¿CUÁL ES TU NOMBRE?

Génesis 32:6-11

“6 Y los mensajeros volvieron a Jacob, diciendo: Vinimos a tu hermano Esaú, y el también viene a recibirte, y cuatrocientos hombres con él.

7 Entonces Jacob tuvo gran temor, y se angustió; y distribuyó, el pueblo que tenía consigo, y las ovejas y las vacas y los camellos, en dos campamentos.

8 Y dijo: Si viene Esaú contra un campamento y lo ataca, el otro campamento escapará.

9 Y dijo Jacob: Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Jehová, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien;

10 menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo; pues con mi cayado pasé este Jordán, y ahora estoy sobre dos campamentos.

11 Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no venga acaso y me hiera la madre con los hijos.”

Como Dios cambia a un hombre.

Hace unos cuantos años, recuerdo lo que Dios obró en mi vida.
Cuando yo le entregue mi vida al señor Jesucristo, yo pensé que la gente más feliz y más contenta en todo el mundo iban a ser mis padres; yo les daba una vida muy mala a ellos, mi madre se desvelaba y lloraba en la noches esperándome no sabiendo donde en el mundo yo andaba, llegaron varias veces a recogerme en la cárcel; recuerdo estando en Puerto Rico y salir del baño y ver algunas cicatrices en mi cuerpo que ya llevaba tiempo que no había visto, que me recordaron las tantas veces que llegue a estar cerca de perder mi vida por puñaladas y problemas y pleitos en pandillas en los cuales yo estaba envuelto.
Dios ha sido tan bueno conmigo y yo llegue a mi casa el día que entregue mi vida al señor pensando que nadie iba a estar más feliz que mis padres, porque no les iba a dar más quebranto de corazón, no más mi madre tendría que preocuparse y derramar lágrimas, a mi sorpresa no fue así mis padres se declararon mis enemigos; mi padre me dijo a mí: prefiero verte como andabas que haber hecho lo que hiciste, yo oí esas palabras y me hirieron en una gran manera, yo no entendía como mi padre podía decir eso, yo dije dentro de mí: mi padre me está diciendo a mí que él prefiere verme drogado, en pandillas, emborrachado; que haber yo cambiado una religión que no ofrece nada sino una bola de mentiras, que no tiene solución para ninguno de nuestros dolores, nuestras penas y nuestros problemas, y yo no entendí eso; y recuerdo distintivamente cuando él me dijo: por generación tras generación eres el primero en haber traído esta vergüenza a nuestra familia.
Esas palabras me hicieron pensar, y es cierto que por generaciones en la familia hemos sido una bola de religiosos pero irresponsables, de religiosos pero majaderos y borrachos; y yo me determine desde aquel entonces y dije: soy el primero pero por la gracia de Dios no voy a ser el último.
Por la gracia de Dios, le ruego y le pido que esto pare y quiero que por futuras generaciones lo que tu empezaste en mi vida, continúe.

Hermanos la palabra de Dios nos dice: “de manera que si alguno esta en Cristo, nueva criatura es.”
Y no está hablando de algo que Dios encontró y medio lo compuso, no está hablando de algo que Dios reformo, está hablando de una creación completamente nueva; Dios transforma, no reforma.

Hermanos quiero decirle a todos que desde el día en que Jesús nos salvó, está en su voluntad, dice la biblia: “Y esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación. “
Dios tiene el intento de cambiarte a ti y a mí, hacer más y más cada día a la imagen de su hijo Jesucristo.

¿Qué es lo que está haciendo Dios en tu vida?

Aquí en la historia que acabamos de leer se encuentra Jacob pidiéndole a Dios que le ayude porque está en increíble temor de enfrentarse a su hermano Esaú, quien había jurado en matarlo, los padres de Jacob y Esaú fueron responsables de que estos dos hermanos ahora se encontraban en esta situación.
Dios le había dicho a Isaac que era por el menor que Dios iba a cumplir las promesas que le había hecho a su padre Abraham, pero Isaac era un necio y era un terco; y Rebeca sabía lo que Dios quería e hizo lo que toda mujer hace: tomo las cosas en sus propias manos y arruino las cosas.
Mujer deja que Dios obre, deja que Dios haga lo que tenga que hacer, encárgale a Dios todo.

Saben porque no hay cambios, porque en primer lugar tú y yo pensamos que no necesitamos cambios.
Si vamos a tener un cambio, lo primero que debemos entender es que hay necesidad de un cambio.
Si va a haber un cambio necesitamos admitir, la biblia dice: “hay camino que al hombre le parece derecho pero su fin es camino de muerte”, y hay veces que estamos tan aferrados y tercos a creer que estamos en la razón y que tenemos la razón, pero podemos estar tan equivocados, Dios sabe lo necio y tercos que somos.
Y lo que hace Dios es que nos lleva por un camino y una jornada donde si tú y yo no entendemos la necesidad de nuestro cambio él nos lo hace ver.

Tú crees que no estás en la voluntad de Dios porque te esta yendo mal, pero tú no sabes que Dios tienes más interés en cambiarte que hacer algo a través de ti.
Dios sabe que cuando él te cambie, entonces vas a ser útil en sus manos.

Jacob entendió que Dios era el que tenía que hacer algo,  dice la palabra de Dios: que tomo pues a los campamentos, paso el arroyo con ellos.

Y Génesis 32:24 dice:

“Así se quedó Jacob solo, y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba”

Y el ángel dijo; suéltame que raya el alba y Jacob dijo: no te suelto hasta que tú no me bendigas.
Lo que nos falta es saber agarrarnos a Dios de esa manera, queremos un serio encuentro con Dios en una manera casual y eso no va a suceder.

Dios decidió ayudar a Jacob, y le pregunto a Jacob: ¿Cómo te llamas?,
Jacob quiere decir: mentiroso, estafador, engañador, suplantador;
Dios no estaba preguntando como se llamaba porque no sabía cómo se llamaba, Dios le estaba preguntando a Jacob si estaba dispuesto a admitir lo que él era.
Y Jacob no tuvo más que admitir quien era.

No esperes que Dios te cambie, hasta que tú contestes la pregunta: ¿Cómo te llamas?

Hermanos no deberíamos tener miedo venir a Dios y decirle como nos llamamos y quienes somos, porque Dios es capaz de cambiar nuestro nombre.
Dios le dijo a Jacob, cuando él se humillo, se tragó su orgullo y por fin vio lo que por años Dios le estaba tratando de enseñar y él dijo no se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; Dios cambio su nombre y Dios puede cambiar el tuyo.