Los padres no cuidaron a los hijos

Jeremías 47:1-3

1 “Palabra de Jehová que vino al profeta Jeremías acerca de los filisteos, antes que Faraón destruyese a Gaza.

2 Así ha dicho Jehová: He aquí que suben aguas del norte, y se harán torrente; inundarán la tierra y su plenitud, la ciudad y los moradores de ella; y los hombres clamarán, y lamentará todo morador de la tierra.

3 Por el sonido de los cascos de sus caballos, por el alboroto de sus carros, por el estruendo de sus ruedas, los padres no cuidaron a los hijos por la debilidad de sus manos;”

Vivimos en tiempos peligrosos. No podemos confiar en nada ni en nadie. Estamos en una selva salvaje y nuestra responsabilidad como padres es de siempre estar al cuidado y a la expectativa de nuestros hijos y lo mejor que podamos. Debemos de tomar esta responsabilidad y como la Palabra de Dios dice que estamos en días peligrosos, estamos en los últimos días y creo que debemos de hacer más. Fallamos cuando no oramos por nuestros hijos y cuando no los cuidamos. No cuidamos a nuestros hijos cuando no nos importa lo que ellos están haciendo, cuando no sabemos dónde andan, cuando no sabemos a qué horas llegan, cuando no sabemos lo que están viendo o lo que ellos están escuchando, no cuidamos a nuestros hijos como los deberíamos de cuidar. Dice la Palabra de Dios que nuestro Padre celestial sabe aún cuántos cabellos tenemos, él tiene cuidado en lo que vestimos y en lo que comemos, él quiere proveernos y cuidarnos a cada uno de nosotros, éll está al pendiente y tiene cuidado y cuando nosotros nos estamos desviando él nos trae hacia él, se asegura de hablarnos con su palabra y nos guía nuevamente a sus caminos. Cuando desobedecemos nuestro Padre celestial como un buen padre nos castiga y nos trae de regreso porque él quiere lo mejor para nosotros y nosotros como papás debemos de hacer lo mismo, debemos de aprender de nuestro Padre celestial y ver en qué áreas quizás no estamos cuidando a nuestros hijos, dice la Palabra de Dios, “Los padres no cuidaron a los hijos por la debilidad de sus manos” porque ellos estaban débiles porque no podían hacer mucho no los cuidaron del estruendo de las ruedas, del alboroto de los carros, no se aseguraron de que no fueran arrasados por esos carruajes, no cuidaron a sus hijos, ¿qué es lo que viene enfrente de nuestros hijos y nosotros lo estamos viendo y no los estamos jalando, ni cuidando, y protegiendo? Tenemos que cuidarlos aún más. 

1. Cuida a tus hijos de Peligros

Cuando nuestros hijos están creciendo los cuidamos de que no se caigan, de que no tropiecen y les tomamos de la mano para que vayan seguros y gracias a Dios que él de la misma manera me lleva de su mano, pero ¿dónde hemos dejado a nuestros hijos? Quizás ya los hemos dejado muy atrás, ya no nos preocupan, quizás los peligros de ahí afuera ya no nos preocupan. En Hechos 20:9 hay una historia de un joven que está escuchando a Pablo en el tercer piso y él se está quedando dormido, él está en una ventana y mientras se está quedando dormido sus papás no lo cuidaron. Sus papás no le dijeron, “Ven, Eutico (si es que sus papás andaban ahí) no dijeron, “Eutico, te vas a caer,” “Eutico qué estás haciendo en esta Ventana?” y cuando nosotros vemos un peligro inminente en nuestros hijos debemos de hacer algo, alargar la mano y decirle a nuestro hijo “ven para acá, eso te puede hacer mal, hay un peligro” Cuando tenía  ocho años, estaba con mi famila en Colima y mis papás nos llevaron a una playa. Mi papá y mi mamá estaban sentados y dejaron que me subiera a una balsita que yo tenía y empecé a alejarme de la orilla de la playa. Mis papás ni vieron, me alejé tanto que de repente vino una ola y me tiró. Me voltió y yo trataba de salir y la balsa estaba arriba de mi y no me dejaba salir. Nuestros hijos deberían de ser importantes y sé y creo que no los debemos de sobreproteger, creo que hay que hay que dejar que se ensucien un poquito, dejar que se caigan y que se raspen y que sufran esos dolorcitos de la vida para que se vuelvan a levantar y a limpiar y sigan adelante. No debemos de hacer de nuestros hijos unos niños que lloran por cualquier cosa, pero también debemos estar al pendiente de ellos, saber dónde están y qué está pasando. Hay tantos peligros en nuestros días y tenemos que cuidarlos. Recuerdo que estaba tratando de salir y finalmente un señor que me vio me sacó, me puso arriba de la balsa, me echó para atrás y me dijo, “Niño, No andes aquí, te vas a morir” ya me hubiera muerto si no hubiera sido por ese señor. 

