ED: El Don de DAR – Hno. Abraham Morales Caballero

1 Corintios 13:8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 

Romanos 12:6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;
12:7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;
12:8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
12:9 El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.
12:10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. 

El Don de la Profecía se usaba únicamente para pregonar el evangelio.

El Don de Servicio y el Don de Lengua. La mayoría desea estos tres dones, son los que la gente quiere, pero la semana pasada vimos que el que más debemos tener es el Don de Servicio. Jesucristo fue el que lo tuvo. Y le preguntaban: ¿Quién es el mayor?, y Él contestó: “El que sirve”. Jesucristo vino a servir, y Él es el Mayor de todos nosotros, el que dio su vida por cada uno de nosotros. Es el ejemplo perfecto.

Yo creo que uno de los dones que más se necesita en las iglesias es el Don de Servicio. Dios nos menciona varios dones, y son para edificar la iglesia, no son para que nosotros nos vanagloriemos. Si Dios nos ha dado más de un don, ¡qué bendición!, entre más dones tengamos, mejores seremos para el servicio de Dios, según Efesios 4.

Romanos 12:8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría. 

EL DON DE DAR

El que reparte con liberalidad. El Espíritu Santo es el que nos da los dones, y Jesús es el que nos guía, nos ordena, y nos da de su poder para manifestar sus dones, y para poder llevarlos a cabo es Dios.

Romanos 12:4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,
12:5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
12:6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; 

Aquí nos habla acerca de lo que hace el Espíritu Santo, lo que hace Jesús y lo que hace Dios. Vemos la trinidad y a cada uno tiene su labor.

Dios no nos da los dones espirituales con el propósito de disfrutarlos nosotros solos, el don que Dios nos da es para compartirlo a la iglesia, para que ayudemos a otras personas y se fortalezcan las vidas cristianas en el Señor, y para que la iglesia siga creciendo. Para eso nos da Dios los dones.

Hoy mucha gente y en muchas iglesia dicen: “es que yo tengo el don de Dar” y se vanaglorian, se enorgullecen y a veces no sirven a la iglesia, y en vez de que ayuden a la iglesia, le son tropiezo. Pero es porque realmente no entienden lo que es un Don Espiritual.

  1. DAR EL EVANGELIO.

El don de Repartir o Dar, lo podemos usar para dar el evangelio. Una de las grandes cosas que nuestro Dios todo poderoso nos dio fue al Señor Jesucristo.

Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Todos los dones los tiene Jesucristo, por eso es perfecto, y Jesucristo se dio a sí mismo para que nosotros fuéramos salvos a través del evangelio de él.

Nosotros muchas veces pensamos: “Ay, van a hablar del don de dar, y será sobre dinero”. ¡Pero no siempre se trata de dinero, también usted puede dar el evangelio de Cristo!

Muchos cristianos que tienen el don de dar, ayudan económicamente, pero también se trata de dar el evangelio. ¿Cuántos de aquí podemos tener ese don, y no lo hacemos? Podemos tener años en la vida cristiana y nunca dar el evangelio.

Nos creemos a veces superiores al Señor Jesucristo. Si nosotros no estamos dando el evangelio de Cristo, estamos siendo egoístas y nos estamos haciendo superiores a Jesús, cuando Él se dio, siendo el Dios todopoderoso. No tenía por qué venir a morir, y lo hizo por amor, pero nosotros a veces no estamos dando.

1 Tesalonicenses 2:8 Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos. 

Ellos dieron el evangelio, y no nada más dieron el evangelio, sino también sus propias vidas. Pablo murió por el evangelio, lo abofetearon, lo arrastraron, pero el dio el evangelio por amor a nosotros. Algo tremendo es que nosotros podemos ejercer ese don de dar.

  1. DAR AMOR

Jesucristo dio amor a este mundo.

1 Juan 4:7 Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. 

A veces decimos: “es que no tengo dinero”, pero podemos dar también amor, porque Cristo vive en nosotros, y Dios es amor, y en ocasiones no estamos dando amor a la gente que nos rodea. Una vez le preguntaron al Señor Jesucristo: ¿Cuál es el gran mandamiento?, y Jesucristo les dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, tu alma y tu mente, y amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Podemos dar amor, pero muchas veces somos egoístas porque no queremos compartir el amor de Dios. No solo es dar dinero, también podemos expresar amor hacia la gente.

La gente allá afuera quiere que nosotros demos amor, quieren ver en nosotros el amor de Dios, pero a veces no lo ven porque no estamos fortalecidos en su Amor y no estamos bien delante de Dios.

  1. DAR APOYO FINANCIERO

Efesios 4:28 El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. 

Si vamos a dar, primero tenemos que dar nuestros diezmos, porque si estamos “ayudando a la gente” sin dar nuestro diezmo estamos mal, porque primero tenemos que dar lo que es de Dios.

Malaquías 3:8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. 

En Malaquías nos dice que debemos dar nuestros diezmos, entonces antes de ayudar a la gente debemos obedecer a Dios.

