Dios: Grande en santidad

Isaías 6:1-7

1 “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.

2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.

3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.

4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.

5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.

6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas;

7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.”

Da Vinci pintó La última cena de Jesús y sus discípulos. Pintó uno por uno a todos los discípulos, pero no podía terminar la pintura y estaba en turbación en su mente y decía: “No puedo terminar porque no me atrevo a pintar el rostro del Señor Jesucristo. Él es demasiado glorioso y excelso para mí.” Y yo sé que es cosa de religión, es una reliquia, cosa que no creeremos, pero quiero usar esto para decir que para un pecador como yo explicar la santidad de un Dios que es tan Santo que se estremece hasta el cielo, yo sería el menos indigno para describirte la gloriosa pureza de nuestro Dios, no lo puedo hacer, es como un hombre ciego que describe la belleza de un paisaje, o un sordo describir las notas de una sinfonía, pero voy a tomar el texto y explicar lo que la Biblia dice de la gran santidad de Dios. 

La Biblia dice en Salmos que debemos adorarle en la hermosura de su santidad. Nuestro Dios es un Dios hermoso y lo hermoso de él es que está sin contaminación, sin mancha, él es glorioso.

¿Qué quiere decir santo? La palabra santo quiere decir: estar completamente libre de cualquier impureza moral, sin pecado, sin imperfección. La santidad de Dios es su atributo que le hace estar separado de todo lo que causa pecado o mentira. Le causa a la santidad de Dios no solo ver la justicia, sino amarla; no solamente observar el pecado sino odiar el pecado. La razón de que haya un cielo donde ninguna mentira puede entrar es porque es la morada eterna de Dios, y la razón de que haya un infierno es porque hay un Dios tres veces santo que no deja de ser santo. Gracias a Dios él es un Dios de compasión, que es un Dios un Dios de misericordia y paciente, pero por encima de todo tenemos un Dios grande en santidad.

1.Un ejemplo de mortalidad

Vemos cuánto la gente deposita tanta esperanza en otro mortal político y tantas promesas de tanta gente que no va a cumplir ¿por qué? El capítulo 6 empieza con un ejemplo de mortalidad. En el año que murió el rey Uzías Dios siempre incluye cada jota y tilde para enseñarnos algo y primeramente vemos aquí un ejemplo de mortalidad.

¿Quién era el rey Uzías? Su reinado fue de 50 años en total. Su nombre quiere decir la fuerza de Jehová y así como Dios le prestó fuerza, él también se alejó de ese Dios; y sin ofender a nadie, porque yo soy fanático de la selección mexicana, no soy americanista, ni de cruz azul pero cada cuatro años soy tricolor, pero hay que ser honestos, siempre termina bien pero siempre terminan mal. Y el dicho es: Juegan como nunca y pierden como siempre. 

Uzías empezó bien pero terminó mal. Tenía humildad, liderazgo, tuvo santidad en su vida, pero poco a poco se perdió en él, el temor de Dios. Llegó a ser leproso cuando se ensoberbeció y aun en su lepra no buscó a Dios sino que murió aislado con una enfermedad grave. Y hay una lección aquí. Aun los reyes que tienen poder sobre otros hombres, no tienen poder sobre la muerte, son iguales que tú y yo. Sus reinos son limitados y Dios permitió a Isaías ver la muerte de este rey para que contemplara en visión a otro Rey sublime, inmortal, incapaz de morir, tres veces santo y en el mismo año, no por coincidencia, sino por cita divina. Y cuando Dios se revela a tu vida, mi consejo es que hagas caso en el momento porque tal vez, no vas a tener otro momento.

Isaías vio al Rey glorioso sentado en su trono en el mismo año que murió el rey Uzías y esto qué gloriosa lección. Todo hombre es como una hierba, un diente de león que se va a marchitar y morir, pero nuestro Dios es fuerte, nunca de los nunca puede fallecer. Nuestro Dios es grande.

2. Una Escena majestuosa

La Biblia describe la posición, la vestidura, la gloria, y el culto. Dice Daniel 6:1-4 vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. 

Los esclavos de pie, los príncipes parados, los reyes sentados, nuestro Dios no está parado, no existe para servir a sus ángeles o a su creación, aunque lo hace en su gracia, pero él aquí, en esta majestuosa escena, está sentado en su trono y su posición revela su rango y lo aceptemos o no, él es el número uno. 