Debemos de cuidar un poquito más a nuestros hijos. Hay peligros allá afuera, hay cosas que están sucediendo y si gracias a Dios que nos protege y cuida y hay que poner a nuestros hijos en las manos de Dios. Dice la Palabra de Dios Job 1:10 ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra.” El diablo estaba diciendo esto porque sabía que Job se levantaba y oraba por sus hijos. Debemos de orar por nuestros hijos para que Dios los proteja, para que Dios les ayude y los guíe pero también tenemos que estar al pendiente de nuestros hijos de cualquier peligro. 

 

2. Cuida a tus hijos de Pecado

Tenemos que cuidar a nuestros hijos de pecado, de la manera en cómo se visten nuestros hijos o hijas. Tenemos que estar al pendiente y al cuidado. Si la hija de repente está saliendo con una minifalda y tu como papá la estás viendo salir así, dile “así no puede salir, no puedes salir con esa blusita, con esa minifalda, no puede salir pintarrajeada.” Tú eres el papá, tú eres la mamá y los tienes que cuidar porque están llamando la atención afuera y el diablo como león rugiente anda buscando a quién devorar. Tienes que cuidar la manera de tus hijos de cómo se peinan, de cómo hablan, de la música que escuchan, y tal vez digas que ahora ya se ponen los audífonos y no sabes que están escuchando, escucha lo que ellos escuchan y cuando lo escuches no te pongas a bailar con ellos. El problema es que no quieres escuchar porque tú estás escuchando lo mismo. No quieres dar un buen ejemplo, no quieres decir que eso no escuchen, que no vean eso, que no hablen de esa manera, que no se vistan así. Tenemos que cuidarlos del pecado. 

Hace tiempo cuando yo estaba en la secundaria, alguien me prestó un casete, me lo iba a llevar a mi casa para escucharlo y mi papá lo encontró, no me preguntó nada, lo rompió, lo tiró a la basura y le pregunté que porqué lo había hecho, él me dijo que no quería ese tipo de música en la casa. Esa fue la última vez que traje este tipo de música. Además de eso le dije que ese casete costaba mucho y era original y ahora quién lo iba a pagar. El dijo, “Tú lo vas a pagar” y lo tuve que pagar. 

Tenemos que cuidar aun lo que ellos están viendo por internet, que celular están trayendo, que están viendo en el celular. El peligro ahora está llegando desde dentro. Dice la Palabra de Dios que no los pudieron cuidar porque sus manos eran débiles. Pídele fuerza a Dios. Creo que la mayoría de nuestros hijos están esperando a un papá fuerte, a una mamá fuerte que le diga a sus hijos “eso no puedes hacer, no puedes citar con ese muchacho, no puedes salir con esa muchacha, no puedes seguir llegando después de las nueve de la noche a esta casa, no puedes encerrarte en tu cuarto y sin saber lo que está pasando.” Yo entro a los cuartos de mis hijos sin tocar, ahora me siento medio raro porque a mí me gusta tocar pero ellos deben de saber que no es su cuarto, ellos deben de saber que yo soy el que puedo ver lo que están viendo, saber lo que está pasando, lo que están escuchando. 

Dice la Biblia en Proverbios 4:23Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.” Joven Dios dice que guardes tu corazón, y a los padres dice que guarden el corazón de los hijos y protegerlo de pecado y de maldad. Hay mucho pecado y  maldad afuera. ¿Qué están leyendo? ¿Que están hablando? ¿Cómo se están expresando? La Biblia dice que Dios habló con Samuel y le dijo que Elí no está estorbando el pecado de sus hijos y como papás tenemos que estorbar el pecado. Tenemos que detenerlo. Si están haciendo y cometiendo un pecado (y a veces enfrente de nuestras narices) dí algo. No seas un papá que les da la libertad y les digas que hagan lo que quieran, que allá ellos porque cuando decimos eso estamos casi lavando nuestras manos y diciendo al Señor que nuestra 

responsabilidad como papás ha terminado. ¡No! Nuestra responsabilidad como papás no termina hasta el día en que ellos se casen. El problema es que no hacemos nada antes de que se casen y después de que se casan estamos entre metidos. Estábamos en un lugar, en una comida y había un bebé de cuatro meses enfrente de nosotros y estaba con sus papás y la mamá le pregunta a su mamá “Mamá, ¿le puedo dar esto? ella dijo ¡No!  y luego le iban a dar algo más y el papá le dijo a la suegra “¿le puedo dar esto? y la suegra dijo, “No.” Los que están entrometidos ahora en la vida de los hijos son los abuelos y como abuelos dicen “ya se casaron mis hijos, pero ahora les digo No hagan esto, no le den eso, sigan mis instrucciones” pero ¿qué hay al respecto cuando están en casa? si yo los educó bien cuando están en casa, no me voy a preocupar de ellos cuando se hayan casado. Mi misión es entrenarlos tan bien que cuando ellos se casen, yo diga, “Señor, espero que lo que yo les haya enseñado haya sido suficiente.” Diles que hacer antes de que se casen no después de que se casen. 

