El tomó mi lugar

Mateo 27:15-23

15 Ahora bien, en el día de la fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, el que quisiesen.

16 Y tenían entonces un preso famoso llamado Barrabás.

17 Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo?

18 Porque sabía que por envidia le habían entregado.

19 Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: No tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él.

20 Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud que pidiese a Barrabás, y que Jesús fuese muerto.

21 Y respondiendo el gobernador, les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: A Barrabás.

22 Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado!

23 Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado!

El Señor Jesucristo está siendo enjuiciado. Era la fiesta de la pascua y durante la fiesta un gobernador soltaba a un preso. Esta costumbre muy posiblemente era por causa de los gobernadores al tener delante del pueblo mala fama, en ocasiones ellos querían que el pueblo los quisiera un poquito más. Ellos dejaban salir a alguien, no importando lo que esta persona hubiere hecho. El mismo Pilato les preguntó que a quién querían que soltara si a Barrabás o a Jesús. Los dos tenían fama. Barrabás tenía una mala fama. Si pudieras pensar en algún criminal famosos ¿en quienes pensarías? El chapo, el mochaorejas, el pozolero el que metía a la gente en los tambos de ácido, Jack el destripador, Al Capone. Ha habido gente mala y también encontramos a Barrabás.

1. Su Condición

Vemos la condición de Barrabás una de ellas era que era famoso, otra era sedicioso. En la Biblia encontramos pasajes que son muy similares. En Lucas 23:18-29 dice, “Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: ¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás! Este había sido echado en la cárcel por sedición en la ciudad, y por un homicidio.” De tal manera que Barrabás era un sedicioso. Era una persona que alborotaba al pueblo para que se rebelaran contra la autoridad. Ese era Barrabás. No era alguien que realmente hacía una revuelta pero era alguien que instigaba, era alguien que no estaba de acuerdo con el gobierno y con las leyes y era alguien que lo hacía para mal. El estaba acusado por sedición y homicidio ¿a cuántas personas personas alguien tiene que matar para ser homicida? solamente a una. Barrabás era un homicida, era una persona condenada dice el versículo 20 “Les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús; pero ellos volvieron a dar voces, diciendo: !!Crucifícale, crucifícale! El les dijo por tercera vez: ¿Pues qué mal ha hecho éste? Ningún delito digno de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré. en el versículo 4 fue la primera vez, en el versículo 14 era la segunda vez y ahora en el versículo 22 dice por tercera vez “¿qué mal ha hecho este?” Pilato estaba dispuesto a soltar a Jesús pero sigue diciendo la Biblia Mas ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado. Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron.Los sacerdotes y el pueblo gritaba que lo crucificaran. Que interesante que días antes, en la entrada triunfal del Señor Jesús la gente gritaba ¡Hosanna, Hosanna al hijo de David! La gente se estaba gozando de ver al Hijo de Dios entrando a Jerusalén. No sabemos si era la misma gente o simplemente estaba siendo instigada por los propios sacerdotes. Si hubiera sido la gente es muy posiblemente que hayan cambiado.  Recuerdas cuando Pablo y Bernabé iba a ser adorados en Listra, a uno le dijeron que era Júpiter y al otro Mercurio y se iban a arrodillar, ellos dijeron que no, después esta gente los quería echar a la cárcel. La gente cambia muy rápido. En el matrimonio se dicen que se aman, que son lo mejor y al siguiente día se odian y ya no se quieren ver. Cambiamos muy rápido.

Aquí está gente queriendo matar a Jesús. Dice el versículo 24 y 25 “Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían;  y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.” 

La condición de Barrabás era un hombre famoso, homicida, sedicioso era un ladrón. Dice Juan 18:39-40 “Pero vosotros tenéis la costumbre de que os suelte uno en la pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos? Entonces todos dieron voces de nuevo, diciendo: No a éste, sino a Barrabás. Y Barrabás era ladrón.” ¿Cuál es tu condición delante de Dios? La condición de Barrabás era deplorable, y nosotros estamos igual, porque Romanos 3:10-12 dice, “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” En el versículo 23 dice que Todos somos pecadores. Nuestra condición es que si nos ponemos a un lado de Dios vamos a encontrarnos injustos y pecadores, pero muchas veces no queremos reconocer nuestra condición. La mayoría de las veces le queremos echar la culpa a alguien más. Nunca somos nosotros y porque no reconocemos nuestra condición no podemos dar el siguiente paso, no podemos ver la bendición de Dios. Tenemos que reconocer nuestra condición, y decir “yo soy un miserable, yo soy un miserable pecador, un miserable mentiroso, un miserable ladrón, un miserable adúltero, yo soy un miserable orgulloso” y añade lo que realmente eres. Dios se agrada de aquellos que reconocen su condición. 