Salmos 2:4 dice: El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos. Salmos dice: 99:1 Jehová reina; temblarán los pueblos. El está sentado sobre los querubines, se conmoverá la tierra. Su trono es alto, es sublime, sus pensamientos son más altos que los nuestros, sus caminos son más altos que los nuestros; él tiene otro punto de vista y por eso, se llama el Altísimo. ¡GLORIA A ÉL!  Salmos 57:2 dice: Clamaré al Dios Altísimo, Al Dios que me favorece. Aquí tenemos la persona de Dios, no el Dios que nosotros hemos fabricado en nuestra mente o que los pueblos idólatras fabrican con sus manos, pues hay capillas por todo México, y hasta sus estatuas se van perjudicando y necesitan ser limpiados, le pagan a alguien de la capilla, pero este Dios verdadero no es hecho con nuestras manos y no necesita que nadie lo limpie o cargue, él está sentado en su glorioso trono.

¿Cuántos hombres han muerto tratando de escalar el monte Everest? Miles de hombres han muerto cerca del pico, pero dice la Biblia que la tierra es el estrado de sus pies, el cielo es mi trono dice Jehova. 

Su posición revela que él manda, pero también su vestidura, la vestidura revela el rango de una persona. En tiempos bíblicos los esclavos se vestían de trapos y ropas comunes, pero los reyes en mantos reales. La Biblia nos dice en el versículo 1”…y sus faldas llenaban el templo. Él es un glorioso ser y revela que él es el monarca de todas las edades y del universo y ahí tiene a sus siervos. Versículo 2 dice: Por encima de él había serafines; los serafines no son seres mortales como nosotros, no son con una naturaleza pecaminosa, son criaturas totalmente inocentes. Son los ángeles elegidos que la Biblia menciona, ellos son ángeles con grandes privilegios de ver a Dios, de contemplar su hermosura, de día y noche y atienden a Dios exaltando su nombre “Santo, Santo, santo Jehová de los ejércitos.” Ellos nunca han pecado en toda la historia de su existir de seis mil años. No sé de ti, pero yo no puedo vivir seis minutos sin pecar. Ellos tienen seis alas y usan cuatro para cubrir sus rostros porque aun ellos se sienten indignos de la presencia de Dios. Pero gracias a Dios por estos seres que la Biblia nos menciona su canto: Santo, santo, santo Si cantáramos eso por mil años, ¿Dios dejaría de ser santo después de cantar el último coro? No. Toda la eternidad Dios no ha cambiado. En el cielo hay un ser que nunca deja de ser Santo, Santo, Santo

El libro de Isaías no solo nos da el privilegio de ver la escena sino de escucharla y experimentarla con todos nuestro sentidos y para estos serafines, su comprensión de Dios no era nublada con el pecado como nosotros, ellos ven quién es, cómo es, quién ha sido, y quién será, y su conclusión es esto: Santo, Santo, Santo. ¿Es Dios eterno? claro que sí, es infinito en su existir, mil años para él son un momento y un momento como mil años. Nuestro Dios ¿es amoroso? ¡Cuántos de nosotros estaríamos sepultados, presos o muertos si no fuera por el amor de Cristo! Estamos aquí por la sangre escarlata de un buen y manso salvador que derramó en una cruz, Dios es amor. ¿Dios es creador? Claro, de la nada él hizo todo. ¿Dios es omnipotente? Claro que sí, porque por su palabra sostiene toda la tierra sin cansarse, él es todopoderoso. ¿Es omnisciente? Claro. Él cuenta todas las estrellas y las llama por su nombre, tiene los cabellos de nuestra cabeza contados, él sabe nuestro  pasado, presente y futuro. La Biblia dice que es un Dios de todo saber. ¿Dios es un Dios fiel? Sí. La Biblia dice que si somos infieles, él permanece fiel. La razón de que el sol sale y brilla en los campos de agricultores de ateos y cristianos es que hay un Dios fiel. La razón por la que estamos de pie es porque Dios ha sido fiel. Dios es amor, Dios es fiel, Dios es eterno, Dios es compasivo, Dios es poderoso, pero eso no es el canto de estos serafines. El atributo de Dios que sobresale es: Dios es grande en Su santidad, Dios es inmensurable y glorioso en santidad.

Vivimos en un país muy idólatra en el cual según Romanos 1, nosotros fabricamos dioses que no son dioses, según nuestra manera, pero eso es una perversión de todo nuestro existir porque nosotros no creamos a Dios, él nos creó a nosotros. No podemos poner una estatua y decir que es Dios, es una perversión, pero muchos de nosotros aun siendo cristianos, no fabricamos una imagen con nuestra manos, pero a veces con nuestra mentes, excusamos ciertos pecado en nuestra vidas y decimos que Dios no es tan importante, y que Dios nos va a excusar de todo esto, pero lo que quiero decir que nuestra mente y carne son muy buenas en enaltecer los atributos de la bondad, del amor, de la paciencia de Dios y remover su santidad. Excusamos pecados en nuestras vidas, pero lo que quiero decir es que Dios es amor, pero su amor es un amor santo. Dios es santo, hay un cielo glorioso por el amor de Dios, pero hay un infierno porque Dios es amor, él ama Su justicia, ama Su gloria, ama Su honra, ama Su nombre. Su misericordia es guiada por su santidad, él es misericordioso, ¡Gloria a Dios! pero no tengamos a Dios como un crédulo que podemos engañar como un abuelito en el cielo dando vueltas en su silla. Nuestro Dios es un fuego consumidor y su misericordia tiene un límite porque es una misericordia santa que no debemos de pisotear en ninguna manera.

