Para Vergüenza Vuestra lo Digo
Pastor Arturo Muñoz

Génesis 18:23-33

23 Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío?
24 Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él?
25 Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?
26 Entonces respondió Jehová: Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos.
27 Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza.
28 Quizá faltarán de cincuenta justos cinco; ¿destruirás por aquellos cinco toda la ciudad? Y dijo: No la destruiré, si hallare allí cuarenta y cinco.
29 Y volvió a hablarle, y dijo: Quizá se hallarán allí cuarenta. Y respondió: No lo haré por amor a los cuarenta.
30 Y dijo: No se enoje ahora mi Señor, si hablare: quizá se hallarán allí treinta. Y respondió: No lo haré si hallare allí treinta.
31 Y dijo: He aquí ahora que he emprendido el hablar a mi Señor: quizá se hallarán allí veinte. No la destruiré, respondió, por amor a los veinte.
32 Y volvió a decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez.
33 Y Jehová se fue, luego que acabó de hablar a Abraham; y Abraham volvió a su lugar.

 

Transcripción

Génesis capítulo 18. Quiero hablarles acerca del tema: “Para vergüenza vuestra lo digo”. Vamos a ponernos de pie y vamos a leer del versículo 23 hasta el versículo 33. Si ya lo encontraron digan un fuerte Amén.

Dice la palabra del Señor de manera alternada. Dice la Biblia:

“Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío?

Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él?

Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?

Entonces respondió Jehová: Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos.

Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza.

Quizá faltarán de cincuenta justos cinco; ¿destruirás por aquellos cinco toda la ciudad? Y dijo: No la destruiré, si hallare allí cuarenta y cinco.

Y volvió a hablarle, y dijo: Quizá se hallarán allí cuarenta. Y respondió: No lo haré por amor a los cuarenta.

Y dijo: No se enoje ahora mi Señor, si hablare: quizá se hallarán allí treinta. Y respondió: No lo haré si hallare allí treinta.

Y dijo: He aquí ahora que he emprendido el hablar a mi Señor: quizá se hallarán allí veinte. No la destruiré, respondió, por amor a los veinte.

Y volvió a decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez.

Y Jehová se fue, luego que acabó de hablar a Abraham; y Abraham volvió a su lugar.”

Vamos a cerrar nuestros ojos y vamos a orar.

Padre celestial te damos gracias, porque tú eres quien nos reúne, tú eres Señor quien ha puesto en nuestro corazón el deseo. Señor, ahora pon en nuestro corazón no solamente el deseo, sino también el hacer. Ayúdanos Señor a entender tu palabra, ayúdanos Señor a darnos cuenta de que hay mucha gente sin Cristo y para vergüenza nuestra, Señor.

Te suplicamos Señor que en esta mañana salgamos retados y animados, gracias Señor por la salvación, gracias por la vida eterna. Te suplicamos Señor, que cada uno de nosotros podamos crecer más en ti. Necesitamos Señor, tener un crecimiento en nuestras vidas, ayúdanos Señor a crecer en ti. Bendice cada familia que está aquí en este lugar, ayúdanos a seguir unidos, bendice la conferencia que viene en mayo, te suplicamos Señor, de tu dirección. Te suplicamos por aquellos hermanos que están enfermos, Señor, que tú seas con ellos. Te suplicamos por Ruth Murillo, Señor, que tú le ayudes, le bendigas, le des de tu gracia. Te pedimos también por Gabriel, bendícele Señor, ayúdale, haz un milagro en él también. Te pedimos por la salud de la hermana Gaar, por la salud del hermano Jorge, por su cuñada Delfina, por la mamá de Arturo, por las hermanas que están esperando bebé, Señor, por los jóvenes de nuestra iglesia, úsalos Señor.

Te suplicamos Señor que nos puedas dar una semana en ti, que seamos favorecidos por tu gracia. A aquellos que no tienen trabajo dales un buen trabajo, a aquellos que no han podido venir por enfermedad, dales salud. Y Señor, estamos en tus manos, nos encomendamos a ti, te lo pedimos todo esto en el nombre dulce de Cristo, Jesús, Amén.

(Los presentes pueden tomar asiento)

Dice la palabra del Señor que aquí está Abraham y está hablando Abraham y está diciéndole al Señor, a Dios, y le dice a él: “Señor así haya aquí cincuenta justos dentro de la ciudad, ¿destruirías esta ciudad? Estas ciudades que eran Sodoma y Gomorra. Y él dice: por amor a ellos no los voy a destruir”.

Abraham siendo el amigo del Señor continúa diciendo. Él dice: “Señor si hubieren ahí, dice él, destruirás si quizás faltaran de cincuenta justos cinco” -y casi casi le estaba poniendo una operación matemática a Dios, Amén, pero Dios sabe mucho más- y dice el Señor: “si hallare allí cuarenta y cinco, no la destruiré”.

Continúa Abraham y le dice, Señor, que hay acerca de cuarenta. Si hubiera cuarenta personas justas en Sodoma y en Gomorra, ¿destruiría Sodoma y Gomorra? Dios dice: “no la voy a destruir”. Él dice nuevamente, “no se enoje ahora mi Señor”, y le dice: “si hallare allí treinta…”.

Y este Abraham, no sé cómo haya sido la relación, entre Abraham y su esposa porque Abraham era una persona que le gustaba picar y decir y continuar ahí en el argumento, pero éste era un buen argumento, el de parte de Dios. Dios le había revelado a Abraham: “sabes que Abraham, yo te conozco a ti. Yo sé que eres una persona justa que amas a las almas, y tengo esto, que el clamor contra Sodoma Y Gomorra ha subido contra mí. Es tiempo de juzgar a estar dos ciudades”, y le está revelando a Abraham, lo que él va hacer.

