5 Cosas Que Puede Enseñar A Sus Hijos

2 Timoteo 1:3-7

Pastor Arturo Muñoz

 

2 Timoteo 1:3-7

“Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día;

4 deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo;

5 trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.

6 Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.

7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”

 

Pablo está escribiendo  a Timoteo y le dice *mira Timoteo, cada vez que me acuerdo de ti y cada vez que oro por ti * vs 3 “sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día;” .

Por lo menos nos dice qué tan constantemente deberíamos de estar orando, deberíamos de estar orando noche y día; vs 4 “deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo;” No de tristeza, de gozo; hay veces que nos acordamos de alguien y nos da tristeza, nos acordamos de alguien y nos da enojo, nos enfurecemos a lo mejor. Pero Pablo cuando se acordaba de Timoteo se acordaba de el buen ejemplo que era Timoteo, se acordaba de la pasión por las almas y las lágrimas que derramaba Timoteo constantemente, no era una fe fingida, no era una vida de hipocresía, sino Pablo podía decir *Yo me doy cuenta que en ti hay una fe que no es fingida*

 

  1. Enseña a tus hijos a vivir una vida llena de fe en Dios

 

Que su caminar no sea un caminar fingido, que su vivir para Dios no sea un vivir hipócrita o fingido, que sea un vivir genuino. No queremos nosotros tener jóvenes que vengan a la Iglesia fingiendo que aman a Dios, no queremos nosotros tener niños que canten alabanzas fingiendo que aman a Dios, no queremos que ellos vayan a conferencias o a campamentos fingiendo que ellos aman a Dios; porque es de las cosas una vida vacía, vivir algo que yo no soy, el vivir algo que no creo, venir solamente por venir (a la Iglesia), el leer la Biblia y solamente por leerla, el orar solamente por orar; no hermano, hay que enseñar a nuestros hijos a vivir una fe no fingida.

 

Una de no fingida quiere decir una entrega total pero no solamente de parte de nuestros hijos, pero si nuestros hijos ven en nosotros una fe no fingida, ellos van a replicar una fe no fingida; si ellos ven hipocresía, ellos van a vivir en hipocresia, si ellos ven un cristianos, una mamá, un papá que viene aquí a la iglesia, se sienta en la iglesia, lee la Biblia, dicen *todo bien*, pero los hijos saben que tú o estás orando, saben que allá en la casa te la pasas criticando, saben que allá en la casa te burlas de la Iglesia, te burlas del Pastor y nada más vienes por venir o porque te traen para vivir una vida religiosa, ese es el tipo de fe que nuestros hijos no necesitan.

 

Nuestros hijos necesitan una fe que no es fingida, necesitan una fe genuina, necesitan tener convicciones genuinas, necesitan ser fieles porque aman a Dios verdaderamente, porque quieren caminar con Dios. Debemos de enseñar a nuestros hijos a vivir una vida, a tener una fe que no es fingida. Vs 5 “trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti,” Una fe genuina, una fe que yo puedo palpar, algo que yo puedo sentir dice Pablo.

Se puede ver, alguien que tiene fe se puede ver, alguien que no tiene fe tiene quizás una mirada perdida, alguien que no tiene fe es alguien que no se regocija en las cosas de Dios, alguien que no tiene fe viene a la iglesia y se está durmiendo, alguien que tiene una fe fingida es alguien que cuando se canta un himno solamente lo está cantando sin interés, sin gozo, alguien que tiene una fe fingida es alguien que sale a ganar almas y no quiere ir, no quiere compartir, no tiene ese fuego y ese deseo.

 

Muchas veces es culpa de los papás; cuando venimos a la Iglesia deberíamos de venir con gozo, si no vengo con gozo dile al Señor *dame gozo*, “el gozo del Señor, mi fuerza es ”; regocíjate, no tengas una fe hipócrita, sino que sea una fe genuina ¿Qué es lo que me da esa fe genuina? Lo que me da esa fe genuina es la Palabra de Dios, dice la Biblia que fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios. Ponte a escuchar más predicación, ponte a leer más mensajes, asegúrate de a quienes estás escuchando es gente con sana doctrina, no podemos escuchar cualquier tipo de predicación.

 

Vs 6 “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti”

¿Cómo puedo avivar el fuego del don de Dios?

Vs 8 “Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios,”

 

II. Enseña a tus hijos a compartir la Palabra de Dios

 

Si algo nos enseñan nuestros hijos a nosotros es que muchas veces ellos quieren compartir la Palabra de Dios y muchas veces nosotros somos los que los detenemos a ellos y allí está nuestro error, a veces nosotros somos los que detenemos ese fuego de ir y compartir la Palabra de Dios.