Mi temor a veces es hasta para gente que profesan ser cristianos, porque es muy común falsos cristianos, falsas conversiones, falsas doctrinas predicadas en falsas iglesias, tanta gente “cristiana” sin ningún temor de Dios, sin ningún deseo para la Biblia, tienen una rutina religiosa y el único versículo que saben citar es que Dios es amor, y sí, es amor pero cuando son carnales ese es el único versículo que usan porque lo usan para excusar su pecado. Dios nunca en ninguno de sus atributos será nuestra excusa de vivir en pecado, porque su amor es un amor gloriosamente santo.

Todos estamos bajo pecado, entonces, ¿Hay un lugar donde hubo un matrimonio entre la santidad y el amor de Dios? En todo el universo y la historia, en un solo lugar el amor de Dios abrazó la justicia y santidad de Dios suficientemente para librarte del pecado y eso se llama Calvario. Cristo murió para introducir juntos el amor de Dios y la santidad de Dios. ¿Has recibido ese don de gracia? Cristo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida y nadie vendrá al Padre sino es por mí.” Este Dios es glorioso en santidad. No es un juguete y creo que muchos de nosotros debemos de arrepentirnos y dejar de excusarnos.

Dice 1 Pedro 1:14-15 “como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;” Si un Dios santo te dio su naturaleza, tu vida debe ser marcada en santidad, pero ¿en qué área de tu vida? En cada manera de vivir. Hermana, gracias a Dios, te sabes vestir modestamente, una falda larga, pero el llamado para ser santo es en toda nuestra manera de vivir ¿de qué sirve ser santa en tu manera de vestir y muy sucia en tus chismes y lengua y mirar novelas todas la semana? Hombre, que bueno que llevas una corbata, pero es más fácil cambiarte la corbata que el corazón. Sabemos enseñar, cantar y hacer la rutina bautista y gracias a Dios que somos santos algunos días, pero el llamado es ser humilde también. El pecado de orgullo es tan feo como el de borrachera. ¿Qué vamos a excusarnos cuando tenemos a un Dios santo que está viendo nuestras vidas? De nada nos sirve llevar la ropa de domingo y tener áreas marcadas con pecado y maldad en nuestra vida que estamos excusando e ignorándolo. Más vale aceptar la santidad de Dios.

3. Una examinación de uno mismo

Cuando Isaías experimentó este atributo de Dios, su reacción no fue académica, sino personal y la Biblia nos dice su reacción. Dice Isaías 6:5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.” 

Isaías no era de los profetas que predicaba y era porrista, su ministerio no era de ánimo, sino de juicio. Moisés dio la ley y los profetas venían a reclamar cuando no guardaban la ley. Isaías entre el pueblo de Israel, si se comparaba con el hombre más bueno, él salía muy bien; entre todas las hierbas de Israel, él era como un lirio blanco. La Biblia habla más de su profecía que de cualquier otro. En nuestro Nuevo Testamento, en el libro de Mateo cita a Isaías,  Cristo en su primer sermón; el etiope en Hechos leyendo Isaías; se cita por Pablo en Romanos, tantas veces. Isaías era un profeta de renombre, pero lo que quiero decir es algo más.

Como profeta, Isaías con denuedo, tenía que usar esta palabra ¡ay! Isaías tuvo que pararse frente a una sociedad anti Dios y anti santidad. Isaías 3:9 dice: La apariencia de sus rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de ellos! porque amontonaron mal para sí. Era gente que no tenía ningún temor de Dios en su ser y podían hacer los peores pecados y ni les pasa por la conciencia, sino que atrevidos, atrevidos así como en este mes de orgullo. La gente se desnuda en mi país haciendo desfiles, publicando su pecado y el anuncio de Isaías es ¡Ay de ustedes! que tratan de saltar la gloria de Dios y la belleza del matrimonio casándose y haciendo cosas horribles que ni se deben mencionar.  El versículo 11 ¡Ay del impío! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado. Isaías 5:8 dice: ¡Ay de los que juntan casa a casa, y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra? Hay gente en México que ni es su propiedad y construyen en territorio ajeno. ¡Ay del ladrón! El versículo 20 dice: ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! Tú sabes que si sales con una Biblia eres el malo, pero el borracho es bueno. Están chuecos desde el núcleo de su ser, no conocen la santidad de Dios. 5:11 ¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta que el vino los enciende! Dicen “pues una vez al año, no hace daño”; “sin cerveza no es fiesta”; el proverbio de los necios “es nada más una”