Y Abraham, hablando con el Señor y pidiéndole y rogándole, le dice después en el versículo 30; “Señor si hay ahí treinta, vas a destruir Sodoma y Gomorra”. Dios le dice a Abraham, “si solamente hallo treinta, no voy a destruir a Sodoma y Gomorra”. Después le dice, “que tal de veinte” y Dios le dice, “no la voy a destruir si solamente hay veinte personas”. Y nuevamente en el versículo 32 dice, “no se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez, quizá se hallaran allí diez Señor”. Y Dios le dice, “no la destruiré por amor a los diez”.

Conocemos que Lot se había ido a estas ciudades y ahora Lot estaba viviendo dentro de Sodoma y dentro de Gomorra. Nunca se nos habla de que ellos hayan tenido algún buen testimonio, nunca se nos dice que Lot haya hecho algo por las almas y por dar algún buen testimonio y por hacer algo por estas personas, es más, se cuenta que Lot, aún estaba dispuesto a dar a sus propios hijos a esta gente malvada y perversa para que ellos hicieran lo que ellos quisieran con sus propias hijas. De tal manera que nos encontramos con una historia muy triste en la Biblia. La destrucción de Sodoma y Gomorra.

Hermanos yo creo que estamos viviendo muy parecido, en esta situación nosotros hoy en día, vivimos dentro de una Sodoma y vivimos dentro de una Gomorra. Si nos diéramos cuenta, y a veces sí nos damos cuenta, pero no queremos abrir nuestros ojos; no queremos percibir lo que está sucediendo allá afuera. Nos hacemos a la idea, y decimos bueno, Dios ya me salvó, yo ya voy a una iglesia, a lo mejor no vivo una vida para el Señor completamente. A lo mejor nuestra familia no está viviendo una vida para el Señor. Vivimos una vida nominal, ahí normal, no queremos nosotros poder sobresalir, no queremos nosotros ser más que un cristiano normal. Decimos bueno vamos a ir a la iglesia, vamos a leer la Biblia ahí en la iglesia, pero en casa, seguimos igual. En casa siguen las mismas costumbres, en casa sigue la misma vestimenta, como la del mundo. En casa sigue la misma música como la del mundo, no hay diferencia alguna, y me recuerda lo que está sucediendo con Lot.

Yo no creo que Lot, haya cambiado la manera de ser con su familia en su casa, yo creo que ahí con la familia de Lot si alguien llegaba a la casa de Lot, iba a ver un montón de películas y de DVDs ahí en la casa de Lot. Yo creo que si alguien de los amigos de Lot, llegaba a la casa de Lot, ellos pudieran darse cuenta como estaba viviendo Lot, con una falta de un buen testimonio, con una diferencia marcada entre los que son cristianos y los que no son cristianos. Y por qué se pierde Sodoma y Gomorra, por qué no había ningún cambio en la vida y en la familia de Lot. En la vida y en la familia de su propia esposa y en la vida de sus propias hijas. No había una diferencia, no había un cambio, ciertamente eran justos pero ahí se había acabado todo. Y hermanos, no solamente es necesario ser salvos, es bueno ser salvos, Amén hermanos. Qué bueno que somos salvos, que bueno que tenemos vida eterna, que bueno que vamos al cielo, que bueno que un día alguien me habló y alguien me abrió la Biblia y me dijo, mira, sino te arrepientes vas a ir al infierno, pero hermanos, hay mucho más que ser salvos.

Tenemos que compartir el evangelio, tenemos que hablarle a le gente, ¡tenemos que reconocer que hay una Sodoma ahí afuera y tenemos que hacer algo! Pero decimos, bueno ya soy salvo, y hasta ahí se acabó todo. Si alguien fuera a la casa de Lot, se daría cuenta que en la casa de Lot están escuchando música mundana. Escucharían que hay aún hasta heavy metal cristiano, Amén. Escucharían que está Juan Gabriel tocando, escucharían que está Luis Miguel tocando, escucharían a Lady Gaga, no me sé más nombres, Amén. Escucharían a Rigo Tovar, Celia Cruz, Shakira, escucharían todo este tipo de música. Entrarían a su casa y dirían, ¡ah no hay diferencia, si nosotros escuchamos esto!, ¡si nosotros vemos esto, si nosotros hacemos igual que tu familia Lot!, ¿para qué cambiar?. Y ese fue el error de Lot. El error de Lot fue que no instituyó temor en la vida de su familia, de sus hijos. Vivían de la misma manera y todas esas ciudades se perdieron a causa de que no había diez justos en todo ese lugar.

Cuántos justos hermanos hay en tu colonia que tu has ganado, a cuántos has invitado para nuestra campaña de asistencia; por cuantos estás orando y diciendo, Señor yo te suplico por mi tío, te suplico por mi primo que no es salvo, te suplico por mi abuelo, por nuestros nietos, te suplico Señor. Mira Señor, yo ya fui salvo pero mis hijos aún no te han conocido, mis nietos aún no te han conocido. Es triste conocer iglesias aún, donde la salvación importa un comino, lo es, hay iglesias que se dicen cristianas, que no están predicando el evangelio. Como si el evangelio solo fuera reunirnos y tener un buen tiempo en la iglesia, como si el evangelio solamente fuera una reunión social, como si el evangelio solamente fuera el decir, bueno yo ya soy cristiano, ya llevo mi Biblia, y a lo mejor hay cierto orgullo espiritual en mi corazón. Como si el evangelio fuera algo como, este… que yo era católico, cambié de religión y ahora soy evangélico.