 

3. Cuida a tus hijos de Problemas

En el Antiguo Testamento Rebeca le dice a su hijo Jacob, “Mira, Jacob Esaú le va a hacer una comida a tu papá ¿por qué no vas tu? Yo te ayudo. Hacemos la comida para que tú recibas la bendición.” No sabiendo que eso iba a causar un montón de problemas familiares.

Efesios 4:31 dice,Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.” Podemos nosotros causar en la vida de nuestros hijos problemas tales como amargura, enojo, división porque como papás no tenemos cuidado de proteger a nuestros hijos de problemas es más, a veces somos los que causamos los problemas, somos los que causamos amargura en ellos, somos los que quizás hay un problema ahí afuera en el trabajo, quizás con otra familia los traemos a casa e infestamos a todos ellos con todos estos problemas, que nuestros hijos no debería ni siquiera tener. Hebreos 12:15 nos habla acerca de la amargura Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;” Esaú se amargó contra su propio hermano. Esaú aún dice la Biblia que quería hasta matarlo y ¿cuántas veces hermanos se quieren matar entre hermanos y no se pueden ver? porque nosotros no los cuidamos de problemas familiares, aún de problemas externos entre la misma iglesia, no los cuidamos de buscar unidad, no los cuidamos de que haya un mismo sentir. Estaba hablando con alguien y me estaba diciendo, “Pastor, crecí con mi hermano. El y yo por veintidós años fuimos los mejores amigos. De repente pasó un problema entre nosotros dos, un problema tan grave que nunca más nos volvimos a hablar por años” pero hay algo que me dijo que me gusto y me dijo “Pastor cada Navidad mi mamá hablaba con nosotros y toma mi mano, tomaba la mano de mi hermano y decía Dense la mano, perdonense yo lo quise perdonar, pero él nunca me perdonó y le doy gracias a Dios por mi mamá que me ayudó a tratar de resolver este problema que yo tenía con mi hermano” pero a veces, en vez de tratar de resolver problemas familiares o de alguna índole como papás, pareciera ser que los aumentamos y y los aumentamos. Hay gritería, maledicencia, amargura y hay tantos problemas que nosotros mismos como papás podemos llegar a provocar.

 

4. Cuida a tus hijos de Provocarlos a ira

Efesios 6:4 dice, Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.Hay que cuidar a nuestros hijos de provocarlos a ira. ¿Qué quiere decir provocarlos a ira? Es cuando los hacemos enojar por causa de nuestras acciones y muchas veces los castigamos sin sentido. No les damos quizás un aviso, los castigamos de más, le damos la preferencia a uno, y el otro lo llegamos a exasperar porque tenemos un favorito. Este versículo está dirigido a nosotros como papás, podemos provocarlos a ira. A veces ni siquiera nos pudiéramos dar cuenta, por eso tenemos que orar y pedirle que nos ayude a no provocar a ira a nuestros hijos. Cuida tu relación con tus hijos, cuida esa relación porque los puedes provocar a ira y no seas un papá débil, se un papá que pueda ayudar a sus hijos para ser cuidado de esos caballos que vienen y están a punto de atropellar a tus hijos.

 

5. Cuida a tus hijos de la Presión social (malas amistades)

La Biblia dice en 2 Samuel 13:10-14 “Entonces Amnón dijo a Tamar: Trae la comida a la alcoba, para que yo coma de tu mano. Y tomando Tamar las hojuelas que había preparado, las llevó a su hermano Amnón a la alcoba. Y cuando ella se las puso delante para que comiese, asió de ella, y le dijo: Ven, hermana mía, acuéstate conmigo. Ella entonces le respondió: No, hermano mío, no me hagas violencia; porque no se debe hacer así en Israel. No hagas tal vileza. Porque ¿adónde iría yo con mi deshonra? Y aun tú serías estimado como uno de los perversos en Israel. Te ruego pues, ahora, que hables al rey, que él no me negará a ti. Mas él no la quiso oír, sino que pudiendo más que ella, la forzó, y se acostó con ella.” Aquí está la historia de Amnón. El manda traer a su hermana porque tenía un amigo que le estaba dando malos consejos y ¿sabes que la presión social y la presión de las malas amistades son más fuertes que la misma presión de la familia? Nuestros hijos afuera están teniendo una batalla bien grande. Están tratando de agradar a sus amigos y nosotros como papás, tenemos que cuidar con quién andan ellos, con quién están platicando y quiénes son sus amigos. Aquí hay dos tipos de problemas. Uno de ellos es el problema social, la presión social que tenía Amnón por causa de su mala amistad y entonces se desata todo esto pero la otra cosa fue la falta de protección para Tamar. David no cuidó a su propia hija, no hizo algo para cuidarla. Tenemos que cuidar más a nuestros hijos en todos los aspectos. 