Hay gente que a cualquier sustancia y borrachera, cualquier cosa para vivir en otro mundo lo disfruta. Gente me ha dicho “es marihuana, me hace más pacífica, no tiene nada que ver con el pecado.” ¡No!, Dios lo odia; y sabes a donde voy de esto: ¡Ay de ti!

Si nos comparamos con los que asesinan a niños, con los que van traficando mujeres en la frontera, diríamos que somos medio buenos, pero en el capítulo 6 es el punto a donde tú y yo eventualmente tenemos que llegar: compararnos no con la santidad muy limitada del hombre, sino con la santidad ilimitada de nuestro Dios y su último ¡ay! está en Isaías 6:5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. 

Quiero hablar con los obreros, con los maestros, con los siervos en la iglesia, con los que tienen corbata y traje, con las que trae falda y quiero preguntar ¿has tenido problemas con la manera de expresarte con un ser querido? y dicen no es matar a nadie, pero Cristo dijo a gente bien vestida y religiosa “ustedes pueden citar éxodo 20: No matarás, pero yo digo que cualquiera que diga necio a su hermano es culpable de juicio y cualquiera que diga fatuo es expuesto al infierno de fuego.” No es que mataste con pistola pero con tu boca.  

Me atrevo a decir que tenemos otra pandemia dentro de la iglesia. Una pandemia de personas que saben actuar bien en domingo y saben asesinar a sus hijos en casa de lunes a sábado. Quizás no consumes cristal, hombre, te quitaste los aretes de la nariz, pero hay cristianos y me cuento yo, que descontrolado en coraje, (y de la abundancia del corazón habla la boca) puedo arruinar a un hijo en cualquier segundo, puedo afectar a mi familia, a mi esposa o a la iglesia en cualquier momento, porque Dios aún no tiene todavía mi corazón, y tengo que decir ¡ay de mí! 

Cuando vemos la santidad de Dios ningún pecado es excusable o aceptable. No es un concurso de belleza espiritual semanal, no es quien se viste mejor de nosotros, es ver la gloriosa santidad de Dios y admitir que ninguno calificamos. ¡Ay de mí! 

4. Una extensión de misericordia

Gracias a Dios no termina ahí la historia, hay una extensión de misericordia. Dicen los versículos 6 y 7 “Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.” Esto es glorioso. Dios pudiera haber conservado a este serafín cantando de su gloria, pero él ve a esa alma en turbación, conmovida por su pecado y Dios no le hizo esperar para experimentar de su paz y envió un ángel. Esta escalera de Jacob es tan alta para nosotros, la gran Jerusalén es tan grande para escalar, pero gracias a Dios, él nos envía su misericordia, y no envió un ángel sino a su propio Hijo. Él se vistió en un manto de carne, vino Cristo a la cruz del calvario para pagar nuestro precio y esa misericordia es ofrecida hasta la fecha.

¿Cómo podemos experimentar ese perdón? La Biblia es muy clara. Dice Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; La paz viene por medio de Jesucristo, admitiendo quien eres y recibiendo quién es él: Cristo Jesús, salvador nuestro. Hay un Dios misericordioso y dispuesto si quieres aceptar a su Hijo.

5. Una entrega al ministerio

El resultado lógico después de ser salvo es esto. Isaías 6:8 dice: Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí. No vas a notar que Dios llamó a ser profeta o misionero, él simplemente dice hay necesidad de predicadores, necesidad de llevar las buenas noticias. “Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.” ¿Eso suena como un buen ministerio? ¿predicar a un montón que te va a apedrear? A mí no me parece un buen ministerio, pero la respuesta está en el versículo 11 Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto;

Hagamos algo y tú dices: “¿hasta cuando?” ¿Hasta que la pandemia se quite? No, más allá. Aún sin nadie te escucha, aunque te apedreen, aunque a la misma persona en quien invertiste rompa tu corazón. Cuando Dios deje de ser santo, dejemos de predicarle, y eso no va a pasar. ¿Por qué cantar? porque Dios es santo, ¿por qué predicar? porque Dios es Santo; ¿por qué ganar almas? porque Dios es santo ¿por qué trabajar con los niños? porque Dios es santo. Que todo nuestro ministerio sea con esto en mente: Dios tú eres santo y mientras que tú eres santo y un Rey, eres digno de todo mi servicio.