Senior Couple

El evangelio, dice la Biblia allá en Romanos capítulo 1 versículo 16, que es poder de Dios para la salvación. El evangelio me ha salvado, Cristo ha entrado en mi corazón. Ahora, dice la Biblia allá en Juan, sabemos que somos hijos de Dios. Juan capítulo 2 versículo 1 dice, hijitos míos somos hijos de Dios, el mundo no nos conoce pero somos hijos de Dios. Aquella persona que es hija de Dios o hijo de Dios sabe que es hijo de Dios. ¿Hermano, sabes que eres hijo de Dios?

Dice la Biblia en primera de Corintios: “examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe”, y luego dice: “probaos a vosotros mismos ¿o no os conocéis a vosotros mismos, que JesuCristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?” Dice: “examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe”, dice la palabra del Señor, “si estáis en la fe, Cristo está en tu corazón”.

Si estas en la fe, tú tienes vida eterna, si estas en la fe tu eres hijo de Dios. Y a veces pensamos que el evangelio es otra cosa hermanos. El evangelio es tener a Cristo Jesús en mi corazón, y saber que estoy a salvo, saber que voy al cielo, saber que tengo vida eterna. No es que a lo mejor, no es que quizás, no es que espero que sí espero que no. Mucha gente allá afuera cree estas cosas, mucha gente uno le pregunta ¿sabes que vas al cielo?, unos dicen esto, unos dicen pues si me porto bien. Gente está confiando la salvación en que si se porta bien. Dicen bueno es que si me porto bien voy al cielo y si no me porto bien no voy al cielo. No podemos basar nuestra salvación en si me porto bien o no me porto bien.

¿Cuántos pudieran decir yo me porto perfectamente bien?, ¡nadie hermano! Nadie puede decir, yo soy una buena persona y cuando yo me muera me voy a ir al cielo por tan buena persona que yo soy, nadie. Ni el Papa Francisco, ni la hermana de Calcuta, ni un servidor. Nadie merece la vida eterna y nadie merece el cielo.

Otros dicen bueno, si Dios se apiada de mí, es la respuesta de otros. Si Dios se apiada de mí, como diciendo, depende de cómo Dios al final, cuando yo me muera, diga Dios: “¡ah pobrecito, a este si me lo llevo!” Estamos poniendo todo a la suerte, como diciendo: “pues no me importa tanto, si Dios se apiada de mí entonces voy a cielo, pero si Dios no se apiada de mí, pues entonces no se apiada de mí y voy a terminar en el infierno”. Hermano, imagínate que sólo fuera así al azar y terminas en el infierno, solamente porque no creíste en el evangelio. Hermanos, la palabra de Dios en un mapa por parte de Dios, y Dios me dice: “¡mira! Aquí está Cristo, murió por ti”.

Juan capítulo 3, Jesús le dice a Nicodemo: “tienes que nacer de nuevo”. Jesús le pudo haber dicho a Nicodemo: “mira pues, me estas preguntando la salvación, pues aquí te la doy”.

¡No! Nicodemo tenía que reconocer lo que le dijo JesuCristo en Juan 3:16. JesuCristo le dijo: “Nicodemo porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, más tenga vida eterna”. Jesús le dijo a Nicodemo: “tienes que reconocer que JesuCristo es tu salvador, no hay otro, nadie más. Tienes que nacer de nuevo”.

Hermanos el ir al cielo no es si me porto bien o no, el ir al cielo no es al azar, no es si Dios se compadece de mi o no. El ir al cielo no es una religión, no es “ya me dijeron los testigos de Jehovah que ellos son la religión perfecta, los que se van a ir con Dios y entonces pues me voy a cambiar de ser budista, de ser musulmán; de ser católico me voy a hacer testigo de Jehovah porque una religión me salva”. Una religión no salva tampoco, y a otros ni les interesa ni les importa porque están escuchando las mentiras del diablo.

Apenas hace como dos o tres semanas le pregunté a un muchacho, tu a donde irías y contestó, pues al infierno; y le dije ¿y te gustaría ir al infierno? Y dice sí, pues ahí hay chavas.

Pues va a haber chavas, va a haber chavos, va a haber muchas chavas y muchos chavos que van a estar en el infierno. Pero todos van a estar quemándose, y la mentira del diablo es que va parecer como una discoteca, va a haber humo en la parte de debajo de la disco y va haber un toro mecánico y que el diablo los va recibir con aplausos. “Mira bienvenido al infierno, te damos la bienvenida, mira está un poquito calientito pero acá adentro tenemos aire acondicionado. Mira quieres una chelita, quieres una cervecita, quieres una Lager o una Dos equis o una Corona, o Budweiser.” Y así nos imaginamos que es el infierno.

¡La gente se está creyendo las mentiras del diablo y dice: “bueno no me importa si me voy al infierno porque en el infierno me la voy a pasar bien”! ¡Hermano! la Biblia dice ahí en el libro de Lucas capítulo 16, que el infierno es un lugar real, que en el infierno te vas a cocer. ¡En el infierno no vas a ver a nadie más, en el infierno va a apestar, en el infierno va a haber dolor, va a haber llanto, va a haber sufrimiento! Vas a desear, una gota de agua, o de Coca-Cola.

Pero hermanos, el infierno, no hay que deseárselo a nadie. Si alguien hubiera ido a visitar a Lot y hubiera entrado a su casa, hubiera visto una familia como las muchas familias que ahora tenemos en nuestro hogar. En donde no se lee la Biblia, en donde JesuCristo no es exaltado, en donde aún no hemos tirado esos cuadros de Shakira, y cosas ahí perversas que hay en la casa. En donde aún se escucha música del mundo, en donde no hay una clara diferencia.

