Los Talentos del Cristiano – Misionero Juan Alvarez

Vamos al libro de Mateo capítulo 25. Recordando, que hemos hablado de cosas que pueden detener o pueden ser un estorbo para que nosotros seamos usados por Dios para llevar el Evangelio hasta lo último de la Tierra. No sabemos cuánto tiempo tenemos, esa es la verdad. Yo he escuchado a muchos siervos de Dios que dicen que el reloj está muy avanzado. Y creemos que el Señor Jesucristo está literalmente a la puerta. Estamos viendo y estamos observando cómo se están acomodando los acontecimientos, los actores de estos últimos días, como es Rusia. Como es Irán, que era la antigua Persia; todos los enemigos de Israel, todos sus acontecimientos políticos. Y estamos viendo como el mundo está llegando a un punto en que cuando llegué el hombre de pecado, lo que es el Anticristo, de alguna manera la gente va a estar lista para recibirlo; así que es muy interesante. Pero mientras tanto, mientras esto pasa tenemos que estar bien involucrados en la obra de Dios. En Mateo capítulo 25, versículos 14 y 15 dice: “Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos.”

Vemos que esto es una, no sé si es alegoría de lo que es el reino de los Cielos y cuando habla del hombre, ese hombre que viene y le da a los siervos, pero muy interesante como dice: “conforme a su capacidad“. Dios te conoce y Dios sabe cuál es tu capacidad, no te va a pedir más de lo que puedes, pero tampoco va a esperar menos de lo que puedes hacer. El versículo 15 dice que a uno Dios dio 5 talentos, a otro 2 y a otro 1. El versículo 16 dice: “Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos.“. Este hombre produjo lo que se esperaba de él. El versículo 17 nos dice: “Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos.”; lo mismo vemos ahí. El versículo 18 al 29 dicen: “Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.”

Hermanos, como dice la Palabra de Dios, Dios conoce nuestra capacidad. Cuando leí esta historia estaba pensando, una vez más, en lo que es nuestro México, nuestra nación y la gran oportunidad que Dios no está dando de escribir en las páginas de la historia misionera. Antes dije, que la nación que en los últimos años ha sido usada grandemente por Dios para llevar el Evangelio hasta lo último de la Tierra en los Estados Unidos de Norteamérica, pero también dije que yo pienso que Dios está mirando a nuestro pueblo. Yo creo sinceramente que Dios quiere usar al pueblo mexicano, al pueblo hispano. No tengo la menor duda. Estuve en una conferencia misionera internacional y estaban unos hermanos de Ecuador. Estos hermanos, dos de ellos, un ecuatoriano y un hermano de Venezuela; estábamos hablando, estaban dando testimonio y dijeron “nosotros vemos como Dios está usando a México y nosotros estamos mirando a México para aprender como lo están haciendo; pero, si ustedes los mexicanos no aprovechan la oportunidad que Dios les está dando, se las va a quitar de las manos”. Cuando ese hermano dijo eso yo comencé a llorar. Primeramente de pensar que nos están observando. En este caso unos hermanos de Ecuador y un hermano de Venezuela están mirando a México para ver que estamos haciendo. Ellos saben que algo está pasando en México, saben que Dios está haciendo algo en México. Dios, mirando nuestra acción, otros hermanos mirando nuestra acción, otros hermanos viendo lo que Dios está haciendo aquí en México y a través de nuestro México.

