La carga de un cristiano

Hechos 20:24

“Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.”

No cabe duda que cuando recibimos a nuestro Señor Jesucristo como salvador, Dios empieza a trabajar en nuestras vidas, comienza a abrirnos los ojos y a dar señas de qué es lo que debemos estar haciendo en nuestra vida cristiana, cómo vamos a ir avanzando, cómo vamos creciendo, estamos empezando a leer la Biblia, a memorizar versículos, a venir a la iglesia, a involucrarnos tal vez en algunos ministerios y Dios está empezando a trabajar en eso, que de tal manera entendemos la voluntad de Dios y la voluntad de Dios es que nadie perezca sino que todos vengan al arrepentimiento. Y lo que Dios pone en nuestro corazón es que como él ya obró en nuestras vidas, así también nosotros compartamos el evangelio de la salvación.

Algo que tenía Pablo es que no se quedó con la vista corta. Dios obró de tal manera que automáticamente su carga no solamente fue por judíos o gentiles. Su carga no solo fue por su familia, o por el vecino sino que fue más allá. Que todos conocieran a Cristo. 

Cuando nosotros conocemos a Cristo como nuestro Salvador, Dios pone automáticamente una carga en nosotros para que los chinos, los tailandeses, los argentinos, los italianos conozcan también de Cristo y debemos de tener esta carga por el mundo entero, es lo que Dios puso en el corazón de Pablo y Dios por medio de Pablo nos quiere enseñar eso y es que si nosotros no lo hacemos ¿Quién lo va a hacer? si el cristiano al que a Dios ha encomendado esa tarea no lo hace ¿Quién lo va a hacer?

Esto comienza con las iglesias locales. Es tiempo de trabajar. Cristo viene pronto y lo hemos dicho muchas veces. Cristo no tarda y es tiempo de actuar y de llevar el evangelio a toda criatura. Necesitamos orar al Señor de la mies para que obre, trabaje y bendiga nuestra vida, que nos use, que seamos un instrumento en sus manos y en Hechos 20 Pablo no enseña la situación que está pasando, la situación presente y las responsabilidades futuras de los cristianos. 

Hechos 20:17-22 dice, “Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia. Cuando vinieron a él, les dijo: Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia, sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos; y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas, testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo. Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones.” Y aquí está el corazón de Pablo “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo”. Pablo va hacia Jerusalén quiere estar en el día de Pentecostés pero él dijo, “El Espíritu Santo me ha dicho que vaya hacia allá y no sé que es lo que me va a pasar pero no importa con tal de que otros conozcan a Cristo. Sé que va a ser algo difícil, no me va a gustar, no va a ser algo bonito pero va a estar bien”. Lo más importante es cumplir con llevar el evangelio de Cristo a otras personas. Pablo no estaba pensando en su vida, en las circunstancias, en las dificultades o lo que pudiera pasar. Y si nos atropella un camión, que si nos muerde un perro, que si nos avientan agua caliente, pero de ninguna cosa hacemos caso con tal de que Dios siga siendo glorificado.

El versículo que tocó mi corazón para ir a Argentina es Salmos 108:5 “Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios, Y sobre toda la tierra sea enaltecida tu gloria.” Un dato preciso es que más del 85% de la población en el mundo conoce el logo de la coca pero menos del 50% de la población conoce el nombre de Cristo. Y este versículo de Salmos me pegó muy fuerte, para que en toda la tierra sea enaltecido el nombre de Cristo.

Pablo no estaba pensando en las dificultades. Y dice el versículo 25-31 “Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro. Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios. Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno.” ¿Por qué Pablo insiste en esto? El les decía, “recuerden que se ha invertido algo en ustedes, que por tres años de día y de noche con lágrimas no he cesado de enseñarles, de discipularles, no he rehuido de enseñarles del evangelio. No me importaron los obstáculos.  Y yo me voy a ir y tienen que estar firmes porque habrá lobos rapaces, falsos maestros que van a querer hacer divisiones y tienen que velar porque si no son maduros y no están abrazando la voluntad de Dios te van a llevar esos falsos maestros.”