Dice la Biblia: de modo que los que están en Cristo, nueva criatura es. Las cosas viejas pasaron, he aquí todas fueron hechas nuevas, ¡gloria al Señor hermano! Cristo te ha transformado, pero ¿qué hay de afuera? ¿Qué hay de nuestra Sodoma? ¿Qué hay de nuestra Gomorra? Aquella gente que necesita escuchar, si tan solamente Lot hubiera hecho algo al respecto, si tan solamente Lot hubiera evangelizado, les hubiera hablado. Y para hablarle a la gente, primero hay que empezar en la casa. Muchas veces no queremos hablarle a la gente, por nuestro terrible testimonio que tenemos, si yo le digo a la gente allá afuera, van a saber que soy cristiano automáticamente. Hermano, pero por eso necesitamos hablarle a la gente.

Hablarle a la familia, hablarle a nuestra gente querida, a este pueblo que necesita de Cristo. Vean lo que dice en primera Corintios capítulo 15 en el versículo 34, “velad debidamente y no pequéis, porque algunos no conocen a Dios, para vergüenza vuestra lo digo.”

Hay gente que no conoce a Dios, para vergüenza vuestra, lo digo. Hay gente allá afuera a la cual no le has testificado, para vergüenza tuya, lo digo. Hay gente que no le has compartido, hay gente a la cual cuando los ves te transformas en el mundano que eras antes, y no se dan cuenta y no se percatan de que eres cristiano, no tomas un momento para darles un folleto. No tomas un momento allá en tu casa para orar, no tomas un momento para tener una carga. Dice la Biblia: “levanta tus ojos y ve que los campos están listos para la siega”; pero el problema es que estamos con la cabeza agachada, el problema es que no queremos ver que hay pecado allá afuera.

 

No queremos ver que, pues sí, hay un cielo y un infierno; pero pues que la gente le haga como pueda, que se rasguñe con sus propias uñas o que se rasque con sus propias uñas y le hagan como ellos quieran. ¡Hermanos! Hay gente que no conoce a Dios. Algunos, dice aquí, no conocen a Dios. No lo han conocido, no han conocido que Cristo resucitó, que él murió en esa cruz, pero ha resucitado.

El día de ayer estábamos ganando almas. Nos encontramos a una persona y esta persona dice, yo por muchos años estoy yendo ahí a una iglesia, omito la mención porque el pastor va estar escuchando la predicación, pero me estaba diciendo “he estado ahí, he estado yendo años” y le pregunté: “¿usted a dónde iría si llegara a morir?” Y me dijo: “bueno, pues no sé, espero que me vaya al infinito”. Y dije: “¿¡y eso le enseñan ahí en su iglesia!? ¡¿Qué se vaya al infinito!? ¿Qué más le enseñan ahí?”

Yo estaba tratando de buscar realmente si era salvo, qué estaba creyendo, qué pensaba. Le pregunte y no estaba tan seguro, y le pregunté ¿ha habido algún momento en que usted le pidió salvación a Dios? Y él contestó que sí. ¡Pero hermanos! No es una persona que estaba segura, no es una persona que decía: “a mí hace cinco años alguien me habló de Cristo, me pedía Cristo salvación, él vive en mi corazón, yo sé que tengo vida eterna, yo sé que soy salvo, yo sé que voy a ir allá con el Señor”. ¡No!

Nos dijo, es que hace unos años me dio un paro cardiaco y cuando me fui, vi negro todo, y pues yo no sé a dónde voy a ir a dar, pero espero que me vaya al infinito; y no me dijo la razón. Pero hermanos hay gente que no sabe a dónde va ir si llega a morir. Un cristiano que ha ido a una iglesia que se supone cristiana que predica el evangelio, debe de saber; “yo ya acepte a Cristo, no voy a ir al cielo porque voy a ésta iglesia, no voy a ir al cielo porque me bautizaron, no voy a ir al cielo porque tengo una cruz ahí en mi casa, no voy a ir al cielo porque me porto bien y tengo ahí un montón de amuletos en mi casa. Voy al cielo porque Cristo vive en mi corazón, y por eso voy al cielo”. Y por eso la Biblia dice: “velad debidamente”, ¿y qué dice? ¡No pequéis!

¡Hermano! Deja de pecar, porque tu mal testimonio está provocando que muchas personas no conozcan a Dios. Deja de hablar malas palabras, porque esas malas palabras te conducen a que gente allá afuera no conozcan a Dios.

En la mañana estaba leyendo, salmos capítulo 33-34, y dice deja las malas palabras. En salmos capítulo 14 versículo 24, dice sean vuestras palabras agradables. La Biblia dice velad debidamente.

¿Qué tenemos que hacer para ganar a nuestra Sodoma y Gomorra? Número uno tienes que empezar a velar por ellos, empezar a velar por las almas. Velar quiere decir orar, pero no quiere decir “Dios, salva a todo el mundo, Amén”.

¿Qué le dijo el Señor JesuCristo a sus apóstoles?: “espérenme aquí una hora”, ¡y él se fue, y empezó a orar, empezó a suplicar! Y le empezó a decir al Señor: “Señor aquí estoy, mi momento ha llegado Señor, haz de mi como tú quieras Señor, estoy dispuesto a que no sea mi copa, pero tu copa; que no sea mi voluntad pero la tuya, aquí está mi vida.” Y dice la Biblia que cuando él regresa estaban ahí durmiendo, y les dice: “¿qué no han podido ustedes aguantar? Levántense y pónganse a orar otra vez”. Y él se aparta y empieza a orar otra hora diciendo: “Señor aquí está mi vida, aquí estoy Señor, me rindo a ti Señor, estoy dispuesto a dar mi vida”. Después regresa y los encuentra durmiendo otra vez, y les dice: “¿por qué no se levantan?”