Cuando yo leí esta parábola, esta enseñanza de los talentos, como Dios dio estos talentos sus siervos, como él quiso conforme a su capacidad me puse a pensar en México. Me puse a pensar en cómo nosotros hemos recibido de Dios algo muy especial y que sería una tragedia que por idiosincrasia o por pensamientos de que nosotros no podemos; ¡cuántas veces he escuchado iglesias que dicen “es que nosotros no podemos hacer eso porque somos muy pobres”!. Hermano, no se trata de lo que tú y yo tenemos, se trata del Dios que tenemos. Dios nos va a pedir más de lo que podemos dar o podemos hacer. Eso sí, nos va a desafiar a la fe, nos va a desafiar a movernos a más, porque Dios quiere que extendamos nuestra tienda, nuestra influencia en este mundo. Pero, tristemente muchas veces por cositas: por falta de fe, por falta de entendimiento, por falta de visión; ese talento que Dios ha puesto en nuestras manos, no queremos ir a enterrarlo, ¿verdad hermanos? Yo no quiero ser como ese siervo negligente, que pensó “mi amo, mi señor es exigente y yo no quiero que cuando él venga, pues yo no hay ganado nada”, Dios nos libre de esa mentalidad. Dios nos libre de una mentalidad mediocre, de una mentalidad en la que yo no puedo. Porque no tengo. Tenemos que ir cambiando esa mentalidad en nuestra nación. Porque recuerden, no se trata de que Dios nos vaya a pedir algo que no tenemos.

Primeramente, Dios está buscando el corazón y cuando Dios tenga el corazón va a tener todo lo demás. Pero, tenemos que domar este regalo, este don, que Dios nos está dando y producir para la gloria de su nombre, entendiendo, por supuesto, que él es quien produce. Él solamente está esperando que nosotros seamos instrumentos en sus manos. Yo creo sinceramente que he mencionado algunas cosas que pueden impedir que nuestra nación sea usada de manera grande, algunos obstáculos que pueden venir. Voy a mencionar tres cosas que pueden estorbar en la iglesia y pueden estorbar a la iglesia, para que la iglesia sea usada por Dios, para que el Evangelio llegue hasta lo último de la Tierra. Quizás de una manera más particular quiero hablarles de lo que es la iglesia.

1. Tener el corazón correcto

La primera cosa de que tenemos que tener para que Dios nos use como iglesia, para que seamos una influencia y para aprovechar ese talento que ha puesto en nuestras manos. Debemos de tener el corazón correcto.

Debemos de tener el corazón correcto y en esto, a veces cuando mi hijo Arturo habla conmigo, me habla de ciertas personas con las cuáles le cuesta trabajo convivir. ¿Hay alguna persona con la cuál a usted le cuesta trabajo convivir? Pues sí a todos nos pasa; ¿sabe usted que las relaciones humanas son algo de lo más difícil que hay? Porque somos diferentes, pensamos diferente, actuamos diferente, tenemos personalidades diferentes. Pero aquí en el Libro de Filipenses capítulo 4, Dios nos está dando una pauta, una enseñanza acerca de esto; y si yo voy a tener corazón correcto debo de comenzar dentro de la iglesia. Debo de comenzar entre otras cosas con mis relaciones y trato con los hermanos. Filipenses capítulo 4 versículo del 1 al 2 dice:” Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados. Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor.” Es muy interesante como son dos damas, Evodia y Síntique. Yo no sé porque no dice: “ruego a Pedro y a Josué” o “ruedo a Andrés y a Miguel”. No. Dice ruego a ” a Evodia y a Síntique” Yo recuerdo cuando iba en la escuela, cuando yo tenía problemas con algún amigo de la escuela o del salón; estoy hablando de cuando era creyente; pues, nos decíamos “nos vemos a la salida, nos damos unas trompadas y ya está”. Así arreglábamos nuestros asuntos. Pero, cuando unas chicas tenían problemas entre ellas, ‘íjole’, son tremendas las mujeres. Cuando se enoja una mujer con otra mujer, ¡guau!, pero yo lo vi; y no solamente en el salón de clases o la escuela, sino a veces en la iglesia también. Cuando las hermanas tienen problemas y traen temitas entre ellas, es tremendo. Aquí la Palabra de Dios, lo dice en la Biblia, ” Evodia y Síntique ” tenían problemas en la iglesia. Es muy interesante, porque estos nombres tienen un significado. Evodia quiere decir fragancia, Síntique quiere decir afable. Otro significado que escuché un día de estos nombres, es que Evodia es bendición y Síntique es armonía. Y no es precisamente lo que hay en la iglesia. No había ni olor fragante, ni había armonía, ni había un espíritu afable, ni había tampoco bendición; porque Evodia y Síntique tenían sus problemas.

