Cuidando a tu familia

Génesis 18:19

Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él.

Este mensaje está guiado principalmente al esposo. Dios estaba hablando acerca de Abraham, de una manera positiva, diciendo: “Abraham no es alguien que se niegue a seguirme, no es alguien que encubra mi Palabra, no es alguien que rehuye a mis mandamientos.” Qué tremendo sería si Dios hablara acerca de nosotros y que dijera “Yo sé que este cristiano va a ir a la iglesia”, “”sé que este papá lleva una vida entregada”, “Yo sé que él me va a servir porque él es fiel.” Cuando el diablo habló en contra de Job y le dijo a Dios “Tu lo cuidas y lo proteges, pero si no lo cuidaras tanto, él no te seguiría tanto.” Entonces Dios de alguna manera le dice a Satanás que le iba a quitar ese cerco a Job y que viera como Job no le servía de balde, sino que de palabra y hecho y que Dios lo conocía bien. Dios nos conoce bien a cada uno de nosotros. 

¿Cómo podemos cuidar a nuestra familia?

1. Invirtiendo en nuestra familia

Cada uno de nosotros podemos invertir en nuestra familia. Podemos invertir pasando tiempo con ellos, cuidando a la esposa. Pero ponemos la excusa de que hay una pandemia y ni unos chicles estamos invitando a nuestra esposa, y no estamos pasando tiempo con la esposa, ni tiempo con nuestros hijos. Es tiempo de pasar tiempo con ellos. Como papás tenemos esa necesidad de invertir en nuestra familia. 

Dice Deuteronomio 6:6-7 “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;  y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.” No dice “estando ausente de tu casa” dice estando en tu casa. Y ahora todo mundo está en casa. Estamos pero no estamos. Estamos en casa, pero ignoramos a la esposa, a nuestros hijos y a Dios. Vivimos nuestra vida en casa y no estamos invirtiendo en nuestra familia. El repetir la Biblia con ellos no es simplemente leer un versículo. El repetir un versículo con ellos es enseñarles la Palabra una y otra vez. Invertir tiempo con ellos es pasar tiempo con ellos, es repetir y enseñar la Palabra de Dios y como papás tenemos que invertir en nuestros hijos.

Cuando decimos “Estamos en la pobreza, yo fui pobre y cuando crecí solo teníamos un trompo y unas canicas” y gloria a Dios por las canicas y no era tan caro, ahora es el playStation, pero nos empezamos a formular ciertas cosas y decimos “voy a darle lo mejor a mis hijos y voy a darles lo que me pidan.” Y chiquear y darles lo que tus hijos te piden no es invertir en tus hijos, es más, los estás malcriando y estamos teniendo una idea errónea de cómo es la inversión en nuestra familia. Darle todo a nuestros hijos no es invertir, es malcriar a nuestros hijos. Les estamos diciendo  que está bien, que no se preocupen y un día eso va a traer consecuencias porque el diablo puede usar todo eso y la Biblia dice que un hijo consentido trae un dolor de cabeza a los padres.

De tal manera que a parte de darles todo, algunos padres dicen que van a invertir en los hijos para que los saquen de la pobreza y entonces quieren meterlos a la mejor universidad, pero el error es que piensan que a través de esa inversión los van a sacar de la pobreza y ahí se arregla todo. Primero hay que empezar con la palabra de Dios en sus vidas.

Estamos invirtiendo cuando en familia estamos repitiendo y enseñando la Palabra de Dios. No invertimos si no ayudamos a nuestra familia, si solamente los traemos una vez a la iglesia en un mes y en casa no conocemos a Dios, no se habla de Dios, se ve pura cosa mala en la televisión, no hay un amor verdadero a Dios. Es más, los hijos no quieren llegar, ese hogar ya no es un hogar cristiano. Tenemos que comenzar a invertir.

Una inversión es cuando sacrificamos algo para poder más adelante, ver una retribución que es mucho mejor y que es de más valor. Y dice y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. ¿Cuántos estamos realmente invirtiendo en nuestra familia? Invertir en ellos es traerlos a la iglesia, eso es una buena inversión. Y sí, sé que hay algunos que tienen que viajar veinte o treinta minutos, pero ¿sabías que hay lugares en nuestro país en donde personas tienen que caminar una, dos hasta tres horas y que cuando llegan llegan temprano? Hay lugares donde uno se asombra al ver a personas que caminan tres horas y hasta  llegan descalzos desde muy lejos porque aman al Señor. 

Tenemos una generación en donde nuestro amor al Señor es que si nos da un carro vamos y si no, le decimos que se pierde de nuestra adoración. Ese es el amor al Señor que hoy en día tenemos. Estamos enseñando a nuestros hijos que nuestro amor al Señor es por conveniencia. Si nunca recibiéramos nada del Señor ¿qué haríamos? Si Dios nos dijera: “Lo único que te voy a dar es el cielo, pero en la tierra va a ser pura miseria” ¿Estarías dispuesto a seguirlo?