La carne ciertamente es débil y hermanos, a nadie le gusta orar. A nadie le gusta suplicar, a nadie le gusta pedir. Pero tenemos hermanos una responsabilidad, tenemos nosotros esta responsabilidad de la gente que está ahí afuera ¡y para vergüenza tuya lo digo! Porque no has estado orando por la gente, no has estado pidiendo, no has estado diciendo Señor yo te pido por mi hijo, que pueda ser salvo. Yo te pido Señor por mi familiar, yo te pido Señor por mi buen amigo, ¡yo te pido por mi vecino! ¡Pide por ellos!

JesuCristo regresa la tercera vez, tres horas pasó orando el Señor JesuCristo. Y eso hermano se llama, orar con devoción, el velar es orar con devoción, el velar es decirle al Señor, Señor ayúdame a pedirte por esta ciudad. “Señor te pido que esta conferencia en el mes de mayo sea algo que trasforme mi vida” ¿por qué no oras eso hermano?

Dile al Señor, Señor ayuda a que varios pastores puedan venir y que puedan ser animados, y que puedan regresar a sus lugares con una carga por Sodoma y por nuestra Gomorra. Porque lo necesitamos. Necesitamos velar más por nuestras ciudades, pedir más por nuestras ciudades, necesitamos pedir más hasta por nuestros propios hijos.

Qué triste es que ni por nuestros propios hijos velamos, lloramos, ni pedimos por nombre. Debemos pedir por nombre, ¡aquí está este hijo, y este hijo y este hijo! Y te pido Señor que tú hagas algo.

Esta mañana mi esposa y yo tomados de la mano, estábamos orando Señor, ayuda a nuestros hijos, que te sirvan a ti. Pero debes de orar por tus hijos, y decir, Señor que un día ellos puedan ser salvos, ¡para vergüenza vuestra te lo digo! Mira, aquí está tu hijo, ya tiene diez años y no te importa qué es lo que está haciendo, no te importa su salvación; que tal si muere, hermanos.
Praying

 

No queremos que nadie muera, pero que tal si Dios en su misericordia, en su gracia y en su soberanía, decide llevárselo y no es salvo. Tienes que asegurarte que tus hijos son salvos, no esperes que aquí en la escuela dominical alguien les hable. Ahora les van a hablar, pero mi responsabilidad como padre, es que yo los guie a Cristo. “Yo no quiero que una maestra de escuela dominical le hable a mis hijos de Cristo, o les va hablar, pero yo no quiero que los guie, yo quiero arrodillarme con ellos, yo quiero arrodillarme con Ashley, yo quiero arrodillarme con Caitlyn un día, y que ellos le piden a Cristo salvación. Que ellos le digan, Señor yo te pido Señor, que tú entres en mi corazón y me des vida eterna. Yo quiero saber que ellos son salvos un día.” ¿Pero sabes que hermano?, dice la Biblia, velad debidamente, tienes que empezar a velar. Tienes que empezar a orar por tu Sodoma, tienes que empezar a orar por tu Gomorra.

Número dos, ten un buen testimonio dice ahí, y no pequéis. Tienes que velar por Sodoma y Gomorra, número dos tienes que tener un buen testimonio, y ese buen testimonio empieza en nuestra casa. En nuestra casa, un buen testimonio es vivir una vida recta delante de los hombres, pero vivir una vida recta delante de Dios en nuestro hogar. Un buen testimonio es vivir para el Señor en todo momento. Un buen testimonio es tener una vida irreprochable. Un buen testimonio es andar bien. Un buen testimonio es caminar con el Señor. Un buen testimonio es que la gente allá afuera, sepa que yo soy salvo y que voy a vivir a los estándares bíblicos, que nadie diga: “¡ay! Este es cristiano mira, yo no quiero ser cristiano”. Cuánta gente allá afuera, no quiere ser cristiana porque dice, ah no, yo conozco a mi vecino, dice que es cristiano y vieras la vida que vive.

Hace tiempo fui a preguntar por unos lugares, una iglesia, si la rentaban y la vendían. Y la Señora dijo: “No me hable de ese pastor, me golpeó a unos trabajadores míos. Me debe dinero”. ¡Y eso que es pastor! Yo no lo puedo creer, ni siquiera viven una vida, como la peor de sus huellitas de su iglesia, ¡peor! ¡Pero sabes que hermano! Dile al Señor: “Señor en este momento en este día, yo quiero decidir ciertamente que soy cristiano”, porque lo eres hermano; pero vive una vida como cristiano. La palabra cristiano es aquel que refleja la vida de Cristo en mí. Y yo estoy diciendo: “yo soy cristiano no solamente porque Cristo vive en mí, pero porque yo quiero caminar detrás de los pasos y el ejemplo que me dejó JesuCristo”. Pero el problema es que nuestro testimonio no ha cambiado.

Hace años estábamos testificando aquí en San Bartolo y ahí en una esquina, una Señora que vendía agua de garrafón, le presentamos el evangelio y me dijo: “No, yo no quiero saber nada, allá ve aquella casa, allá una persona que se dice cristiana, imagínese lo que me ha hecho”. ¡Hermanos! Cuánta gente, me pregunto, se va ir al infierno y cuánta sangre vas a tener en tus manos por tu mal testimonio. Por lo que has hecho, vive una vida para el Señor. “¡Ay! Es que no me voy a dejar”. Dice la Biblia, si te dice que vayas una milla el soldado, ve con el dos. Si te dan una bofetada pon también la otra.