LLevándolo un nivel general dentro de la iglesia, porque no solamente son las Evodias y las Síntiques, los varones también pueden tener sus problemas. La cuestión es la siguiente, es lo importante que las relaciones de los hermanos dentro la iglesia sean correctas. ¿Cómo Dios va a usar a una iglesia conflictiva?, ¿cómo Dios va a usar a una Iglesia en las que tienen problemas los hermanos, unos con otros? Una de las cosas que traen avivamiento a las iglesias es cuando los hermanos arreglan sus problemas unos con otros; y para arreglar problemas unos con otros requiere humildad. Eso es cristianismo. Un cristiano no es uno que viene a una reunión a escucha la Palabra de Dios y a cantar y viene vestido modestamente; eso se espera de un creyente que ama al Señor. Pero, un creyente, un cristiano es un seguidor de Cristo. Les llamaron cristianos, porque veían en ellos a Cristo. Veían al Señor en ellos; se burlaban de ellos al principio. Pero, ¡qué honor es recibir el nombre de cristiano! No solamente por una apariencia o porque yo me digo cristiano, sino por mi testimonio, por mi manera de actuar.

¿Saben que aquí no hay nadie que es perfecto?, ¿saben que aquí no hay nadie que esté libre de pecado, de error?, ¿sabe que a veces hay hermanos que simple y sencillamente están de malas? Así como usted a veces está de malas. A veces cuando estamos, por ejemplo, a las puertas de una conferencia, ¿sabe qué es cuando más el diablo va a atacar para que los hermanos se enojen unos con otros? Para que tengan roce unos con otros, para que tengan desacuerdos unos con otros. “No hermana ¿qué pasó con la comida?- “no hermana es que esto”- “¡ay! hermana”; y luego está diciendo “¡ay! deberías de ver a esta hermana que estaba encargada de esto” -“¡uy! no me digas” -” pues sí”. Y va la otra hermana y le dice a la otra. Y luego la hermana va y dice “hermana, ¿qué pasó con las sillas?” -“no, pues le tocaban a Pancho” – “¡Ay! ese Pancho, siempre hace lo mismo”. Y así empiezan los problemas, empiezan las habladurías y los chismes. La Biblia dice “quita al chismoso y va a terminar la contienda”.

Hermanos, queremos que Dios nos use. Cuando hablamos de iglesia, no hablamos del edificio, hablamos de nosotros. Nosotros somos los que formamos la iglesia, el cuerpo de Cristo. Así que si queremos aprovechar ese talento que Dios ha puesto en nuestras manos, tenemos que tener el corazón correcto, primeramente unos con otros. Nada más le pido de favor que si usted tiene algo que arreglar con un hermano o una hermana en la iglesia, arréglelo. Humíllese. La Biblia dice “es bueno haber sido humillado”. ¿Sabe porque a Dios le gusta que estemos humillados? Para que nos acordemos de lo que somos, no somos más que viles pecadores salvos por la gracia de Dios. Así que si hay algo, aunque te lo hicieron a ti, eso es difícil; “él tiene que venir y pedir perdón” y nos gusta y ¿por qué no haces algo, por qué no eres espiritual y das el primer paso?