En la mañana estábamos cantando el himno ‘firmes y adelante’ y cantamos y algunos con más fuerzas pero no lo estamos viviendo. Cantamos estar firmes pero no estamos velando, cantamos ‘sembraré la simiente preciosa’ pero no estamos sembrando porque se nos ha olvidado que hubo un misionero, un pastor, un maestro que ha estado invirtiendo tiempo en uno, y lo estamos echando a la basura, por eso Pablo dice ‘“recuerda esa imagen, que por tres años he estado contigo orando, pidiendo por ti y enseñándote.”Gracias a Dios por su pastor, no eche en saco roto lo que se está invirtiendo, por eso de ninguna cosa debemos hacer caso en este mundo, sino que el evangelio de Cristo se siga proclamando y no se va a proclamar si no hay cristianos maduros, si los cristianos no estamos diciendo “yo soy de Apolos”, “y yo de Fulanito” “y esta es mi iglesia”. No, es la iglesia de Cristo y la iglesia tiene que avanzar. Falsos maestros se están enfocando en lo que ellos pueden hacer para Dios que en lo que Dios quiere que realmente se haga para él. Están los que causan divisiones, los que ya no evangelizan, los que tienen celos, los que buscan contiendas, los que compiten, por eso Pablo dice “Velad”.

Los versículos 32 al 35 dicen, “Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados. Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.” Por la gracia de Dios hemos recibido el regalo más hermoso: el regalo de la vida eterna y un día vamos a poder ver cara a cara a nuestro Dios ¡Gloria a Dios! 

Es tiempo de compartir para que otros conozcan a Dios. Allá afuera están esperando con ansias que alguien les enseñe de Dios, de quién es él, a donde va a ir su alma si muere y así hay mucha gente que no sabe. Un misionero llegó a mi casa y me compartió y a los 12 años recibí a Cristo como mi salvador y de ahí Dios utilizó a uno de mis tíos que estaba en el seminario católico. El decía “esto no dice la Biblia” “lo que están haciendo no dice la Biblia” pero empezó a leer la Biblia, conoció a Cristo y el evangelio comenzó a abarcar a toda nuestra familia y gente afuera dice “necesito a Dios”. Hemos recibido ese evangelio, es tiempo de dar ese plan de salvación, de trabajar, de actuar y de dar nuestra vida. Dios nos está diciendo por medio de Pablo “tú tienes que estar listo”. Si Dios te dice que vayas a tal parque a ganar almas ve a ganar almas a tal parque; si Dios te dice que le hables a la vecina, háblale; si Dios pone en tu corazón compartirle al de la tienda, comparte el evangelio al de la tienda. Y si Dios nos está guiando hay que hacerlo, hay que amar la voluntad de Dios. Dios está ahí y va a estar con nosotros

Te imaginas si hiciéramos caso de lo que nos hacen por compartir el evangelio, muchos ya no estaríamos pero alguien dijo “no importa que me muerda un perro”, “que me de el sol”. Pablo dijo en Filipenses 1:21 “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.” Para mi el vivir es ganar almas, es ir a la iglesia, es servirle, es cantarle, es adorarle, es estar en la iglesia el domingo en la mañana presto para escuchar la Palabra de Dios  y si muero haciéndolo ¡Gloria a Dios! Eso es lo que está diciendo Pablo. De hecho a Pablo le hubiera gustado estar más tiempo con los hermanos en Efeso pero se tuvo que ir, tenía que seguir haciendo la obra de Dios. 

¿Por qué nos cuesta tanto darle nuestra vida a Dios? ¿por qué no le hemos entregado nuestra vida a Dios? ¿por qué no le hemos entregado nuestro dinero y nuestras fuerzas a Dios? Porque seguimos pensando en querer salvar nuestra vida. Seguimos pensando que nuestra vida es más preciosa, que nuestro tiempo es más precioso, que nuestro dinero lo tenemos que guardar para nosotros porque tenemos planes y si hay que ahorrar pero para su gloria. Nos cuesta dar a Dios porque Dios no tiene nuestro corazón, tenemos a Cristo en nuestro corazón pero no se lo hemos entregado completamente. O se lo das plenamente o no le das nada. No es lo mismo obedecer a medias que obedecer. Obedecer a medias es desobedecer. 

Todo el dinero es de Dios y Dios nos pudiera decir “yo no quiero tus $20, $1000, $2000 o  $100,000 es mi dinero, yo quiero tu corazón. Te cuesta dar porque no tengo tu corazón. No estás en la iglesia porque no tengo tu corazón.” Dios sabe que cuando él tenga nuestro corazón vamos a dar sin importar, no nos va a costar venir a la iglesia, venir a las actividades, no nos va a costar cantar con ganas y fuerza. 