El Señor JesuCristo está orando y velando y diciendo, Señor aquí estoy yo Señor. Pero nosotros a costa de lo que no me importe y lo que importe, y lo que sea, pisamos a la gente. La hacemos a un lado y no importa a veces nuestro testimonio. Cuánta gente va ir al infierno por nuestro testimonio.

Hace un mes o dos, estábamos cruzando la frontera de regreso para Puebla. Se me olvidó traer las actas de nacimiento de mis hijos demostrando que son mexicanos y ahí por el kilómetro 20 nos preguntaron qué traíamos y contestamos que ropa, y cosas. Nos pidieron nuestros pasaportes y nunca nos los piden, sus pasaportes aquí están todos. Nos preguntaron sobre la nacionalidad de los niños, pues eran pasaportes norteamericanos y les dije, ahí dice en el pasaporte que nacieron en México. Nos respondieron que no podían cruzar, y me metieron en la oficina. Me dijeron: “dice acá que no se aceptan pasaportes americanos o extranjeros, tiene que ser un acta de nacimiento o un pasaporte mexicano”. Preguntamos qué teníamos que hacer y nos dijeron que teníamos que regresar hasta Laredo. Media hora, cuarenta y cinco minutos y aparte pagar por el permiso de turista de nuestros hijos que nacieron en México. Regresamos a Laredo, pagamos $2,100 en las oficinas, porque éste Señor se le ocurrió checar nuestros pasaportes. Regresamos y yo le quería decir un montón de cosas, pero le dije “mira aquí está el Señor”, nos dio todas las cosas y nos fuimos.

Yo no sé si él sabía que era cristiano o no, no me importa, lo que yo debo de hacer es vivir como Cristo quiere que yo viva. ¿Fue fácil? No fue fácil, “no puedo dormir desde ese momento”; pero lo debemos de hacer, porque dice la Biblia: “no pequéis”. ¡Vive con un buen testimonio!, no importa, vive con un buen testimonio. “¡Ay! Es que me gritó”, no importa ¡vive con un buen testimonio!; “¡ay! Es que hizo esto”, ¡vive con un buen testimonio!; “¡ay! Pero no me voy a dejar y lo que le hicieron a mis hijos”, ¡vive con un buen testimonio! Hermanos, podemos encontrar cualquier excusa pero ¡vive con un buen testimonio! Porque hay gente allá afuera que se está yendo al infierno. Hay gente aquí en nuestro Sodoma y aquí en nuestro Gomorra, que va ir al infierno, que no conoce a Dios. ¡Para vergüenza tuya lo digo!

Ve lo que dice la palabra del Señor, aquí en segunda de Tesalonicenses capítulo 3, versículo 1 y 2. Dice, por lo demás hermanos: “orad por nosotros para que la palabra del Señor para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros, y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe.” ¿Sabes qué hermano?, no es de todos la fe, hay personas que no conocen a Dios, no es de todos la fe. No todos tienen al Señor, no todos han puesto su confianza en Cristo, no a todos les ha llegado un folleto y lo han leído y han leído que Cristo salva. No ha todos alguien ha tocado su puerta y les ha dicho: “¡mira, Cristo te quiere salvar!” Cristo es la respuesta, no todos han escuchado que Cristo viene por segunda vez, no todos han escuchado que Cristo es el salvador. No todos han escuchado que ellos pueden recibir a Cristo y tener vida eterna, no todos lo han hecho. ¡Para vergüenza tuya lo digo, hermano! Porque no estamos orando como debemos orar y aquí dice oren para que la palabra del Señor, corra.

Numero uno ora al Señor, numero dos vive con un buen testimonio. Dice: “ora para que la palabra del Señor corra”, para que la gente sepa, para que el evangelio llegue, porque estamos siendo perseguidos. A la gente no le gusta que nosotros estemos predicando el evangelio, y hermanos, el predicar el evangelio no es una cosa fácil. El predicar el evangelio requiere de sacrificio, requiere de ir y hablarles y de conversar con ellos, y de integrarnos con la gente. Dice la palabra del Señor ahí en Mateo, que el Señor JesuCristo iba y recorría las aldeas y todos los pueblos, hablando del reino de Dios. Y por eso dice Pablo a los Tesalonicenses: “hermanos oren mucho, oren para que el evangelio llegue”. Y no solamente llegue caminando, corra. El evangelio en esta ciudad, que llegue lo más rápido posible, porque el evangelio necesita ser predicado.

¡Hermanos! Gente necesita a Cristo, está diciendo Pablo. Y dice: “oren también por nosotros para que seamos librados de hombres perversos y malos”. Hermanos, tenemos que orar por el hermano Javier González, porque hay gente perversa y mala que no quiere que él predique el evangelio, hay gente que no quiere que él testifique. Hay gente que se está oponiendo y hay persecución y hay gente que no le gusta, pero dice, hay que seguir hablando, hay que seguir predicando. Hay que seguir orando porque no es de todos la fe. No todos tienen a Cristo en su corazón. ¡Para vergüenza vuestra lo digo! Dice Pablo. No todos conocen a Cristo, para vergüenza vuestra lo digo, hermanos. Hay que orar porque el evangelio corra, porque no tienen todos, la misma fe que nosotros tenemos.