 

2. Participar colaborando con la obra misionera

No solamente debemos de tener un corazón correcto en nuestras relaciones en la iglesia, sino también en nuestro dar para la obra misionera. En Segunda de Corintios capítulo 8, viene uno de los relatos más preciosos y ejemplares de una iglesia, que tenía un corazón para Dios. No voy a entrar en detalle, yo tengo un mensaje de este capítulo y de estos versículos. Vamos a ver el ejemplo de los hermanos de esta iglesia de Macedonia; Segunda de Corintios capítulo 8 versículos del 1 al 5 dice ” Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos. Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios“. ¡Qué testimonio más increíble! Hermanos, atribulados, sin embargo tenían abundante goce. Profundamente pobres, sin embargo abundaban en riquezas de su generosidad; daban conforme a sus fuerzas y aún más allá de sus fuerzas y pedían con ruegos que se les concediese el privilegio de participar en ese servicio para los santos. ¡Qué hermanos profundamente pobres! sin embargo generosos, ¿cuál era el secreto de estos hermanos? Lo dice el versículo 5 :” Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios ” Se dieron primeramente al Señor y como se dieron primeramente al Señor después tuvieron capacidad para darse a los demás.

Hermanos, hay una palabra que dice aquí en el versículo 4, ‘participar’. Cuando nosotros damos para la obra misionera estamos participando en la obra más maravillosa y más grande que es llevar el mensaje del Evangelio a las almas perdidas. Así como a ti te dio libertad el Evangelio a otros también se la puede dar. Dime si no es lo más maravilloso que hay. En nuestra iglesia lo que más me emociona es ver gente y vidas transformadas. Un borracho ahora viene a la iglesia, un drogadicto que está perdido en las drogas rescatado por la misericordia de Dios y ahora útil en las manos del Señor. Dime si no es eso maravilloso. Eso no tiene nombre, eso es maravilloso. Nosotros debemos tener el corazón correcto también en nuestro dar para la obra misionera. Debemos de comprender que es un trabajo de colaboración. Voy a dar un ejemplo un poco sencillo para que lo entendamos más fácilmente. ¿Recuerdan?, quizás algunos todavía están en ese tiempo, cuando de la escuela te pedían cooperación porque iba a haber una kermés o iba a ser algo especial para la escuela y pedían a los padres si podían dar dinero o un disfraz o un traje típico y no sé qué tanto. ¿Tú recuerdas? Alguna vez pasaste por ahí, yo sí. Eran cosas que te pedían y eso era para cosas de la escuela, no quiere decir que no sean importantes, pero realmente al lado de lo que es el Evangelio es superfluo. Nosotros como cristianos, el Señor no llama a ser sus colaboradores, no de una fiesta, no de una kermés, no de un disfraz que se va a usar una vez y luego se va a dejar, o un traje típico en un bailable folklórico, sino de la labor más maravillosa que es llevar el mensaje de salvación a las almas.

En Filipenses capítulo 4, el apóstol Pablo está dando también una especie de testimonio a los hermanos. Ya vimos como comienza hablándole a Evodia y a Síntique que arreglen sus problemas para que haya el espíritu correcto en la iglesia y que Dios pueda usar esa iglesia. En el versículo del 10 al 12 comienza a hablar el apóstol Pablo, de alguna manera dando sus credenciales o mostrando su corazón también, dice: ” En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. ” ¿Recuerdan que mencionamos contentamiento? que muchas veces no podemos llevar a cabo la obra de Dios porque no estamos contentos y queremos más y más; nos metemos en deudas y al final seguimos sin estar contentos. El Apóstol Pablo dijo “he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación, sé vivir humildemente y se tener abundancia, en todo y por todo estoy enseñado así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad” Y llegamos al famoso versículo 13: “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Pero mire el versículo 14 y 15: “  Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación. Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos ” Ahí nos está dando esa palabra ‘participar’, aquí queda claro lo siguiente, el siervo de Dios es enseñad para Dios para vivir en cualquier circunstancia, sin embargo dice el apóstol Pablo en el versículo 14: “ Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación.” Cuando escucho estas palabras pienso en el apóstol Pablo, lo que él está diciendo, en todo lo que conlleva pensar que en la obra misionera estamos participando. ¿No te parece increíble?, algunos dicen que unos van y otros sostienen la cuerda; otros dicen unos van y otros se quedan para sostener, y sí, de alguna manera es correcto.