Por el otro lado, después de que los hemos detenido, los detenemos tanto que ya ahora se avergüenzan, ahora ya no quieren compartir, ahora ya no es lo mismo, ya les da pena; y en vez de que estén predicando, en vez de que estén compartiendo ahora es todo lo contrario; anima a tus hijos para que compartan, alégrate con ellos porque están compartiendo el evangelio.

 

Si nosotros les estamos enseñando a vivir una fe no fingida, y les estamos enseñando a no avergonzarse, nosotros como papás no nos avergonzamos y estamos constantemente dando un folleto, compartiendo y hablándole a la gente de Cristo, nuestros hijos van aprender de eso, van aprender a no avergonzarse, van aprender que el evangelio lo podemos compartir en todo tiempo, van aprender que nosotros podemos, que debemos como cristianos llevar el evangelio a otros. Para eso se necesita denuedo, muchas veces no es fácil, necesita uno armarse de valor, enseña a tus hijos a compartir el evangelio

 

III. Enseña a tus hijos que nosotros no somos mejor que nadie

 

Romanos 3:9

“¿Qué, pues? Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado.”

 

Pablo está haciendo esta pregunta, es una pregunta retórica en donde la respuesta es no, nosotros no somos mejores que nadie; de tal manera que si hay algo que podemos enseñarle a nuestros hijos es enseñarles que Dios nos ha hecho a cada uno de nosotros, nos ha puesto en lugares diferentes, pero no por tener más o tener menos alguien es diferente a nosotros.

Por el hecho de ser salvos a lo mejor, no, nuestros niños, especialmente los chiquitos les cuesta entender o darse cuenta; debemos de enseñar a nuestros hijos enseñar que nosotros no somos mejor que nadie, constantemente decirles que debemos estar agradecidos con lo que tenemos, agradecidos con lo que Dios nos da y a orar y confiar en Dios.

 

Nosotros no somos mejor que nadie por lo que tenemos pero también cuando no tenemos hay que enseñar a nuestros hijos a orar, a estar agradecidos.

 

IV. Enseñar a tus hijos a trabajar arduamente

 

Enseñarles a ser trabajadores

Proverbios 21:25 “El deseo del perezoso le mata,  Porque sus manos no quieren trabajar.”

Mientras trabaja arduamente hay que enseñarle a nuestros hijos a dar y a compartir.

Proverbios 21:26 “Hay quien todo el día codicia; Pero el justo da, y no detiene su mano.”

Hay que enseñarles a nuestros hijos a ser el mejor trabajador, el mejor estudiante, que todo lo que hagan lo hagan bien, si hacen algo mal que lo vuelvan hacer hasta que salga bien, que tengan una buena ética de trabajo.

 

Cuando ya van ganando dinero por su propia mano hay que enseñarles a dar y a compartir, especialmente a dar a la obra de Dios. Hay que enseñarle a nuestro hijos que si trabajan a dar, pero también a gastarlo sabiamente.

 

V. Enseñar a nuestros hijos a caminar con Dios

 

Parte de vivir una vida con fe no fingida, tienen nuestros hijos que aprender a caminar con Dios

Deuteronomio 6 nos habla de caminar con Dios. Debemos aprender a caminar con Dios, estar constantemente sobre eso, una y otra vez. Con leer la Palabra de Dios, orar y levantarse temprano, podemos decirle una vez pero en unas cuantas semanas se les va a olvidar, pero hay que recordarles, asegurándose. No lo vamos hacer con un látigo porque no queremos que lo hagan por cumplir, que lo hagan para que los papás ya no los molesten, sino para que genuinamente aprendan a caminar con Dios.

 

Cuando aprenden a caminar con Dios y aprenden a leer la Biblia y aprenden a orar y Dios contesta, ellos mismos pueden dar testimonio de que por su caminar con Dios, Dios les bendijo, por su caminar con Dios, Dios les ayudó, por su caminar con Dios, Dios les habló. Tenemos que enseñar a nuestros hijos a caminar con Dios.

 

Pablo le dice a Timoteo *Yo puedo ver tu fe no fingida, que hubo en tu abuela, que hubo en tu mamá, pero ahora también en ti*.

 

Hay muchas otras cosas más que podemos enseñar a nuestros hijos, pero cada uno de nosotros en oración, en una constante comunicación con la esposa, tienen que llegar a sus propias conclusiones y decir ¿Qué más le podemos enseñar a nuestro hijos? Qué más para que crezcan en los caminos de Dios, qué más podemos enseñarles para que sean los hijos que Dios quiere que sean. Enseña a tus hijos a caminar con Dios

 

  • Enseña a tus hijos a vivir con fe
  • Enseña a tus hijos a compartir el evangelio
  • Enseña a tus hijos trabajar duro
  • Enseña a tus hijos a que tengan una relación con Dios