Ve lo que dice primera Tesalonicenses capítulo 4 versículo 13. “Tampoco queremos hermanos que ignoréis acerca de los que duermen, para que no entristezcáis como los otros que no tienen esperanza”. Hermanos, hay gente que no tiene esperanza. Para vergüenza vuestra lo digo. Hay gente que no es de todos la fe, para vergüenza vuestra lo digo. Hay gente que no conoce a Dios, para vergüenza vuestra lo digo. Hay gente, hermanos, que no saben que un día el Señor JesuCristo viene. Por eso dice aquí, hermanos, no quiero que ignoren; en otras palabras que está diciendo, esto va a suceder. Sucederá porque va suceder, Amén. Y si Cristo vino y estuvo profetizado, y JesuCristo murió y está profetizado que iba a morir entre malhechores, que ningún hueso iba a ser quebrado, que iba a venir a este mundo, que iba a nacer en Belem de Judea. Que él iba a sufrir y dar su vida por nosotros, todo eso estuvo profetizado. Más de sesenta profecías, de lo que iba a suceder y sucedió. Ahora lo único que nos falta es que Cristo regrese. El siguiente evento en la cadena de promesas de lo que va suceder bíblicamente, es el regreso del Señor JesuCristo.

Vamos nosotros a ser llevados con el versículo 14, dice, porque si creemos que Jesús murió y resucito, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. ¿Quién duerme con Jesús, aquel que se muere y tiene una crucecita y se va al panteón ahí con Cristo? ¡No! El morir con Cristo, es morir con Cristo en el corazón. ¿Cómo yo puedo tener vida eterna? Cuando Cristo vive en mí. Y sigue diciendo el texto: “por lo cual les decimos esto en palabra del Señor, que nosotros que vivimos que habremos quedado.” Y hermanos, Pablo dice “nosotros”, porque él sentía que Cristo ya venía. Y él decía: “Cristo viene”, y se levantaba y no llegaba; y decía: ”vamos a seguir predicando” y se iba a dormir y se despertaba al otro día; y decía: “no ha llegado, vamos a seguir predicando”.

No había cosa más importante que predicar el evangelio de Cristo. Y tú te levantas y dices: ”ok, otro día más para tomar. Otro día más para emborracharme, para irme a la disco, para irme de mujeriego, para irme en pecado y vivir en lascivia”. Y qué triste, que muchos no conozcan a Dios, para vergüenza vuestra lo digo. Dice Pablo versículo 16: “porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero. “ No dice los muertos de la iglesia bautista, Amén. No dice los muertos de la iglesia pentecostés. O los muertos de la iglesia de los testigos de Jehovah, dice los muertos en Cristo, Amén. Toda aquella persona haya sido católica, haya sido mormona, haya sido testigo de Jehovah; pero que haya supuesto su fe en Cristo, va ir al cielo con el Señor. Ahora hay muy poquitos en la iglesia de los mormones, la última persona que yo encontré de una iglesia de los mormones que era salva, fue allá por el año 1999. Testificando, una Señora me dijo, Cristo vive en mí corazón, y le pregunté: “Señora, ¿a dónde se va ir?”, y contestó: “voy a ir al cielo”. “¿Y qué religión tiene usted?”, -“soy de los Santos de los últimos días”.

Le dije: “Señora, usted sabía que su iglesia no habla de esto”, -“sí lo sé, pero ya Cristo vive en mi corazón”. No todos conocen a Cristo, no todos conocen al Señor, no todos tienen la misma fe. Para vergüenza Vuestra lo digo. Hay mormones, miles de mormones que van a ir al infierno, porque no conocen a Cristo. Miles de testigos de Jehovah, que van a ir al infierno porque no conocen a Cristo. Miles de católicos que van a ir al infierno, porque no conocen a Cristo. Miles de bautistas que van a ir al infierno, porque no conocen a Cristo. Se la pasan haciendo payasada tras payasada en las iglesias, no enseñan la doctrina, no enseñan que Cristo salva, no salen a ganar almas. Piensan que en el botecito que yo llevo, en vez de sacar mi ganchito, van a saltar los pescaditos.

Dice Marcos capítulo 1, versículo 16, que debemos de ir para ser pescadores de hombres. Para vergüenza vuestra lo digo, Lot perdió a Sodoma y a Gomorra, porque no hicieron nada. Ve lo que dice aquí en la Biblia, en Jeremías capítulo 48 versículo 10. Dice: “maldito el que hiciere indolentemente la obra de Jehovah, y maldito el que detuviere de la sangre su espada; maldito el que hiciere indolentemente la obra de Jehovah. Indolente es aquella persona que tiene pereza y falta de voluntad para hacer algo para el Señor”.

Ahora hay indolentes para cualquier cosa, pero en este caso, si estamos haciendo la obra del Señor indolentemente en otras palabras, “¡ay no me importa!, ¡ay pues que la gente va al infierno!, ¡ay pues que hay alguien que les hable!” O nos convertimos en calvinistas y decimos, “Dios ya sabe quién va a ser salvo”. Sí hermano, Dios ya sabe, pero él dice, ve por todo el mundo y predicad el evangelio. Tú no sabes quién va ser salvo, Dios ya sabe, por eso no me voy a quedar sentado. Sino, Pablo se hubiera quedado sentado, se hubiera evitado tantas cosas por las que paso; pero él dijo: “hermanos oren para que la palabra del Señor corra, porque no es de todos la fe”. Y hermanos, necesitamos ir y necesitamos ganar almas. Para que nuestro Sodoma y Gomorra, no se vayan al infierno.