No sé si en esta iglesia haya algunos que han sido llamados para servir al Señor de tiempo completo, no sé si algunos llamados para ir al campo misionero. Dios no va a llamar a todos, va a llamar a algunos. Pero, los que se quedan deben estar dispuestos a ayudar a los que se van para que lleven a cabo la labor que Dios les ha llamado. En otras palabras, somos benditos de Dios cuando él nos permite colaborar en su obra y si usted lo ve de esa manera va a cambiar mucho su mentalidad en cuanto a la obra misionera. Fíjese, a veces yo escucho que hay misioneros, seguramente el hermano Arturo también, que visitan montones de iglesias. He escuchado a misioneros aquí en México que me han dicho que han visitado más de 200 iglesias, tratando de levantar su sostén para ir al campo misionero. Y ¿sabe qué? no pueden levantar el sostén necesario; y yo en lo personal pienso “aquí, algo no está funcionando o el misionero no está compartiendo bien su carga y está mostrando bien a las iglesias lo que Dios le ha llamado a hacer o las iglesias no están entendiendo que se les está presentando, una oportunidad de participar con ese varón para llevar el Evangelio a otra parte del mundo”.

Cuando usted sostiene a alguien en la obra misionera, vamos a poner un ejemplo, si ustedes tienen un misionero que sostienen en China, seguramente lo han escuchado alguna vez, quizás haya quien diga “pues a mí me gustaría China”. Pero, ¿sabes qué? igual nunca vas a ir a la China, igual te gustaría ganar a los chinos para Cristo y nunca vas a poder llegar, porque Dios no te ha llamado para ir ahí, pero tienes una carga, pues tú debes de entender eso, a través de ese varón que Dios está guiando para predicar el Evangelio tú puedes llegar a China. Así es cómo funciona el plan de Dios. Dios te está permitiendo participar de su obra para que otros sepan de Cristo y tú también tengas parte en esa obra que Dios está llevando a cabo. Así que debemos de comprender que es un trabajo de colaboración, de equipo. Nosotros trabajamos en un equipo misionero y en ese equipo misionero cada uno tiene dones que Dios le ha dado. Hemos aprendido ya de los dones espirituales. Y todo lo que decía muy correctamente, Dios nos da dones para que nosotros seamos de bendición, para edificación de la iglesia y Dios da dones a cada uno conforme él quiere, los reparte como él quiere. Todo esto es para que la iglesia siga adelante y crezca y se fortalezca y madure, etcétera. De la misma manera en ese trabajo en equipo como iglesia, nosotros podemos colaborar en la obra de Dios; en llevar el Evangelio hasta lo último de la Tierra.

 

3. Comprender qué es un misionero

Si queremos aprovechar ese talento que Dios ha puesto en nuestras manos, como lo vimos en la enseñanza de los talentos; número 1 debemos de tener el corazón correcto en nuestras relaciones dentro de la iglesia y también en cuanto a nuestro dar para la obra misionera; número 2 debemos de comprender que es un trabajo de colaboración; y número 3 debemos de entender qué es un misionero.

Me imagino que seguido pasan hermanos presentando sus ministerios, el hermano Arturo no sé qué tan seguido pasa a misioneros hablando y mostrando lo que Dios le ha llamado a hacer. Un misionero, creo que es de las cosas que a nosotros nos tocó un poquito enseñar o compartir, porque todavía hay muchos pastores que están aprendiendo en nuestro México lo que es un misionero. Cuando nosotros visitamos las iglesias en México, éramos de los primeros que visitamos iglesias para ir al campo misionero y muchos pastores no entendían que era eso de misionero y qué es eso de estar visitando iglesias. Había pastores que se enojaban “cómo está eso de visitar y de sostén”; algunos pastores no lo entendían y créanme que algunos se enfadaban. Nos veían mal. Lo malo de esto es que el pastor compartía ese corazón con la iglesia y los hermanos en la iglesia veían a los misioneros con malos ojos.