Tenemos que invertir en nuestra familia: pasando tiempo con ellos, repitiendo su Palabra, en la iglesia. Tenemos que invertir.

2. Inspirando a nuestra familia

Cada uno de nosotros podemos ser ejemplo e inspiración. Pablo le dice a Timoteo “Sé ejemplo en conducta…” dice 2 Timoteo 1:6 Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.Una persona que anda prendida no es una persona que anda apagada. Una persona que anda prendida es una persona que se ve que ama al Señor, quizás está pasando un mal día, tiene problemas, pero no pierde el ánimo, sigue adelante porque hay un fuego del don de Dios en su vida para decir que todo está bien.

Para poder inspirar necesitamos ser llenos del poder de Dios, y ¿cómo podemos ser llenos? Caminando con Dios todos los días y tenemos que ir a Dios en oración, tenemos que pedirle de ese aceite santo que viene de lo alto; como Moisés que iba hasta arriba de ese monte y cuando bajaba no bajaba todo triste y apagado, sino prendido y los que veían decían que estaba con Dios. Cuando Sadrac, Mesac y Abed Nego salieron del horno de fuego, no olían mal, estaban bien y tenemos que pasar tiempo con Dios para poder inspirar a otros.

Cuando te ven, ¿qué ven en ti? ¿Ven miseria? ¿Les dices que estás mal, que te enfermaste, que Dios no te ama? y si andas con una cara alargada, eso no trae inspiración.

Tenemos que caminar con Dios, tenemos que inspirar a nuestra familia. Cuando Dios habla de Abraham dice “Yo sé que mandará a sus hijos y les va a enseñar juicio y justicia.” Abraham sí tenía juicio y justicia porque sabía el juicio y justicia de su Dios y él podía decirle a su esposa: “Vamos a hacerle así, vamos a seguir a Dios porque tenemos un Dios que nos ama.”

Josué les dijo a la gente “pero yo y mi casa serviremos a Jehová.” Y cuando lo dijo, no lo dijo triste, como si fuera una tragedia. Creo que la gente dijo que también servirían a Jehová. Y como guías de nuestro hogar debemos decir “Vamos a servir a Jehová” cuando es domingo “vamos a ir a la iglesia.” 

Debemos inspirar siendo ejemplo, inspirar caminando con Dios, inspirar pidiendo el poder de su Espíritu Santo, inspirar conociendo su Palabra, inspirar teniendo altar familiar en la casa. No inspiramos cuando nos levantamos enojados, cuando estamos ociosos, cuando llegamos tarde a la iglesia, cuando no hay altar familiar, cuando no leemos la Biblia, cuando no tenemos una sonrisa. Nuestro espíritu, el gozo del Señor es nuestra fuerza, y no solo eso sino que damos confianza a los demás. 

Hay ciertas cosas que nos inspiran y hay que recordar cómo fuimos inspirados por alguien más. Quizás has escuchado de algún testimonio y tú ya estabas a punto de tirar la toalla y por ese testimonio dijiste que le ibas a echar ganas. Libros de biografías de tremendos cristianos y misioneros te inspiran a hacer más por el Señor. Vemos el testimonio del misionero Víctor Gallo y cómo esa corriente casi acaba con su vida y la de su familia y cómo Dios le bendijo y le protegió  y por lo menos yo digo que necesito hacer más. 

Cuando llegues a la casa no llegues con una actitud negativa. A lo mejor la esposa dice que van a hacer más y el esposo dice “No, nunca vamos a poder.” El marido le dice a la esposa que ahora sí irá a ganar almas el sábado y la esposa le dice que es un flojo. No lo desanimes, anímalo. La actitud que tenemos a través de Cristo, debe ayudar no solo a nuestra familia, dice la Biblia que somos una luz.

3. Implora por tu familia

Implorar habla de orar, de llevar a nuestra familia a Dios en oración. Hebreos 4:16 dice: Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Y me encanta como dice confiadamente. En otras palabras, confiadamente es cuando vamos a Dios, sabiendo que Dios está dispuesto a escucharnos, cuando sabemos que no hay nada entre nosotros y Dios, cuando sabemos que tenemos ese acceso al trono de su gracia de manera confiada y no es así como con vergüenza o pena. 

Tenemos que ir confiadamente implorando, rogando por nuestra familia porque es la manera en que podemos cuidar de ella.

Dios quiere que nosotros abramos nuestra boca, extendamos nuestras manos y le digamos: “Señor, necesito de tu bendición para mi familia.” Y creo que no lo estamos haciendo lo suficientemente. Necesitamos orar más por nuestros hijos y por nuestra esposa. Tenemos que decirles también que los amamos. ¿Cuándo fue la última vez que le dijiste a tu esposa que la amabas?

Tenemos que cuidar a nuestra familia. Tenemos que cuidarlos: invirtiendo, inspirando, siendo llenos del Espíritu Santo; orando por nuestra familia. 

Dios dijo: “Abraham va a cuidar de su familia, los va a guiar.” Necesitamos a más papás que cuiden de su familia.