Había alguien que decía, “yo no soy tan malo como ese cuate, ese otro si es malo.” Lucas 18:10-13 dice, “Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias es bueno darle gracias a Dios pero este no le estaba dando gracias a Dios sinceramente porque no soy como los otros hombres, y ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;  esa es la oración de muchos porque le decimos que no soy como este y aquel pero ¿eso será lo que Dios quiere que digamos? ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, cuando estamos lejos de la presencia de Dios ni siquiera queremos ver a Dios, nos da vergüenza cuando nos damos cuenta de nuestro pecado, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. David cometió adulterio con Betsabé, mandó matar al marido de ella, un pecado grave pero dice Salmos 51:1 “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí. David reconocía su condición de pecador. ¿Cuándo fue la última vez que fuiste con Dios y le dijiste estas mismas cosas? y esa era la condición de Barrabas: Su Pecado.

2. Su Castigo

¿Cual era el castigo que merecía Barrabás? Él merecía morir en una cruz, era reo de muerte, merecía morir colgado y clavado. Morir en una cruz no era nada bonito. La crucifixión fue un sanguinolento método de los romanos para ejecutar a asesinos y ladrones y aun hasta cristianos. La crucifixión fue la más antigua de las penas capitales empleadas contra personas indeseables. Fue practicada por persas y escitas, se empleó después en Siria, en Egipto, en Grecia y muchos después en Roma. Durante el imperio romano los ciudadanos romanos no podían morir en la cruz por ley. Era algo tan fuerte que para el ciudadano romano no se le daba ese tipo de pena. Era una ofensa muy grave al derecho civil y estaba reservado a asesinos, ladrones, esclavos, fugitivos, rebeldes y más tarde a los cristianos. Morir en una cruz era algo vergonzoso, era un acto público, era descabellado,  nadie quería tener algún familiar muriendo en una cruz. El castigo de Barrabás era algo que merecía. 

¿Sabes cuál es nuestro castigo? La Biblia dice en Apocalipsis 21:8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.En el momento en el que decimos que nunca hemos mentido ya nos hemos hecho mentirosos y pecadores. Cada uno de nosotros somos mentirosos. ¿Cuantas mentiras debo de decir para ser mentiroso? solo una. Tengo unas primas que aun ellas le decían a la gente “no le crean a mi papá, nosotras le creemos un uno por ciento” ellas ya conocían a su papá y nosotros decimos que nosotros no somos tan mentirosos como el tío, como el vecino. Sí pero aún somos mentirosos y la Biblia dice “tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre,”  eso es lo que realmente merecemos, ese debe ser nuestro castigo. Lo que tu yo merecemos es el infierno. El diablo lo pinta de una manera bonita, nos dice que no creamos que el infierno arde con fuego y azufre, que los dientes rechinan, que es un lugar a oscuras y tormento. El dice que el infierno es como el bar ‘el pecadito’, que es un lugar donde hay barras de vinos y cervezas, humo por todos lados, edecanes, hay música, luz y sonido y todo esta bien, que es un lugar de diversión, pero el infierno es un lugar de tormento, de fuego, de dolor, de sufrimiento, es un lugar apartado de la presencia de Dios. El diablo ha sido mentiroso desde el  principio. 

El castigo de Barrabás por sedicioso, por ladrón, por homicida merecía el peor de los castigos, morir en la cruz. Aun al valiente más valiente y al malo más malo, les entra el miedo, empiezan a pensar que su fin está cerca, se burlan de todo el mundo pero cuando ven su fin que está cerca, comienzan a recapacitar. Yo me puedo imaginar a Barrabás pensando que eran sus últimos días, que ya nada lo iba a librar de esa situación. En ocasiones pasadas iba y robaba y lo metían a la cárcel pero salía libre pero esta era de adeveras, estaba condenado. Su condenación era en una cruz. El comenzó a pensar en los clavos, en los latigazos que iba a recibir, en la burla, sabía que iba a ser una muerte dolorosa, pero de repente comienza a escuchar su nombre y el nombre de Jesús. Quizá Barrabás se encontró a Jesús en el pretorio, quizá cruzaron miradas, quizá el Señor le dijo “no te preocupes, te voy a salvar” quizá, pero lo que sí sabemos  es que el pueblo comenzó a gritar “suelta a Barrabás y crucifica a Jesús.” 