Número tres, necesitamos ganar almas, no vivas una vida indolente, no vivas una vida de “no me importa lo que suceda o lo que pase”. Háblales de Cristo, dales un folleto, sonríeles; gánalos para Cristo. Lot y su esposa cuando iban saliendo de la ciudad, dice la Biblia que la esposa de Lot volteó para atrás. ¿Sabes por qué volteó para atrás?, porque vio tanta mundanidad y materialismo, que no podía dejar tantas cosas. Y dijo “ay, mi casa, ay mis joyas, ay mis zapatos”, todo eso que allá tenía, su corazón estaba en Sodoma y en Gomorra. Cuando Lot y sus dos hijas llegan ahí a las cuevas, dice la Biblia que iban cargadas de cerveza sus hijas. ¡Sacaron de su casa cerveza! ¡En vez de haber sacado una Biblia! No había Biblias pero sacan cerveza, vino y licor. Y dicen se les ocurrió una idea, dijeron pues ahora no vamos a poder tener familia porque todos se quedaron allá, sus novios se quedaron allá y se burlaban. Y Lot les decía, vámonos, y le decían que estaba loco, porque no tenía un buen testimonio. Nunca les habló de Dios. Ellos pensaron: “nunca nos hablas de Dios y ahora nos hablas de Jehová”; le dicen: “estás loco”. Se salen de ahí muere la esposa, y luego las hijas emborrachan al papá y tienen a dos de las tribus más perversas y con las cuales el pueblo de Israel ha tenido tanto conflicto, por culpa de un papá que no les enseñó a sus hijos a temer a Dios.

Attractive Multiethnic Woman Resting Arm Behind Blank Sign Corner Isolated on a White Background.Tenemos que enseñar a nuestros hijos a temer a Dios. Y esa es otra plática que voy a predicar. Pero la razón por la que Sodoma y Gomorra se fueron al infierno y no se hallaron diez, es porque no estamos orando, no estamos teniendo un buen testimonio y no les estamos hablando de Cristo. ¡Para vergüenza vuestra lo digo!

Vamos a cerrar nuestros ojos y vamos a orar. Padre celestial, te pedimos perdón, te pedimos Señor que tú nos ayudes a poder hablar a nuestra Sodoma y a nuestra Gomorra. Señor, cuánta gente se está yendo al infierno, estas dos ciudades tan grandes, tan perversas pero que pudieron haber tenido, doce, quince, veinte personas justas; no había nadie justo. Solamente Lot, el justo Lot que no le compartió a nadie el evangelio. Me pregunto Señor, cuántos justos vamos a estar en el cielo, como el justo Lot. Pero con una cara llena de vergüenza, porque no hicimos nada, solamente fuimos justos, fuimos salvos. Solamente fuimos a la iglesia y escuchamos, pero no hicimos nada. Oh Señor, te pedimos por nuestra Puebla, ayúdanos a orar y a velar. Te pedimos que la palabra del Señor corra, porque no es de todos la fe. No todos conocen a Dios. No todos tienen la misma esperanza. Y así con ojos cerrados, con el rostro inclinado habrá alguien aquí que diga: “pastor, Dios me ha hablado en esta mañana, aquí está mi mano”. Habrá alguien así que levante su mano, ¿habrá alguien así? Gracias a Dios. Pueden bajar su mano.

¿Habrá alguien aquí que diga: “pastor yo quiero orar, velar, para que gente conozca más al Señor? No solamente orar, pero quiero velar y pasar más tiempo pidiéndole al Señor, que esta ciudad conozca a Cristo”. ¿Alguien diría esto? Levanta tu mano, gracias al Señor. Pueden bajar su mano.

¿Cuántos dirían: “pastor yo no he vivido un buen testimonio, pero quiero empezar a vivir un mejor testimonio para que gente pueda ser salvo. Y aquí está mi mano, quiero vivir una vida para el Señor”? Gracias a Dios. Pueden bajar su mano.

¿Cuántos dirían: “pastor, yo no he estado ganando almas. Ni siquiera un folletito he estado dando, pero yo quiero no ser indolente, sino quiero ganar almas. Quiero que la palabra del Señor corra”? ¿Habrá alguien así? Levante su mano. Gracias a Dios. Pueden bajar su mano.

¿Cuántos dirían: “pastor yo no soy salvo. Yo nunca he aceptado a Cristo. Pero quiero entregar mi vida a Cristo, yo no sé a dónde va ir mi alma si yo llegara a morir, no sé si voy a ir al cielo o al infierno, yo no sé qué va pasar. Nunca he entregado mi vida a Cristo, quiero pedirle a Cristo que él me salve hoy. Quiero que alguien me explique aquí está mi mano”? ¿Habrá alguien así? Que diga, pastor yo no soy salvo, yo no tengo a Cristo, pero quiero pedirle a Cristo en el día de hoy, que Cristo me salve. Que Cristo entre en mi corazón. Dice en Corintios: “examinaos a vosotros mismos”.

¿Habrá alguien? Que diga: “pastor yo no soy salvo, pero quiero entregar mi vida a Cristo. Quiero pedirle a Cristo que él me salve, aquí está mi mano”. ¿Alguien así? Llega un joven, ¿alguien más? Alguien que pida salvación y que diga: “yo no quiero ser como un católico que vive su vida sin Cristo”; o: “yo no quiero ser alguien que no tiene a Cristo, yo quiero tener a Cristo, que él me salve”.

Vamos a tomar unos momentos, vamos a orar. Si Dios le ha hablado, ha tomado una decisión, el altar está abierto. Dígale al Señor, Señor, yo quiero ganar a mi Sodoma y a Gomorra. Yo no me quiero ir solo, sino que mi Puebla, mi ciudad, mi estado, mi país, conozcan a Cristo. Vamos a orar.

– música de fondo para oración-

Amén, pueden tomar asiento, te damos gracias Señor por cada decisión, te pedimos Señor que nos ayudes a velar. Ayúdanos Señor a no pecar más, ayúdanos a vivir con un buen testimonio.