Dice en Hechos 20:36-38 “Cuando hubo dicho estas cosas, se puso de rodillas, y oró con todos ellos. Entonces hubo gran llanto de todos; y echándose al cuello de Pablo, le besaban, doliéndose en gran manera por la palabra que dijo, de que no verían más su rostro. Y le acompañaron al barco.” Es una preciosa historia. Pablo se pone de rodillas, ora con todos ellos pero ve que hay empatía, sinceridad, hay amor con los hermanos. ¿Por qué no podemos mostrar amor allá afuera? porque en las iglesias hemos dejado esto a un lado. Ya no nos amamos. Ya no vamos con el hermano y le preguntamos cómo está y si hay algo que podamos orar por él. No estamos mostrando el amor y todo empieza con la iglesia local. Si no nos amamos aquí no amaremos allá afuera.

Romanos 9:1-3 “Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne;” ¿Llegaríamos a tal grado de decir que no importa que nosotros nos fuéramos al infierno con tal de que ellos sean salvos? 

Le doy gracias a Dios por lo que él ha hecho en mi vida. Le doy gracias a Dios por la salvación y por los hermanos que Dios usó. Hubo una prueba hace unos años en mi vida y me metí a trabajar al aeropuerto de Toluca. Me fascinan los aviones no soy fanático pero me metí a trabajar y tuve la oportunidad de entrar a Interjet, aun no me casaba y me dijeron que iban a ganar 15 mil pesos a la quincena. Acepté y me hicieron una cita para hacer el examen psicométrico y la siguiente semana iba a ir a un curso. Llegando de esta entrevista, llegó un pastor a mi casa. Yo estaba un poco desanimado por eso me metí a trabajar y me dijo “Hermano, ¿Dios te llamó al ministerio? ¿Qué estás haciendo?” El no sabía de esta entrevista y me dijo, “¿por qué no vas con tal pastor y le dices que quieres trabajar?” y oró por mí con lágrimas. Dios dice “Aquí estoy yo, te estoy buscando, sírveme, no te voy a dejar” pero somos envidiosos, no nos preocupamos de que otros avancen por la obra de Dios. Queremos llevarnos el crédito, somos egoístas por eso es tiempo de hacer algo por el mundo, vale la pena que Dios use nuestras vidas. No tienes que estar de tiempo completo en el ministerio pero sirve y honra a Dios con tus bienes. Muchos están perdiendo sus vidas allá fuera y hay muchos cristianos también están perdiendo sus vida aquí. El otro día fui a un funeral. Me pidieron predicar y pregunté de este muchacho yo no lo conocía pero este muchacho asistía a tal iglesia y era cristiano y falleció porque estaba con unos muchachos con los que se juntaba antes y se metió en problemas, lo golpearon, fue a dar al hospital y falleció. 

Nos estamos deslizando, estamos resbalando, no estamos teniendo un compromiso con Dios, seguimos haciendo caso de todas las cosas que este mundo nos ofrece. Probablemente Dios te va a llamar a ser un misionero o una esposa de misionero y tú le tienes que decir, “sí, Señor”. Dios me tuvo que quebrantar para que le dijera Sí, Señor. Gracias a Dios porque Dios no ha dejado de trabajar conmigo. Cuando Dios me llamó a ser misionero yo me estuve aguantando y resistiendo hasta que Dios me dijo que me quería usar. Me arrodillé a Dios y le dije temblando “no sé que tienes para mí, yo no sé cuales sean los planes pero estoy de acuerdo Señor”. Al siguiente día Dios usó a una persona para proveer para algo que necesitábamos. Desde ese día agradezco cada vez más a Dios pero necesitamos actuar, pagar el precio, necesitamos más obreros para la mies.

Gloria a Dios por cada ministerio de la iglesia pero si cualquiera de esos ministerios se pudiera desenfocar tantito del evangelio, que triste. Sigamos creciendo en el evangelio, honrando a Dios con nuestras vidas, con nuestra música, con los niños, con los jóvenes, con las escuelas de verano y la escuela cristiana para que otros vengan a los pies de Cristo. “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.”

Necesitamos obrar, actuar, velar, confiar más en Dios y necesitamos dar porque más bienaventurado es dar que recibir.