1 Corintios 16:2 Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas. 

El Apóstol Pablo nos está diciendo que también debemos dar ofrendas. Después nos dice que debemos dar más allá, apoyando a otros, como misioneros, y compartir con el que padece necesidad.

Entonces primero tenemos que dar lo que le pertenece a Dios, y si después de ahí, pueden dar más, está bien, pues los primeros cristianos hacían eso.

Hechos 4:34 Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido,
4:35 y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.

Estaban ejerciendo el don de dar. Dios no nos da a todos ese don. Pero hay hermanos que Dios pone eso en sus corazones, y dan más allá. Como los de Macedonia, que daban más allá de sus fuerzas.

Estos cristianos entendían lo que nuestro Señor Jesucristo dijo. Cuando yo estaba estudiando esto, primero Dios me habla a mí y me exhorta, y el Espíritu Santo me hace ver en cual posición estoy, y estoy en una posición muy baja, no lo hacemos, o por lo menos yo no estoy haciendo lo que dice la palabra de Dios.

Mateo 19:20 El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?
19:21 Jesús le dijo:
 Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.
19:22 Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.

Por eso los cristianos obedecieron. El ser cristiano no solamente es leer la Biblia, sino poner en práctica lo que la Palabra de Dios dice, el problema es que no la practicamos. Por eso es que Dios hizo una gran obra al principio, porque esos cristianos tenían el deseo de hacer las cosas que Dios les había enseñado y como Cristo les enseñó a través de los apóstoles. Esos cristianos daban y no había necesidad. Nosotros también podemos dar.

¿Usted que Don tiene?

  1. BRINDAR AYUDA

Juan ayudó a Pablo y a Bernabé. Cuando uno da ayuda, da de su tiempo. ¿Cuán es su don?

Hechos 13:4 Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre.
13:5 Y llegados a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juan de ayudante.

Juan ayudaba, y daba de su tiempo, y de sus fuerzas. También nosotros podemos dar de nuestro tiempo y de nuestras fuerzas.

Hechos 6:1 En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria.
6:2 Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas.
6:3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. 

También en filipenses vemos que Epafrodito ayudó a Pablo en la cárcel.

Qué bendición que ahora en la conferencia hubo hermanos que ayudaron y estuvieron dispuestos a ayudar a la gente y dar de su tiempo. Pero ¿Cuánta gente tuvo para dar de su tiempo y no lo hicieron? Pero qué bendición que hubo hermanos que quisieron dar de su tiempo, de su sabiduría, de su fuerza para estar con los niños. Dios quiere que sigamos ejercitando este tipo de dones.

Filipenses 2:25-30 Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano y colaborador y compañero de milicia, vuestro mensajero, y ministrador de mis necesidades;
2:26 porque él tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque habíais oído que había enfermado.
2:27 Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza.
2:28 Así que le envío con mayor solicitud, para que al verle de nuevo, os gocéis, y yo esté con menos tristeza.
2:29 Recibidle, pues, en el Señor, con todo gozo, y tened en estima a los que son como él;
2:30 porque por la obra de Cristo estuvo próximo a la muerte, exponiendo su vida para suplir lo que faltaba en vuestro servicio por mí.

Epafrodito ayudó a Pablo en sus necesidades, es se dio, y nosotros también podemos dar. No es cuestión sólo de dinero, podemos dar nuestro amor, el evangelio, nuestras fuerzas, nuestro tiempo, pero muchos no queremos dar nada.

¿Quién puede venir a limpiar la iglesia? “¡Yo no tengo tiempo! Muchos pensamos así. Queremos el don de profecía, el de ciencia, el de lenguas, pero no queremos el don de dar.

Si a una persona Dios le ha dado el don de repartir, esta persona lo va a hacer sin presunciones, lo hará generosamente y libremente. Dios no nos va a dar el don de repartir si no tenemos estas cualidades, porque Dios ve los corazones y ve que esa persona no es presuntuosa u orgullosa, sino ve que ese hermano es generoso, y Dios le ha dado el privilegio de tener ese don.

Si tenemos el don de dar, debemos ejercerlo para edificación a la iglesia, y la clave para dar no es cantidad, sino lo que inspira a otros. No es cuanto yo esté dando, sino que cuando me vean dar inspire a otros.

Una persona un día me dijo: “Tú tienes clases con los niños de tu colonia y sólo les das, y das y das”, pero debemos entender que es Cristo el que quiere que demos, que esos niños se acuerden que el amor de Dios se traduce en dar.

También me sugirieron: “Debes ya exigirles a esos niños que den ofrenda” pero esos niños no tienen dinero, son niños pobres, ellos vienen a recibir algo.

Pero eso a veces la gente no lo entiende. Debemos dar para que allá afuera esa gente diga que somos cristianos dadivosos y generoso, pero en ocasiones no somos así ni aún con nuestra propia familia.