3. Su cuenta fue anulada

La cuenta que Barrabás debía, o que el realmente merecía fue anulada fue borrada. Él merecía morir en la cruz del calvario, por sus actos pero Jesús tomó su lugar. El Señor Jesucristo ha tomado nuestro lugar, nosotros merecíamos morir e ir al infierno pero Cristo tomó nuestro lugar. Mateo 18:23 dice, “Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.” Diez mil talentos es más que diez mil pesos. Un talento aproximaba a treinta kilos de peso eran trescientas toneladas y si hubiera sido de oro era muchísimo dinero. Era algo que nunca podía pagar y dice después “A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda.” Qué tremendo. Hace tiempo hubo una noticia en Torreón un taxista iba manejando e iba dando una vuelta en u y también iba pasando un lamborghini y el taxista le pegó y destrozó al lamborghini. Graves problemas para el taxista. El taxista ni trabajando toda su vida podría pagar el carro. Se bajó el dueño y le dijo que no se preocupara. No sé si era por buena o mala gente pero le perdonó la deuda. Que bueno fuera que así fuera siempre. Pero este hombre tiene una deuda más grande que el valor de un lamborghini y el rey le perdonó todo. Este siervo se va bien contento y dice la Biblia en el versículo 28 “Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba. Cristo ya nos ha perdonado, ni con todo el dinero del mundo podemos pagar lo que Cristo nos perdonó, pero nos damos la vuelta y el hermanos me mira feo, la esposa me hace algo y no lo puedo perdonar y Dios dice, “¿cómo es que yo te he perdonado todo? Merecías el infierno, la muerte, condenación. Tu siendo un hijo de Dios aprende a perdonar.”

A Barrabás le fue perdonada su cuenta. Dice Juan 19:28-30 “Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca. Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.” Él estaba diciendo que todo se había acabado, la cuenta fue pagada, ya no hay nada más que hacer, ni que pagar, con su muerte él pagó todo. Nosotros ya no tenemos que pagar nada ¡Qué bendición! Si tu estuvieras en una tienda y estás comprando una televisión para ver el siguiente torneo de fútbol y estás bien contento, todo sea por el fútbol, y estás saliendo y uno de tus amigos de la secundaria a quien defendiste te dice que abrió un negocio y tiene mucho dinero y que le dejes pagar tu tele y te insiste (seríamos medios tontos decir que no) y entonces él paga tu tele, veinte mil pesos y te sales con tu tele bien contento, pero si tu estando en el carro dudas de que tu tele esta pagada y te remuerde la conciencia, regresas a la tienda, hablas con la cajera y le dices “aquí esta mi dinero, quiero pagar” ¿qué te va a decir la cajera? que ya está pagado. Jesús ya pagó todo con su sangre preciosa, pero a veces queremos regresar y decir “Señor que tal que si tu muerte no contó, yo lo voy a pagar con mis buenas obras.” Cuando él dijo, “consumado es” significa que la cuenta ya ha sido pagada. El tomó nuestro lugar y lo único que tenemos que hacer es aceptar su pago. Ni siquiera tenemos que ser miembros de una iglesia cristiana, solo debemos aceptar el pago que el hizo.

1 Pedro 3:8 dice, Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;Dice la Biblia en Isaías “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.” Cuando uno de nuestros hijos se porta mal, nos duele hasta el alma. ahora imagínate todos los pecados de todo el mundo ser puestos en Cristo, ese fue el sufrimiento que él padeció. Y Juan 15:13 dice, Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” 

El Señor Jesucristo tomó el lugar de Barrabás. El Señor Jesucristo tomó nuestro lugar. Tú y yo merecíamos ir al infierno pero Jesús tomó mi lugar. Dale gracias a Dios que tenemos un buen amigo que dió su vida por nosotros.