Las 7 Últimas Palabras de Jesús en la cruz

Mateo 27:45-54

27:45 Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.
27:46 Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
27:47 Algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: A Elías llama éste.
27:48 Y al instante, corriendo uno de ellos, tomó una esponja, y la empapó de vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber.
27:49 Pero los otros decían: Deja, veamos si viene Elías a librarle.
27:50 Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.
27:51 Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron;
27:52 y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;
27:53 y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.
27:54 El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios.

Cuando el Señor Jesús murió, dice aquí en la Biblia que sucedieron una serie de eventos, dice que hubo un gran terremoto, tan grande que las piedras se partieron, dice la Biblia también que el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo, siendo una indicación nosotros, que ahora, no necesitamos del lugar santo ni del lugar santísimo, sino que nosotros tenemos entrada absolutamente sin tener que ir a través de un sumo sacerdote, porque Cristo es el Sumo Sacerdote y también Cristo es el Cordero, el Sacrificio de Dios.
Ya no necesitamos ir al templo, ya no necesitamos de ese velo que dividía el lugar santo, del lugar santísimo, dice también que los muertos en Cristo que habían dormido se levantaron, y saliendo de los sepulcros saliendo después de la resurrección de Él vinieron a Jerusalén y aparecieron a muchos. ¡Wow! que tremendo el ver a esos muertos ahora por causa de Cristo resucitado.

Pero dice aquí en el versículo 54, Mateo 27:54 El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios.

Tantas cosas que pasaron, pero hubo ciertas cosas antes de que Él Señor Jesucristo muriera que Él dijo, y yo creo que las cosas que nosotros llegamos a decir, si es que tenemos tiempo cuando estamos muriendo, deben de ser de suma importancia, Él Señor Jesús al estar muriendo dijo una serie de cosas que cuando nosotros las vemos y las leemos, yo creo que nos llena de impacto, pero también nos llena de dolor al saber el sufrimiento, la agonía, y todo lo que Él estaba pasando. 

La primera palabra que quiero que veamos es una palabra de angustia.

1.- De Angustia 

Mateo 27:46 Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?


Dice la Biblia que cuando el Señor Jesús clama ya estas palabras eran a la hora novena, minutos antes de estar muriendo, y sus palabras dice aquí, que clamó a gran voz. De tal manera que cuando Él dijo estas palabras y ésta pregunta realmente al final diciendo. No fue algo que fue un susurro, no fue algo que fue simplemente en una voz normal, pero Él al estar diciendo ésto, quizá tuvo que pararse un poquito más sobre sus pies para poder tomar un poquito de más aire y clamar al cielo y levantar su cabeza al cielo y decir “Elí, Elí, ¿lama sabactani? (a gran voz) haciendo esa pregunta y diciendo con ésta pregunta “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” todo el mundo oyó lo que Él Señor Jesús estaba diciendo.
El Salvador de la humanidad, estaba ahora solo, Él era 100% Dios, pero también Él era 100% hombre. Dios Padre tuvo que dar la espalda a su Hijo por su gran amor por nosotros, y Él Señor Jesucristo sabía que la presencia de Dios ya no estaba ahí, ya no había nada que se iba hacer; Jesús pudo haber llamado a todos los ángeles para que vinieran a rescatarlo, pero Él quiso hacerle saber a la gente “¿saben qué? yo estoy haciendo esto por amor a ustedes. Dios me ha desamparado y yo estoy aquí dando mi vida por cada uno de ustedes”

Allá en Salmos 22, si ustedes tienen tiempo y lo pueden leer durante éste día, es un Salmo en donde encontramos unos 6 o 7 lugares en donde se cumplen diferentes profecías acerca del Señor Jesucristo, por ejemplo una de ellas es que ni un hueso de Él fue roto o quebrado, Él dijo “contar puedo, todos mis huesos” el también dijo que Él tenía sed, en ese Salmo 22.
En Salmos 22:1 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

    ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?

De tal manera que Él está haciendo referencia al Salmo 22, a todo el Salmo en sí, y en este Salmo encontramos varias cosas que suceden y son palabras proféticas que se cumplieron en el Señor Jesucristo. Estas palabras fueron palabras de angustia, estas palabras fueron palabras diciéndonos a nosotros “Estoy entregando mi cuerpo, estoy aquí solo, y estoy aquí abandonado; Dios Padre me ha abandonado, me ha desamparado”. Pero Él no lo hace quejándose, Él está simplemente diciendo lo que ha sucedido, Dios Padre lo ha desamparado, para que Él esté en ese momento siendo completamente hombre pudiera morir. Si la mano de Dios aun estuviera en Él; Él no hubiera muerto nunca, Dios simplemente tuvo que quitar su mando en la vida de su hijo, darle la espalda por unos momentos y decirle a Él “hijo te amo tanto, pero estás haciendo esto para lo cual yo te he enviado, para dar tu vida en rescate por muchos” 

Número dos, encontramos la palabra de…

2.- De perdón 

Lucas 23:34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.