Al principio hable acerca de los peligros y hay tantos peligros de abuso allá afuera. Alrededor del 93% de los niños son víctimas de alguien que ellos conocen. Los niños corren un mayor riesgo de violencia sexual. Casi el 70% de todas las agresiones denunciadas ocurren en niños menores de diecisiete años. Una de cada cuatro niñas serán abusadas sexualmente antes de cumplir dieciocho años. Es algo terrible. De los abusos el 50% de menores de seis años fueron por miembros de la familia y tengo una estadística bien larga pero tenemos que cuidar a nuestros hijos y estar al pendiente. ¿Qué está pasando? ¿Qué está sucediendo? No los dejes solos. Tienes que estar al pendiente de ellos cuidándolos. No los vamos a traer con una cadena pero casi casi es lo que necesitamos hacer. 

Amnón abuso de su media hermana y entonces Absalón su hermano dijo “Mi papá no hizo nada al respecto. Lo voy a matar.” Y terminó matando a su propio hermano.

 

6. Cuida a tus hijos de las Palabras de Críticas 

Dice en Salmos 34:13 “Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.” En Timoteo dice Y también aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran.” Cuida a tus hijos del chisme. Cuida tus hijos de palabras de críticas. Cuida a tus hijos de lo que se habla en el hogar. Si no tienes nada bueno que decir, mejor no lo digas. Deja de hablar mal de tu hermano, del vecino, del pastor ¿qué se dice en tu casa? ¿Sabes que lo que decimos nosotros en nuestra casa nuestros hijos lo están escuchando? a lo mejor lo estás diciendo a tu esposa o a tu esposo y es bien fácil que la esposa nos escuche porque ¿quién más va a escuchar nuestro chisme? pero estamos nosotros trayendo veneno al hogar, estamos trayendo crítica y a lo mejor aún estamos levantando falsos. Estamos diciendo, “Ahí en la iglesia pasa esto y aquello” y empezamos a hablar mal de todo el mundo y cuando le decimos a nuestro hijo de quince años que escuchó todo esto cuando tenía siete u ocho años, “Te voy a traer con el pastor para que hable contigo, para que dejes tu pecado.” ¿Qué va a decir ese niño? “Pero ¿no es el mismo pastor del que ustedes hablaban mal? ¿No es el mismo pastor que ustedes lo criticaban? ¿No es el mismo pastor que ustedes decían que sus consejos no servían para nada? ¡No! Yo no voy a ir a escuchar a ese pastor mentiroso, a ese pastor falso.” Y entonces estamos en graves problemas porque no cuidamos a nuestros hijos del chisme y de palabras de crítica. Tenemos que cuidarlos y en ocasiones somos los que encendemos el fuego y al final termina incendiando aún a nuestros propios hijos.

 

7. Cuida a tus hijos de Perderse en el infierno

Dice la Palabra de Dios “lo castigarás con vara y librará su alma del Seol”Juan 3:16 dice, Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” ¿Qué debemos de hacer? Debemos de asegurarnos que la alma de nuestro hijo no se va al Infierno y asegurándonos que un día ellos aceptan a Cristo como su salvador. ¿de qué sirvió que los cuidaras en este mundo del depredador? ¿de qué sirvió que los cuidaras del diablo? ¿de qué sirvió que los cuidaras del pecado? ¿de qué sirvió que los cuidaras de malas influencias y del chisme y de cosas en su vida que pudieran haber dañado a tu hijo y que al final vaya al infierno? No sirvió de nada. La mayor protección que podemos dar a nuestros hijos es librar sus almas del seol, el infierno amándolos y guiandolos a Cristo, interesandonos por su alma y diciéndole a nuestro hijo o nuestra hija, “¿Sabes que¿ Tienes que aceptar a Cristo” asegurándonos que los llevamos a los pies de Cristo. Ese es el principal cuidado que le podemos dar a nuestros hijos. Asegurarnos que son salvos y si no sabes si  son salvos o no se resuelve fácil. Hazles una pregunta. Toma su mano y veelo a los ojos y preguntale ¿eres salvo? ¿Has conocido a Cristo como tu salvador? si no déjame hablarte y explicarte. Tenemos que cuidar a nuestros hijos.