Necesitamos ejercitar el don de dar. No importa lo que usted de, sino que inspires a otros a dar a la obra y el servicio de Dios. Cuando damos con libertad, damos con gozo. Cuando usted da tendrá un gozo que no lo pueda dar el mundo, cuando trabaja uno en la obra de Dios hay un gozo tremendo, hay más satisfacción, y lo que hacemos para Dios no es en vano, pues Él nos da de sus más grandes bendiciones.

EL DON DE EXHORTACIÓN

El don de exhortación no es el don de regañar. Muchos piensan así pero están equivocados. Hoy muchos piensan tener el don de exhortación y por eso “regañan a los hermanos y les dicen sus verdades”, pero ¡no! Eso está muy mal.

Romanos 12:8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.

La palabra “Exhortación” viene de una palabra griega que significa “Consolar, Animar y Advertir a otros”. No significa regañar.

Hebreos 10:24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; 10:25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

Hay gente que ya no viene a la iglesia, y Dios nos invita a consolarlo y a animarlo para que vuelva a la iglesia, en vez de regañarlo necesitamos animarlo, y si está pasando por algún problema lo podemos consolar.

Si Dios puso eso en su corazón es porque el Espíritu Santo quiere que usted use ese don.

“Estimular” significa “Despertar”, despertarnos al amor, despertar a otros al amor. Quiero que veamos dos personajes que tuvieron este don.

El Espíritu Santo tiene ese don, pues es nuestro consolador. También Bernabé.

 

Hechos 4:36 Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre,

Si vemos el contexto, José era el que daba

Hechos 4:32 Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. 4:33 Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos.
4:34 Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido,
4:35 y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.
4:36 Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre,
4:37 como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles.

Bernabé lo puso a los pies de los apóstoles, por eso le pusieron “hijo de consolación”. Bernabé animaba y consolaba a otros. Consoló al apóstol Pablo

Hechos 9:26 Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo.
9:27 Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús. 

Los apóstoles le tenían miedo a Pablo, porque él arrastraba a los cristianos, y Pablo se quería juntar con los apóstoles, pero ellos no querían, y ¿Quién fue el que lo ayudó? Bernabé fue quien lo animó, lo consoló, y tomándolo lo trajo a los apóstoles.

¿Cuántos hermanos necesitan que nosotros seamos así? Necesitan que los animemos y los traigamos, pero no lo estamos ejerciendo y deberíamos ejercer este tipo de don. Bernabé lo hizo, y no nada más con Pablo.

Si Bernabé no hubiera animado a Pablo, éste se hubiera desanimado y no hubiera hecho las grandes cosas que Dios hizo a través de él. Dios usó maravillosamente a Pablo, y fue gracias a que Bernabé lo animó para que siguiera adelante, para que no se “agüitara”, le decía: “si los discípulos no te quieren juntar, vente para acá, no te desanimes”.

Este es el don de Exhortación, animar y consolar a otros.

Hechos 15:36 Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están.
15:37 Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos;
15:38 pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra.
15:39 Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre.
                                    15:40 y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor, 

Dice la Biblia que Marcos ya se había apartado de ellos, y que Pablo no quería porque Marcos no había ido con ellos a la obra. De tal forma que hubo un desacuerdo entre Pablo y Bernabé, así como en la actualidad hay desacuerdos entre hermanos, eso es normal. Y Bernabé tomó a Marcos porque Pablo no lo quería, entonces Bernabé lo tomó y lo consoló, y Pablo no sabía que Marcos después le sirvió a él.

Hermanos, nosotros también podemos tener ese don, como Bernabé lo tuvo.

Filemón 1:23 Te saludan Epafras, mi compañero de prisiones por Cristo Jesús,
1:24 Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, mis colaboradores.
1:25 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.

Hermanos, si Bernabé no hubiese ayudado a Marcos, éste no estuviera ayudando a Pablo, y Marcos le fue muy útil a Pablo gracias al ánimo que le brindó Bernabé.

Si usted tiene ese deseo de animar a la gente, hágalo, y con la ayuda de Dios usted va a ayudar a mucha gente, así como Bernabé. Nosotros debemos tener ese carácter de animar a los que están tristes para que sigan adelante.

Filemón 1:7 Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido confortados los corazones de los santos.

Aquí vemos que también Filemón tenía ese don de Exhortación, de confortar y animar a los hermanos. Pero nosotros muchas veces penamos que el don de exhortación es regañar al hermano, hablarle de sus pecados, decirle que está muy mal, pero en vez de animarlos, los hermanos se sienten mal ya no vienen a la iglesia. No debe ser así, debemos animar para que la iglesia se siga edificando.

Cada cristiano que practica el don de la exhortación con sinceridad, las personas perdidas vendrán otra vez a Dios. Ayudemos a las personas a ver la necesidad que ellos tienen para que ellos busquen a Dios, y para que ellos sigan trabajando en la obra de Dios.

Si tienen la posibilidad de animar a alguien, háganlo, si tiene usted la posibilidad de dar de su amor a alguien, ayudarlo, darle de su tiempo, puede hacerlo. Recuerde, no sólo se trata de da dinero, sino de dar los dones que hoy vimos, y podemos ejercitarlos.