Un misionero es un varón o también una dama que ha sido llamado por Dios para llevar a cabo una obra específica de transmitir este mensaje. Dios es diverso, usted nada más vea la creación; ¡qué diversidad hay en la creación!, de la misma manera Dios es diverso en como usa a sus siervos, como los llama, a donde los lleva, que va a hacer con ellos, como va a obrar. No solamente a través de ellos, sino es sus propias vidas.

Existen malos conceptos de lo que es un misionero. Primeramente un misionero no es un mendigo. Un mendigo es uno que está en la calle pidiendo dinero, que le den para poder comprar algo, algunos lo usan para bien, otros no. Pero, un misionero es un mendigo. Un misionero es un siervo de Dios, escogido por Dios ara llevar a cabo una labor especial a la cual Dios le ha llamado. No tengamos esa falsa idea, ese concepto de que un misionero y lo vemos con malos ojos. Tristemente en nuestra nación hay muchos hermanos que tienen malos conceptos o mal concepto de los misioneros. Algunas veces se lo han ganado, por mal testimonio, pero no todos son lo mismo. No todos son iguales. Hay que tener discernimiento, hay que tener sabiduría, hay que investigar. Muchas veces no es por un mal testimonio y simplemente por una mala información de lo que es un misionero.

Yo fui salvo en una iglesia que ama la obra misionera, la Iglesia Bautista Monte Abarim en Cuernavaca; es una iglesia que desde su mismo comienzo, cuando era misión, la primera ofrenda que se levantó en esa misión, en la casa del hermano Mike Patterson, la primera ofrenda que levantaron la enviaron a un misionero. Ese corazón lo sigue teniendo la Iglesia Bautista Monte Abarim. En nuestra iglesia vemos a los misioneros con gozo, con alegría, porque se nos enseñó. Si ha habido algunos casos no agradables, pero no todos son lo mismo hermanos, no todo es lo mismo. Aprendan a amar a los misioneros. Yo n le voy a decir los misioneros son héroes. No. Aquí el único héroe es el Señor Jesucristo, es él que lleva a cabo la obra. Si alguien me dice “¿tú qué has hecho?” -“nada, yo no he hecho nada, yo no salvo las almas, yo no tengo visión por mí mismo, yo todo lo que tengo y he recibido es por la pura gracia de Dios”. Así que ame a los misioneros, ame a esos hombres, a esas mujeres que muchas veces se tienen que ir muy lejos para llevar a cabo la voluntad de Dios. No son mendigos, no son pordioseros.

El apóstol Pablo en Filipenses 4.16 dice: ” pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades” Y en el versículo 17 continúa: ” No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta.” Él no iba mendigando. Cuando usted sostiene un misionero y ese misionero va al lugar donde Dios le ha enviado y gana almas en ese lugar, donde usted quizás nunca va a ir, ese fruto es suyo. Es fruto de ustedes como iglesia. En el versículo 18 y 19 dice: ” Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios.  Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” Esa promesa. Es una promesa con una condición era para aquellos que estaban dando para el siervo de Dios para que la obra de Dios siguiera adelante.

Queridos hermanos espero que hayan agarrado visión, que estén ahora más animados, estén con más ganas de ser parte de esta labor que Dios está llamando a nuestro país, de llevar el Evangelio hasta lo último de la Tierra, de ver la obra misionera como una oportunidad de participar en la obra de Dios; de arreglar problemas si hay problemas entre ustedes, si hay unos problemas, arréglenlo hermanos Dejen que Dios traiga avivamiento a su vida, deje que Dios traiga avivamiento a la iglesia; esto será en gran parte como usted responda a la Palabra de Señor.