escuchó su oración y ahora tiene al rey Baasa que no era un ejército grande y en vez de apoyarse en Dios, mandó traer al rey de Siria e hicieron alianza y dice 2 Crónicas 16:2 Entonces sacó Asa la plata y el oro de los tesoros de la casa de Jehová y de la casa real, y envió a Ben-adad rey de Siria, que estaba en Damasco,ni siquiera era el dinero de Asa, era de Dios, ¿Sabes que cuando te gastas el diezmo te estás gastando el dinero de Dios? se lo das al mundo y haces alianza con el mundo en vez de confiar en Dios. Asa dio el dinero al rey de Siria. Entonces el rey de Siria dejó de apoyar al rey de israel. y Asaf tomo Ramá y vino el profeta y le dijo, Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos. Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? Con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos. Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti. Asa ahora iba a tener más problemas, más quebrantamientos. más dificultades, porque Asa no confío en Dios. Cuando Dios nos dice “Dad y se os dará” y tu dices que no es cierto, no estas creyendo a Dios y dejamos de creer y confiar en sus Palabra. y te dicen que venimos del chango y de una gran explosión y que no hay Dios y tu lo crees, locamente haces cuando dejas de apoyarte y creer en Dios. 

Asaf había visto el poder de Dios, pero cuando se nos mete el machuco, nada los hace cambiar. Asa había reinado 36 años. Y viene el profeta Hanani a hablar con Asaf y se encolerizó Asa y lo metió a la cárcel. ¿Sabes cual es la diferencia de enojarse y encolerizarse? te enojas y se te pasa en un ratito y sacas la lengua, encolerizarse es que todo lo que ves lo tiras y haces un berrinche bien grande. Pero ve la misericordia de Dios. Después de tres años Asa se enfermó gravemente. Asa no se enfermó al día siguiente y Dios esperaba que él se arrepintiera pero él no lo hizo. Asa enfermó gravemente de los pies y murió. 

Dice el versículo 12 En el año treinta y nueve de su reinado, Asa enfermó gravemente de los pies, y en su enfermedad no buscó a Jehová, sino a los médicos. Y durmió Asa con sus padres, y murió en el año cuarenta y uno de su reinado.¿Es malo buscar un  médico? No. Sino que Asa estaba resentido contra Dios, no quería nada con Dios. Pasaron cinco años desde que el profeta habló con él y no entendió. Asa se apoyó en el hombre y no en Dios. Locamente haces cuando dejas de confiar en Dios y pones tu confianza en el hombre. Dice la Biblia “maldito aquel que confía en el hombre” No dejes de creer, de confiar en Dios, no dudes de su Palabra.

Satanás fue con Eva y le dijo “¿tu crees en Dios? ¿con que Dios ha dicho..?” y él se burló. Eso es lo que quiere el diablo, quiere que dudes de la Palabra de Dios, que no confíes en Dios, que no te apoyes en él. Locamente haces cuando dejas de confiar en Dios.