Efesios 6:1-4
Daniel Sherman

Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra
a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que
te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no
provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y
amonestación del Señor.

Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.

Dios ha puesto a los padres como una autoridad sobre los hijos. “Obedeced
en el Señor” quiere decir que los hijos tienen la obligación de
obedecer a sus padres cuando las instrucciones de los padres concuerdan con
la Palabra de Dios. Si nuestra autoridad nos manda hacer algo que
resultaría en la desobediencia directa a Dios, no debemos obedecer a esa
autoridad. Si nuestra autoridad nos prohibe hacer algo que Dios nos ha
mandado, debemos obedecer a Dios, y no a esa autoridad. Aparte de esas dos
excepciones, debemos siempre obedecer a nuestras autoridades.

Obedecer es lo correcto. Mientras los hijos viven bajo el techo de los
padres, deben obedecer sin titubear a sus padres. Cuando hayan salido de la
casa de sus padres y no dependen de ellos economicamente, habiendo
establecido su propio hogar, no tienen que obedecer todo todito lo que los
padres dicen, pero sí deben siempre mantener una actitud de respeto hacia
los padres, tomando en cuenta siempre su consejo.

Colosenses 3:20
Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor.

Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa;
para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.

Exodo 20:12
Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra
que Jehová tu Dios te da.

No solamente el hijo debe obedecer a sus padres, sino también tiene la
obligación de honrar a sus padres. El enfoque de obedecer está en su
comportamiento. El enfoque de honrar está en su actitud hacia sus padres.
Alguien puede obedecer a una autoridad, y a la vez odiar y despreciar a esa
autoridad.

Algunas maneras de honrar a tus padres:

•no contestar groseramente y obedecer sin titubear/toma iniciativa ayudar
•mantenerte en contacto regular con ellos (teléfono, correo)
•pedir consejo (comunicar que su consejo es valioso para ti)
•expresar agradecimiento
•ir a visitarles e invitarles a visitarte  (Horseshoe Bend)
•orar por ellos diariamente

Dios promete que habrá bendición si honras a tus padres. La consecuencia
natural de honrar a sus padres es evitar muchos líos, y hasta
proporcionarte una larga vida. Los hijos que no honran a sus padres y que
son desobedientes muchas veces viven menos años por su necedad y se meten
en un sinfín de problemas.

Ser desobediente a los padres y no tenerles respeto es un pecado muy grave
en los ojos de Dios.

2 Timoteo 3:2-5
También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos
peligrosos. Porque habrá hombres amadores de  sí mismos, avaros,
vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos,
impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes,
crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados,
amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de
piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.
Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en
disciplina y amonestación del Señor.

El hombre es la cabeza del hogar y la responsabilidad de disciplinar a los
hijos recae sobre él. Su esposa le ayuda y le apoya con esta
responsabilidad, pero la responsabilidad final recae sobre el padre.
Provocar quiere decir irritar y molestar hasta un punto insoportable.

La manera en que muchos padres disciplinan a sus hijos es de la siguiente
manera: (ejemplo dramatizado) ¡Eso no es disciplinar!

Si quieres criar a tus hijos en la disciplina y la amonestación del
Señor, debes considerar el ejemplo de cómo Dios mismo ha actuado como
Padre en Su trato con el Pueblo de Israel. Quiero resumir aquí algunos de
los principios que Dios ha usado en cuanto a la disciplina:

Deuteronomio 5:1-21
Explícales claramente lo que esperas de ellos

Deuteronomio 28:1-14
Explícales el beneficio de obedecer y anímales cuando han obedecido

Deuteronomio 28:15-68
Explícales claramente lo que será la consecuencia de no obedecer.  (Dios
consideró que la desobediencia era muy grave.)

2 Reyes 25:1-21 y Jeremías 30:10-11
Cuando desobedecen... aplícales la consecuencia que habías estipulado,
sin titubear. Pero, muy pronto debes reafirmar tu amor por ellos y
ayudarles a seguir adelante.

(Dar un ejemplo dramatizado.)

Hay una gran diferencia entre la rebeldía y un accidente. Si el niño
accidentalmente quiebra una ventana, no es apropiado disciplinarlo. Pero si
ya le has dicho que no debe jugar con la pelota en la casa y quiebra una
ventana, no sólo es apropiado disciplinarlo, es necesario.
Un padre no puede permitir que un hijo cometa actos de rebeldía y
desobediencia sin recibir una consecuencia apropiada. El padre que no
disciplina a sus hijos los está tratando como si fueran bastardos.
(Hebreos 12:7-8).

Ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama,
disciplina, Y azota a todo el que recibe por Hijo. Si soportáis la
disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien
el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos
han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.

Si los hijos aprenden a obedecer a sus padres, esto les ayudará a obedecer
a Dios más tarde cuando salen de la casa. (Prov. 22:6)
Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de
él.

El padre que se enoja y grita no está haciendo ningún bien a su hijo
(Santiago 1:19-20).
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para
hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de
Dios.

Nunca debes disciplinar cuando estás enojado. Tienes que recuperar el
control antes de aplicar la disciplina. Nunca debes hacer algo que podría
causar daño físico al niño (debe doler, pero no debe causar heridas).

Recuerda que debes aplicar la disciplina consistentemente y con justicia.
Si lo haces una vez sí y otra vez no, tus hijos no van a aprender a
obedecerte... al contrario, van a tener amargura contra ti.
Cuando ya son más grandes, puedes sustituir la vara por quitarles algo que
a ellos les gusta (salir con los amigos, etc.).
Tal vez lo más importante es tu ejemplo personal en demostrar un estilo de
vida de estar en comunión con Dios, vivir en obediencia a Dios, y orar sin
cesar por tu hijos.