El Señor Jesucristo mientras Él estuvo predicando en su ministerio aquí en la tierra, Él nos dijo que debíamos de amar a aquellos que nos aborrecían, debíamos nosotros perdonar aquellos que nos ultrajan y nos persiguen, de tal manera que ¿cómo Él podía predicar eso y no hacerlo Él mismo? El dijo aquí “Padre, perdónalos,” Él estaba diciendo “yo ya los he perdonado, yo  no les tomo en cuenta ninguna de las cosas que ellos han hecho, el que me hayan clavado, el que me hayan escupido, el que se hayan burlado de mí, el que me hayan quitado la barba, el que me hayan puesto esa corona de espinas, el que me hayan juzgado, yo no les tomo en cuenta nada de eso” 

¿Cuántas veces gente nos hace cosas malas?  Quizá no vas a llegar a ser crucificado, pero alguien e va burlar de ti, quizá nadie va a poner una corona de espinas en tu cabeza, pero alguien va a decir palabras que van ha herirte, quizá nadie te va agarrar con un látigo en donde al final tenían cabezas de hierro y cuando jalaban ese látigo desprendía la carne, quizá a nadie le va a pasar algo así; pero, vas a sufrir oprobio, vas a sufrir burla, alguien te va a decir algo, alguien quizá hasta te va a golpear; El Señor Jesucristo los perdonó, Él dijo “yo los perdono” y habló con el Padre y dijo “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.

Si hay alguien que te ha hecho algo hermano, sería bueno este día de perdón, este día tan especial en donde Jesucristo dijo “yo te perdono, perdono a la humanidad y Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” Este día pudieras tu decir “hay alguien que me ha hecho algo, hay alguien que me ha ofendido, hay alguien que me ha gritado, yo te perdono”. Pudiéramos hacer lo mismo. 

Número 3

 

3.- De Salvación 

Ahí adelantito dice:

Lucas 23:39 Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.

Ahora ¿qué quería ese hombre? ¡la salvación!
Dijo:“sálvate a ti mismo y a nosotros. ” Y le pidió salvación, pero no le pidió una salvación espiritual, le pidió una salvación material, le pidió una salvación de su pellejo, le dijo “Señor sálvame, yo no quiero morir, quiero tener más días de vida, para poder seguir haciendo las fechorías que he estado haciendo”. Y él no se arrepintió, es más lo dijo burlándose. 

Pero el otro le dijo Lucas 23:40 Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?

23:41 Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, (¡wow! aquí el malhechor dijo “hemos hecho mal, se nos ha juzgado y se nos ha juzgado bien) porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.

23:42 Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
23:43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

Este joven hablando con el Señor Jesucristo, sabiendo quién Él era, El Rey de los judíos, que nada malo había hecho, le estaba pidiendo salvación y Jesús no le dijo “muchacho, ¿cómo es que te has portado? no le dijo, muchacho ¿de qué religión eres? ¿de los testigos de Jehová? ¿de la luz del mundo? ¿de los mormones? ¿de los bautistas? ¿eres budista? ¿eres del islam? ¿qué religión tienes? ¡no preguntó nada de eso!. No le dijo “¡oh! ni modo, te tenías que bautizar y a menos que ahorita comience a llover, ya no tienes ninguna oportunidad” no le dijo, “mira recitame todo el Salmo 22, ¿has leído tu Biblia? ¿te has portado bien?”. Sino el Señor Jesucristo vió su arrepentimiento y vió su fe y lo salvó.

Sabes, cuando alguien está agonizando apunto de morir, en lo único que está pensando uno, es en sí mismo, yo no estaría pensando en salvar a alguien más, pero el Señor Jesús aún en esa agonía, aun estando con los brazos extendidos y con el dolor intenso en sus manos, en su espalda, en su costado, en sus pies, en su cabeza, todos los huesos, con el sol, con las llagas, con el estar colgado en ese lugar; aún así tomo tiempo para salvar un alma más.
Y nosotros que vamos por ahí caminando, alguien se nos acerca y dice “oiga deme un pesito” quizá, y sí, quizá le podamos dar un peso, pero también podemos darle la salvación de su alma a través de Cristo Jesús. ¡Nos ha pasado! a cada uno de nosotros nos ha pasado y el Espíritu Santo de repente dice “¡ve y habla!” y vamos y le hablamos, pero muchas veces dice “¡hey! ahí hay uno” y nosotros decimos “hay es que ahorita no tengo tiempo”. El Espíritu Santo dice “mira no estás en una cruz, no estás colgado, no estás insolado, no estas con esas llagas ¡no estás sufriendo! tienes tiempo ¡le puedes hablar!” 

Nosotros tenemos tanto tiempo, tantas oportunidades. La siguiente vez que el Espíritu Santo te diga “hablale a esa persona” ¿qué hay que hacer? ¡hay que hablarle! ¿amén? 

Tuvo tiempo de palabras de salvación